Revista Científica
Vol. 19. No. 33, p. 81-87 / noviembre 2019 |
e-ISSN 1998-8850
URL: http://lacalera.una.edu.ni
DOI: https://doi.org/10.5377/calera.v19i33.8845
correo: lacalera@ci.una.edu.ni
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Desarrollo Rural |
Proceso de aprendizaje agroecológico desde la práctica de la meliponicultura: una experiencia de campesinos en
Santa Lucía, Nicaragua
Agroecological learning process from the practice of meliponiculture: an experience of peasant farmers in Santa
Lucia, Nicaragua
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Yorlis Gabriela Luna Delgado1, Jader Antonio Angulo Sobalvarro2
1 MSc. En Ciencias Matemáticas, Número ORCID: https://orcid.org/0000-0002-3879-8252, ylunadel282003@yahoo.com
Instituto Nicaraguense de Tecnología Agropecuario (INTA)
2Ing. Agrónomo, Número ORCID: https://orcid.org/0000-0003-3276-8869, jadersobalvarro83@gmail.com
Instituto Nicaraguense de Tecnología Agropecuario (INTA)
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RESUMEN
La agroecología como práctica, ciencia y política, es la única alternativa para crear sostenibilidad, resiliencia y una nueva forma
de vida que resignifi que los territorios campesinos. Por eso, para
preservar la vida en el planeta son urgente acciones y estrategias
que conlleven a que cada vez un mayor número de familias agricultoras asuman la agroecología como forma de producir y de vivir.
Esto es un proceso de aprendizaje donde intervienen diferentes mediadores pedagógicos que facilitan o retrasan el propio aprendizaje.
En el presente trabajo, analizamos el proceso de aprendizaje de la
agroecología desde la práctica de la meliponicultura en Santa Lucia,
Boaco, donde a partir de una serie de intercambios de campesino
a campesino en meliponicultura se ha logrado revitalizar el movimiento agroecológico. Alcanzando en pocos meses 50 nuevas familias meliponicultores, de ellos 25 nuevos productores con prácticas
agroecológicas; con 115 cajas y 25 troncos con los cuales están rescatando cinco tipos de abejas nativas. En este proceso los mediadores pedagógicos han sido la actividad con meliponinos, la relación
con promotores agroecológico de experiencia, la cultura local, el
liderazgo y fortaleza organizativas territoriales.
Palabras Clave:
meliponinos, aprendizaje, mediación, agroecología.
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ABSTRACT
Agroecology—as practice, science, and politics, is the only alternative for creating sustainability, resilience and a new form of life that
resignifi es peasant territories. In order to preserve life on the planet,
actions and strategies are needed that lead an ever-greater number
of farm families to take on agroecology as a form of production
and form of life. This is a learning process in which distinct pedagogical mediators intervene, facilitating or obstructing learning. In
this article, we analyze the learning process of agroecology from
the practice of meliponiculture in Santa Lucia, Boaco, Nicaragua,
where, after a series of peasant to peasant exchanges in meliponiculture, the agroecological movement has been revitalized. Between
January and June 2018, 50 new families began producing melipona
bees, and 25 of these families employ agroecological practices. In
total, 115 boxes and 25 tree trunks were producing fi ve diff erent
species melipona bees at the time of fi eld work in June 2019. In this
process, pedagogical mediators have included the practical activity
with meliponinos, the relationship with experiences agroecological
promotors, local culture, and the territorial leadership and organizational strength of producer families
Keywords:
meliponinos, learning, mediations, agroecology
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N
icaragua tiene una alta vulnerabilidad frente al cambio climático, por eso es ur- gente construir estrategias que permitan mitigar sus efectos y crear resiliencias a nivel de paisajes. Para lo cual, es indispensable analizar las experiencias exitosas en el corto y
mediano plazo de avances en la transición y masifi cación
agroecológica en los diferentes territorios del país, ya que
para las fi ncas y paisajes agroecológicos son sostenibles y
resilientes al cambio climático (Machin, Jaime, Lozano y
Rosset, 2010).
La agroecología es una alternativa frente al cambio climático, en Nicaragua, sin embargo, faltan el estudio
de las metodologías y estrategias que permitan llevar la
agroecología a escala, de ahí la necesidad de analizar las
experiencias exitosas de transición agroecológica y los
factores que facilitan y limitan el escalonamiento agroecológico. Este estudio pretende aportar elementos de
análisis desde el aprendizaje de la agroecología en Santa
Lucia, Boaco para la construcción de estrategias para la
masifi cación agroecológica.
