INNOVARE CIENCIA Y TECNOLOGÍA VOL. 11, NO. 1, 2022
Disponible en CAMJOL
INNOVARE Ciencia y Tecnología
Sitio web: www.unitec.edu/innovare/
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Autor corresponsal: fernando.escobar@unitec.edu.hn, Universidad Tecnológica Centroamericana, Campus Tegucigalpa
Disponible en: http://dx.doi.org/10.5377/innovare.v11i1.14091
© 2022 Autores. Este es un artículo de acceso abierto publicado por UNITEC bajo la licencia http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0
Revisión de Libro
La palabra en el viento. El libro Microrrelatos en el Bicentenario
The word in the wind. The book Micro-stories in the Bicentennial
Fernando Escobar
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Carrera de Humanidades, Universidad Tecnológica Centroamericana, UNITEC, Tegucigalpa, Honduras
El pasado 19 de abril se ha presentado una nueva
producción literaria co-producida por la Universidad
Tecnológica Centroamericana (UNITEC) y la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). "Microrrelatos
en el Bicentenario" no solo es un aporte importante a la
escena literaria nacional, sino que cumple el ideal de la
universidad hondureña (Universidad Tecnológica
Centroamericana [UNITEC], 2022).
La obra se presenta dentro de las actividades
conmemorativas del Día Internacional del Libro y del Día
del Idioma Español, al igual que se enmarca en las
celebraciones del Bicentenario de Independencia
Centroamericana. Sin embargo, inicio mi participación con
otra fecha importante. Hace un par de días, el 17 de abril
para ser exacto, celebramos la fecha del natalicio del poeta
Juan Ramón Molina. Algunos reconocerán en Juan Ramón
Molina la figura del gran poeta nacional. Pero para la
mayoría de los hondureños su nombre es aún rígido y frío
como los puentes y avenidas que llevan su nombre.
Cualquier lector que se haya acercado a la obra de
Molina, encontrará en ella a una sensibilidad unida a la
virtuosidad lingüística. El Premio Nobel de Literatura,
Miguel Ángel Asturias, lo llamó el "poeta gemelo de
Rubén", refiriéndose a Rubén Darío, príncipe de las letras
hispanoamericanas. Cada nueva generación de hondureños
aficionados a la literatura es sobrecogida por tal imponente
figura.
Nadie llega a Molina buscando un prócer. Llegamos por
la habilidad de su palabra, por su poderosa metáfora, por su
alto nivel estético. Sin embargo, una vez en su obra, estamos
ante una personalidad irreprimible. Molina nació en 1875, y
vivió en una Honduras que se reconstruía bajo el
movimiento de la Reforma Liberal, y en su ficción retrató a
su Tegucigalpa y Comayagüela, desde el preciosismo
natural en el poema “Río Grande”, ambiente bucólico de su
juventud, hasta los ambientes más sórdidos y crueles como
en cuento “El Chele”.
No leemos a Molina solo por el deleite, sino para que ver
y sentir el mundo que vivió. Un mundo complejo, brutal,
precioso y alucinante. Recorremos nuestra capital con sus
pasos, su mirada no tiene frenos, porque su aprecio fue
siempre con la gente común, y cómo la belleza, a veces,
puede esconderse en los lugares más prohibidos.
Pero... ¿por qué hablar de Molina en la presentación de
un libro que tiene poco que ver con él (aunque también
cultivó el microrrelato)? Molina murió a los 33 años,
olvidado en un lupanar a las afueras de San Salvador, en un
bar llamado "Estados Unidos". A pesar de ser poeta,
cuentista, ensayista, prologuista y de haber ejercido el
periodismo, Molina muere en 1908 sin haber publicado un
libro.
Será el esfuerzo del otro gran poeta nacional, Froylán
Turcios, que en 1911 hace la primera recopilación de
poemas y escritos llamado: "Tierras, mares y cielos" y es
esfuerzo para su amigo extinto que hace que la obra de
Molina a nuestros tiempos. Vinieron otras colecciones y
descubrimientos, pero todo redundaba en esa primera
publicación y ese primer esfuerzo. Lo que el poeta Turcios
hizo por su colega, es quizá uno de los actos más humanos
que existe: su rescate del olvido. Somos un país que ha
enfrentado muchos desafíos, sin embargo, ninguno duele
tanto como el desperdicio de nuestro talento.
Cada libro que se publica en nuestro país es un
pronunciamiento en contra del olvido. Cada libro que se
publica es una declaración que en esta tierra que nos vio
nacer, hubo hombres y mujeres que vivieron, lucharon,
pensaron y soñaron. Que esta tierra llamada Honduras hay
corazones y mentes que pueden transformar las promesas de
nuestros fundadores en una realidad.