La agroecología implica un proceso de aprendizaje social e histórico, que tiene dimensiones ambientales,
organizativas y sociales (Sevilla, 2011). Para llevar la
agroecología a escala son claves los procesos de aprendizaje (Mier et al., 2018); los cuales implican apropiación
de nuevas formas sociohistóricas, cambios en el pensar,
sentir y actuar que se materializan en las actividades concretas que los seres humanos realizan a nivel individual y
colectivo (Luna, 2012).
Estos “cambios de mentalidad” en los territorios
agrarios es un cambio de cultura productiva, ya que, por la
naturaleza histórica y social del ser humano, la cultura y
la naturaleza forman parte de un mismo proceso dinámico
y continuo. Cada cultura y cada momento histórico son
interdependientes para producir los esquemas y dinámicas
específi cas de “manejo” de la naturaleza (Lazos, 2009).
Por tanto, el paisaje es el resultado de la acción
humana, de la apropiación e interacciones culturales; y “se
torna signifi cativo en la práctica, en lo cotidiano, entre actores y sus conocimientos” (Lazos, 2009). De ahí, que es
en las acciones cotidianas de la vida que se reconstruyen y
resignifi can diariamente los territorios (Escobar, 2015).
En la cotidianidad los paisajes se reconfi guran,
con aprendizajes; que en sí mismos son procesos mediados. Entendemos a los mediadores como todos los factores que facilitan o inhiben el proceso de aprendizaje, parte
intrínseca del propio aprendizaje (Castellanos, Silverio,
Reinoso y García, 2002) y que describen y confi guran su
esencia (Luna, 2012).
Algunos de los mediadores más desarrollados
teóricamente son la interacción directa con el otro y la actividad. La actividad defi nida como todas las formas de
actuación del ser humano ya sean internas o externas, que
están dirigidas a la solución de tareas concretas y que están
reguladas de manera consciente (Talizina, 2000).
El trabajo con las abejas nativas o meliponinos
crea nuevos valores, resignifi ca los conocimientos, reconstruye, revaloriza y reafi rma las identidades, crea orgullo
y nuevos sentidos de vida (Genaro y Lóriga, 2018). La
meliponicultura permite crear nuevas relaciones entre las
abejas y los seres humanos a mediano y largo plazo, relaciones que van más allá de lo utilitario, económico y productivista (Chan, Anilú, Vera, Aldasoro y Sotelo. 2019).
Los meliponinos son los principales polinizadores en los ecosistemas de Mesoamérica, su servicio
ecológico es más efi ciente por sus profundas relaciones
con redes mutualistas planta-polinizador en los diferentes
tipos de ecosistemas (Ayala y Ortega, 2018; Brosi, Daily,
Shih, Oviedo y Durán, 2008). En Nicaragua hay una gran
diversidad de abejas nativas; algunas de estas abejas han
sido cuidadas y cosechadas por los pueblos desde tiempos precolombinos (Guzmán, Balboa, Vandame, Albores
y González-Acereto; 2011), por lo que forman parte de los
saberes contemporáneos, la memoria, la cultura e identidad de los pueblos y el patrimonio biocultural de los pueblos (Aldasoro, 2012).
Las abejas nativas sin aguijón se encuentran en
peligro de extinción junto a todos los polinizadores del
mundo, por el modelo dominante de la revolución verde
causante del cambio climático, de la contaminación por
residuos de agroquímicos en los suelos, el avance de la
frontera agrícola, la contaminación del agua y aire (Rodrí-
guez, McLaughlin, y Pennock, 2018); la pérdida de biodiversidad y fragmentación del hábitat. Con la extinción de
las abejas, estaría en peligro la supervivencia humana y la
reproducción de todas las formas de vida. La única alternativa para rescatar las abejas nativas es la agroecología;
las prácticas agroecológicas favorecen el establecimiento
de dinámica poblacionales en las abejas, que permiten la
permanencia de las poblaciones en el tiempo (Perfecto y
Vandermeer, 2012).
La matriz agrícola permite el movimiento de especies entre fragmentos de parches naturales y fi ncas que
conforman los paisajes; las forma de manejos infl uyen directamente en la anidación y forrajeo; condiciones básicas
para garantizar el desarrollo de las poblaciones de abejas
en fragmentos de parches naturales; cuando se fragmentados los espacios, se amplían la distancia entre el nido y la alimentación por lo que las poblaciones se disgregan y se
hace más difícil su supervivencia en el tiempo (Meléndez,
Ayala, Delfín y Manrique, 2017).
El municipio de Santa Lucia, Departamento de Boaco en Nicaragua fue uno de los lugares donde proliferó
el Programa Campesino a Campesino para la Agricultura
Sostenible en Nicaragua (PCAC), con una buena proporción de fincas y familias locales siendo agroecológicas. Por
tal razón, en el paisaje de Santa Lucía es notable las curvas
a nivel, barreras vivas y obras de conservación de suelo.
PCAC fue impulsado por la Unión Nacional de
Agricultores y Ganaderos (UNAG). Su metodología se
caracteriza por ser horizontal, basada en los principios de
la educación popular, el conocimiento local, el dialogo de
saberes entre pares y su principal herramienta es el intercambio campesino (Machín et al., 2010). Para el año 2000,
este programa llegó a tener al 28% de las familias rurales
nicaragüenses involucradas (Holt-Giménez, 2008), siendo un referente para el movimiento agroecológico en una
gran parte de los territorios del país.
A partir del 2008, el Instituto Nicaragüense de
Tecnología Agropecuaria (INTA), dentro de una política
pública de promotoría agroecológica y fincas de innovación, retomó a una gran parte de productores del PCAC
y acompañó la continuidad de los intercambios. A partir
de enero del 2019, el INTA en articulación con la Alcaldía
Municipal y los líderes territoriales, iniciaron un conjunto de capacitaciones en meliponicultura a productores del
municipio en varias comunidades, algunos de ellos líderes
históricos del PCAC.
A finales del año 2018 en distintos, talleres, giras
de campo y capacitaciones algunos productores planteaban que tenían troncos con abejas nativas, pero desconocían como cosecharlas y que les interesaba incursionar
en el rubro. A partir de ahí, una alianza territorial basada
en instituciones de gobierno, Alcaldía Municipal, líderes
locales, productores líderes y jóvenes del movimiento ambientalista, organizaron intercambios de conocimientos en
meliponicultura.
En un periodo de enero a junio del 2019, se dinamizaron los intercambios de campesino a campesino en
meliponicultura y más de 50 familias comenzaron a rescatar y producir estas abejas nativas; aproximadamente la
mitad de las familias en este período iniciaron una transición hacia la agroecología en sus fincas. En el presente
trabajo, realizaremos un estudio de caso, analizando el
proceso de aprendizaje de la agroecología tomando como
mediador pedagógico la práctica de la meliponicultura en
el contexto histórico-cultural del territorio de Santa Lucia,
Boaco.
Basado en la relevancia que tiene el CAC en las
matrices agrícolas que conservan biodiversidad (Perfecto
y Vandermeer, 2012), estas experiencias muestran casos
en que las familias agroecológicas de experiencia en CAC
son las que más se están apropiando de aprender y enseñar
la meliponicultura, y a partir de sus liderazgos, otros productores se motivan en la meliponicultura. Mientras tanto
cuando productores convencionales participan en intercambios CAC en meliponicultura, se motivan por cuidar
a las abejas e inician procesos de transición agroecológica
en sus fincas.
Por tal razón, en este estudio abordaremos una
posible relación en dos direcciones por un lado para realizar las actividades de proteger, cuidar, rescatar y garantizar la continuidad de las poblaciones de abejas nativas en
los paisajes es urgente la masificación de la agroecología
(Guzmán, Balboa, Vandame, Albores y González-Acereto, 2011). Y en sentido contrario, para la masificación de la
agroecología, son necesarios mediadores pedagógicos del
proceso de aprendizaje agroecológico y la meliponicultura se revela como uno de esos mediadores pedagógicos;
inmerso en la cultura y espiritualidad local (Mier et al.,
2018).
La importancia de este trabajo radica en que hay
muy pocos estudios sobre los meliponinos en Nicaragua,
y los que hay están enfocados en las cadenas de valor y
la economía familiar (Montenegro, 2013); muy pocos
se enfocan desde su relación con la masificación y escalonamiento de la agroecología.
MATERIALES Y MÉTODOS
El municipio de Santa Lucia, Boaco, fue uno de los casos
emblemáticos del PCAC en Nicaragua. Por esa razón,
cuenta con una amplia red de promotores y líderes agroecológicos, con fincas modelos y productores aledaños,
esta red ha sido sostenida por la voluntad, consciencia, la
creatividad y el entusiasmo de las familias con apoyo de
algunos aliados externos, como lo son el INTA, la Alcaldía
Municipal, la Asociación de Jóvenes Cristianos, líderes religiosos locales, territoriales y políticos.