Es curioso que en nuestra tierra también vivió la gran
civilización maya. Aún hoy admiramos sus edificaciones y
F. Escobar
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poco a poco resolvemos el código con que cifraron sus ideas,
y nos hace estar cada vez más cercanos a ellos. ¿Pero qué de
las múltiples naciones que también habitaron nuestro
territorio? ¿Qué quedó de ellos? Lamentablemente, su paso
por el tiempo solo ha dejado sombras. Y nos obliga a
preguntarnos: ¿qué será de nosotros? ¿Seremos solo
palabras pronunciadas en el viento? O podremos compartir
con la historia lo que hoy fuimos. Quizá lo más triste en un
país acostumbrado a las pobrezas, es dejar de reconocer que
la principal pobreza que podemos tener es nuestro propio
sentido de insignificancia.
Y eso, a fin de cuentas, es la tarea de la literatura: aceptar
que por ser individuos tenemos una voz y una experiencia
que podemos compartir. Algunos pensarán que le estoy
dando mucha importancia al fenómeno literario, sin
embargo, incluso para eso la literatura tiene una respuesta.
Nadie escribe por fama o dinero, ni para ser celebrado o
admirado. Escribimos con el único fin de ser leídos, para
que, en el azaroso viaje del tiempo y el espacio, alguien fije
su mirada en nuestro texto y comparta el inefable
sentimiento de estar vivo. Compartir pensamientos con los
antiguos griegos o mayas, o con un poeta modernista de
siglo XIX, o con una joven ingeniera del siglo XXI.
Los libros son las cadenas de este infinito intercambio de
vidas, y estos enlaces se hacen más fuertes con cada voz que
participa. Este enlace no solo se evidencia en lo literario,
también en las instituciones que se unen para este proyecto
del libro “Microrrelatos en el Bicentenario”: la UNAH y la
UNITEC. Resulta interesante como en el modelo de la
universidad medieval, los libros tomaron un protagonismo
importante. Después de mucho siglos e incontables
transformaciones, la comunidad universitaria nacional, la
Universidad de Honduras, se une para afirmar la existencia
de talento literario en nuestro país.
El Bicentenario de Independencia Centroamericana nos
dio una excelente oportunidad para la reflexión. Nuestros
autores exploran los temas de una nación que madura. En
parte ven un país lleno de riqueza, de valores e ideales, pero
por otro lamentan su estado actual. Pero no es un lamento
patético, es una exigencia al cambio, a incorporar, y hacer
realidad, nuestros ideales patrios.
El acto literario, escritura o lectura, es generalmente una
experiencia individual. Pero no hay nada más colaborativo
que la producción de un libro. Hay un famoso proverbio
africano que dice que "se requiere de todo un pueblo para
educar a un niño" (Goldberg, 2016), podríamos decir que
para hacer un libro se requiere de toda una comunidad
universitaria.
Comencemos por los que compartieron sus escritos en el
libro “Microrrelatos en el Bicentenario”, cuyos participantes
no solo fueron estudiantes, también escriben docentes,
personal administrativo y egresados, es decir, toda la
universidad. Luego podemos resaltar el trabajo de talleristas
que capacitaron a los participantes, correctores,
diagramadores e ilustradores (los héroes secretos del
proyecto). Un libro exige la articulación de toda una
comunidad de profesionales, y me complace decir que
estamos listos para este reto y muchos más, siguiendo la
campaña denominada “La Universidad Hondureña”
promovida por los rectores Francisco Herrera (UNAH) y
Marlon Brevé (UNITEC) para fomentar la colaboración
interuniversitaria.
Quisiera despedirme con estos versos del poeta Molina
(1996):
Pero mi oscuro nombre las aguas del olvido
no arrastrarán del todo; porque un desconocido
poeta, a mi memoria permaneciendo fiel,
recordará mis versos con noble simpatía,
mi fugitivo paso por la tierra sombría,
mi yo, compuesto extraño de azúcar, sal y hiel.
(“Río Grande”, p.10)
Conflictos de Interés
El autor declara no tener ningún conflicto de interés.
Referencias Bibliográficas
Goldberg, J. (2016, 30 de julio). It takes a village to determine the origins
of an African proverb. NPR.
https://www.npr.org/sections/goatsandsoda/2016/07/30/487925796/it-
takes-a-village-to-determine-the-origins-of-an-african-proverb
Molina, J. R. (1996). Tierras, mares y cielos. Secretaría de Cultura y las
Artes de la República de Honduras.
Universidad Tecnológica Centroamericana [UNITEC]. (2022).
Microrrelatos en el Bicentenario. UNITEC.
*Recibido: 22 abril 2022. Revisado: 22 abril 2022. Aceptado: 25 abril 2022.
Publicado: 30 abril 2022
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