Santa Lucia, Boaco, forma parte del llamado
Corredor Seco de Nicaragua. La zona se caracteriza por
estar situada a una altura entre 500 y 570 msnm y la temperatura anual promedio oscila entre los 25º y 30º C, la
topografía es irregular (INIDE, 2008); en la parte alta e
intermedia del municipio tiene un considerable número
de parches naturales con bosques en regeneración y áreas
agroforestales de café, con condiciones aptas para anidación y forrajeo de las meliponinos. Es un estudio mixto, con herramientas cuantitativas y de la investigación acción-participativa.
Se trabajó con un universo de 260 productores, la
muestra fueron 50 productores, por la naturaleza del trabajo se utilizó un muestro no aleatorio por cuotas o accidental
El trabajo se desarrolló con familias productoras
en las comarcas Los Garcías, El Llanito, Los Rivas, Los
Alvares y Las Mercedes. La metodología del trabajo fue
un enfoque mixto, herramientas cualitativas, grupo focal,
entrevistas y encuestas, con el objetivo de recabar información acerca de las unidades de análisis sociales, como
motivaciones, intensiones, expectativas y experiencias;
observación participante durante tres meses, revisión de
informes técnicos, análisis de contenido; herramientas de
la investigación acción participativa y de la estadística descriptiva. Se realizó triangulación de la información, y la
combinación de los métodos inductivo-deductivo.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La caracterización de los 260 productores participantes es:
10% eran productores innovadores líderes con una amplia
experiencia en el PCAC, con fincas con sistemas productivos con 20 años de rediseño y trabajan activamente con
el INTA, el 35 % productores aledaños con entre dos y cuatro años de realizar algunas actividades de sustitución de
insumos y reducción o eliminación de insumos químicos y
el 55% eran nuevos productores.
Las actividades realizadas de intercambio de conocimiento fueron trampeo de especies, cambio de tronco
a cajas racionales, proceso de alimentación, inducción
a las variedades de meliponinos y su importancia en la
polinización, realización de trampas para mosca vinagrera, aspectos generales del manejo, cosecha y división de
colmenas, identificación y biología de las abejas, ecotipos,
condiciones ambientales y saberes tradicionales. En los
primeros intercambios participó el productor Yoni Cortes,
de la Asociación de Productores Agroecológicos de Santa Teresa, Carazo, quien compartió sus experiencias a 20
productores líderes; a partir de ahí, se han realizado 35
intercambios, con más de 260 productores de todo el municipio.
A partir de este proceso, 50 productores y sus
familias iniciaron con la producción de meliponinos; en
cinco comarcas: Los Garcías, El Llanito, Los Rivas, Los
Alvares y Las Mercedes. Comarcas donde están la mayor
parte de productores innovadores con amplia experiencia
en el PCAC.A la fecha de realización de este trabajo tienen
115 cajas, 36 de jicote barcino (Melipona beecheii), 51 de mariolita (Tetragonisca angustula), 13 soncuan chele
(Scaptotrigona pectoralis), 11 de tamagás (Cephalotrigona zexmeniae) y cuatro de chicopipe (Nanotrigona mellaria).
De los 50 nuevos meliponicultores, ocho son lí-
deres históricos del PCAC, 17 son familias que ya han iniciado algunas prácticas agroecológicas en los últimos cuatro años y 25 son familias nuevas que iniciaron a realizar
prácticas agroecológicas a partir de la meliponicultura.
Las cajas han sido elaboradas por los propios productores y con madera local de las fincas, están rescatando al jicote barcino, mariolita, soncuan chele, tamagás y
chicopipe. Han realizado divisiones de colmenas y pase
de tronco a cajas, para evitar saqueos de nidos silvestres.
Asimismo, cada productor instaló trampas en sus fincas,
para un total de más de 101 botellas trampas, de las cuales
26 ya funcionaron para capturar mariolitas. Los productores del proceso plantean: “Ha sido una nueva experiencia,
conocí a las abejas pero nunca me había interesado por tenerlas en mi casa, ni por tenerlas en una caja, es la función
que ellas desarrollan, en la polinización de los cultivos,
eso me ha motivado…me ha ayudado a tener y compartir
con algotras personas y tener nuevas amistades…vienen a
mi casa y cuando miran que estoy recolectando las abejas
nativas, la gente se emociona, les llama la atención cuando
les explican, se han motivado, viera la gente se van encantada, vienen me invitan a ir a sus fincas a ayudarles…
imagínese hasta donde he llegado, siento que me ha hecho
cambios en la vida, además de eso, …son ingresos” (O.V.
García, comunicación personal, 17 julio, 2019).
El conocimiento de los procesos de polinización
y sus interrelaciones con el paisaje es uno de los mayores
cambios citados por los productores: “Uno de los mayores cambios o logros tenidos es el aprendizaje… Me
he dado cuenta que la producción se mueve gracias a la
polinización de las abejas, además que las abejas nos dan
el alimento cada día” (O.V García, entrevista 12 junio,
2019).
“Me gusta que se pueden incluir mi esposa y mis
hijos en la alimentación, me gusta mayor integración con
la comunidad… Yo a mis abejas les llamo mis niñas, mis
princesas, mis reinas porque ellas son parte de nuestra
familia y las miramos como las niñas de la casa” (J.A.
Angulo, comunicación personal, 14 de junio, 2019). Es
otra manera de trabajar para la sostenibilidad familiar, de
relacionarse con las abejas, observarlas, su trabajo diario
desde las 5 de la mañana sin parar hasta el anochecer, la
organización de las mismas, les hace sentir y pensar a las
familias que deben ayudarles. J.A. Angulo ( comunicación
personal, 2 de febrero, 2019) declaro: “Los abuelos me enseñaron como lo alimentaron, contando que en su época
ellos tuvieron 10 troncos y las cuidaban alimentándola con
dulce de caña a la par del tronco cuando no había comida
y una panita de agua con chibolas o tronquitos de madera
para que las abejas se pararan en las chibolitas o madera,
para que las abejas bajaran a beber agua sin ahogarse, para
que no fueran largo a buscar agua, mis abuelos dicen que
las abejas criollas son de nuestra familia”
En el caso estudiado de Santa Lucia, “el otro” son
las abejas meliponinos y los promotores agroecológicos lí-
deres del PCAC. Y “la actividad” son todas las actividades
que implican la crianza de las abejas nativas, la capturas, los traslados, los cuidos y manejos tecnológicos, y las
prácticas agroecológicas en las fincas. Es decir, la meliponicultura en sí misma es un mediador del aprendizaje de
la agroecología a nivel individual y colectivo.
“Es otra manera de ver la vida, es un aprendizaje
que no tiene precio porque las abejas no tienen precio…
Las abejas son defensoras de la vida… Me gusta la forma de trabajar de las abejas porque son sin aguijón, fácil
de trabajar y la producción de miel es medicinal, y sobre
todo que son de mis abuelos” (Y.F. Cortez, comunicación
personal, 28 de enero, 2019). “Dios nos dio la naturaleza
para cuidarla, respetarla, las abejitas son seres de Dios, es
un regalo que nos dio” (F.A.
Sobalvarro, comunicación
personal, 28 de enero, 2019).
El 87% de los productores encuestados plantean
que las meliponinos han sido
un proceso de aprendizaje,
que los ha motivado a observar más el paisaje, la floración,
estar pendiente del uso de
químicos en los alrededores, y
a interesarse más en la diversificación de la finca para garantizar floración y alimentación
para las meliponinos. Plantean
que les gusta por el hecho que
no tienen aguijón y ser de los
abuelos. Asimismo, hay una
integración de mujeres en un 22%.
En los distintos momentos, los productores concluyeron que la meliponicultura “es una forma de vida,
las meliponinos producen poco, pero es más una forma
de cuidar las comunidades y las familias” (M.A. Angulo,
18 febrero, 2019). Un productor manifestó, “Yo comencé
recogiendo un tronco viejo que estaba en la casa, luego
me di cuenta de que en ese tronco todavía había abejitas, y cuando conocí la importancia de la polinización fui a
rescatarlo y le pregunté a mi abuelita y ese tronco estaba
con mi familia desde que mis abuelitos se casaron” (Y.F.
Cortez, comunicación personal,10 de marzo, 2019).
El símbolo identitario inherente en la meliponicultura (por ser de los abuelos, bisabuelos y asociarlas a
su propia identidad familiar); la facilidad, la mancedad
de las abejas, el manejo cercano con las casas y el rápido
aprendizaje ha motivado a los productores convencionales por las abejas nativas (INTA, 2019) y con ellos se han
motivándose en los procesos de experimentación, prueba
y error en uso de bioinsumos, reducción y eliminación
de agroquímicos, diversificación de fincas, y de todas las
prácticas y principios de la agroecología. Iniciando una
especie de transición y aprendizaje agroecológico mediado por las meliponinos y los productores de experiencia
del PCAC.
Estos productores agroecológicos de experiencia
fueron los que más rápidamente se apropiaron de la tarea de
aprender y enseñar, motivados principalmente por la consciencia de la importancia en la polinización de sus cultivos,
se motivaron de rescatar saberes e incrementar las colmenas. Por lo que, a partir de sus innovaciones y liderazgo,
otros productores se motivaban, los llamaron, se interesaron, les piden ayuda en la captura, cambio de tronco a cajas e intercambio de experiencias
y capacitaciones.
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Para el rediseño de las fincas, las cinco comunidades, se articularon y realizaron dos viveros colectivos,
con un total de 8 000 plantas, 4 000 cada uno, organizaron
todo el proceso de forma colectiva, preparación de los sustratos, llenado de bolsa, sembrado, el riego, la resiembra,
las actividades culturales, la colecta de semillas de frutales, maderables y melíferos, entre las especies sembradas fueron cacao, cítricos, pitahaya, níspero y otros. Se
reunieron semanalmente a evaluar los avances, llevando
control de los aportes individuales para la distribución equitativa de las plantas según el aporte de trabajo de cada
cual. También, organizaron intercambios de semilla y material vegetativo, pitahaya, frijol canavalia, gandul, maíz,
frijol, hortalizas, piña, coco, granadilla, hortalizas, granadilla, cálala, piña, coco y algunos árboles forestales.
En todo este proceso, la cultura local, el liderazgo
y la fortaleza organizativa de los productores se fusionaron como un caldo de cultivo en la cotidianidad, de las
actividades diarias, individuales y familiares. Siendo la
base donde la actividad de rescate, crianza y producción
de meliponinos realizada en interacción con promotores
agroecológicos de avanzada fue tejiendo motivación, participación consciente y activa; responsabilidad y compromiso con la transición agroecológica de las propias fincas.
La cultura de los productores del municipio se
caracteriza por la unidad, las comunidades están compuestas principalmente por una o dos familias, por lo cual la
unidad es asociada a lazos familiares y a los liderazgos religiosos. Esta unidad se vincula con una fortaleza organizativa, redes territoriales de comunicación y apoyo, articulación y buena comunicación entre productores, técnicos
institucionales y líderes locales.
La combinación de estos factores permitió que
sin necesidad de proyectos externos o con alto financiamiento, se realizaran los intercambios, giras, y que las
cajas y todo el manejo se realizara con recursos locales
de los productores. Esto ha logrado que prevalezca una
motivación auténtica en el rubro entre los productores (y
no por pensar en algún beneficio material), que se retroalimenta continuamente con los intercambios, aprendizajes y evaluación de avances; y una mayor apropiación territorial, reconfiguración agroecológica del territorio y un nuevo
rubro productivo en el municipio y dinamizar los procesos
agroecológicos.
También fue relevante el liderazgo territorial del
Técnico de Innovación del INTA en el municipio, que
asume un rol de facilitador-organizador de los intercambios entre los productores, brindando acompañamiento
y seguimiento a los acuerdos, realizando la mediación y
resolución de conflictos, enlace con aliados externos municipales e intermunicipales y articulador de las fortalezas
y recursos entre los productores.
En este proceso, las limitantes son las afectaciones
de la mosca vinagrera; falta de rutas comerciales sólidas,
la migración de productores jóvenes en ciertas partes del
año hacia la ciudad o Costa Rica, que podría causar desequilibrios en los grupos e impactos organizativos.
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CONCLUSIONES
La meliponicultura en el contexto histórico y social de
Santa Lucia fue mediador pedagógico aprendizaje de la
agroecología; junto a la interacción con los productores
agroecológicos de mayor experiencia. Otros mediadores
transversales fueron la cultura local, el liderazgo territorial
y la fortaleza organizativa de los productores lo que ha
permitido que las fincas están avanzando en la transición
agroecológica, desde los recursos propios, un esfuerzo local para el desarrollo local y la sostenibilidad territorial.
Esta relación entre meliponinos y agroecología,
es sumamente relevante en el contexto mundial de búsqueda de políticas públicas capaces de dinamizar los esfuerzos de escalonamiento agroecológico frente al cambio
climático y la pobreza rural.
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Recibido: 8 de agosto del 2019
Aceptado: 2 de octubre del 2019
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