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manejo de las circunstancias adversas. Los apoyos
estructurales que los vendedores percibieron son el
respeto a los derechos laborales amparados por ley y los
cambios y mejoras que la empresa realiza en cuanto a la
logística de las operaciones. La apertura a la opinión de
los empleados se percibió como un apoyo en las
decisiones de los altos mandos con base en las
necesidades manifiestas de los vendedores. Por ejemplo,
los entrevistados expresaron que las empresas son
arbitrarias en decidir las rutas en las que los vendedores
no serán acompañados por escolta, por lo que los
vendedores se sintieron inconformes. Por ejemplo, P7:
“no andar guardia en zonas que tal vez la empresa dice
que no son peligrosas”.
La empatía que el empleado percibe puede ser un punto
a favor para las empresas. Sin embargo, los vendedores de
ruta percibieron, en mayor medida, carencia de la misma.
Los vendedores percibieron: falta de comprensión,
indiferencia y énfasis en el dinero por parte de la empresa.
La manera en que las empresas actúan se percibió como
falta de humanismo. Esto se ejemplificó en la siguiente
expresión:
P8: “Imagínate si verdaderamente fuera más humana
la empresa tendría que estar una parte de recursos
humanos apoyándolo a uno ahí… pero si sólo vemos que
llega la gente de seguridad uno ya entiende que lo que
estamos haciendo nada más es cuadrar la existencia para
averiguar cuánto fue el monto del robo”.
Otro grupo de apoyo es concerniente al manejo de las
circunstancias adversas. Las medidas que los vendedores
observaron que las empresas tomaron para manejar la
situación de violencia incluyeron: pagar la extorsión,
negociar con los extorsionadores, reportar a la policía lo
sucedido, realizar auditorías tras los asaltos, uso de cajas
de seguridad en los carros repartidores, capacitaciones en
temas de seguridad y el cambio de ruta cuando ésta se
vuelve muy peligrosa. Esta situación se vive de forma
diferente en las compañías, mientras que unas toman
medidas para manejar las circunstancias adversas otras no
lo hacen en lo absoluto.
Un elemento destacable sobre la percepción del manejo
que tienen las empresas fue: el reporte a la policía puede
ser obligatorio para conseguir que la empresa asuma el
monto robado y que no le corresponda al empleado
pagarlo. Sin embargo, en ocasiones los vendedores
decidieron no informar a la empresa ni a la policía los
eventos ocurridos, cuando consideraron que el monto
robado fue poco y que pudo ser una pérdida de tiempo
realizar el reporte.
Otros medios para manejar la situación que las
empresas utilizan pueden ser vistos desde una perspectiva
negativa. Las auditorías que las empresas realizan se
percibieron como falta de confianza en el empleado, ya
que llegan al lugar del evento “a ver si es cierto” que el
evento ocurrió. Las cajas de seguridad pueden ser
conflictivas ya que los vendedores solo pueden tener un
monto pequeño de dinero en efectivo y los asaltantes
pueden “enojarse” al no conseguir más dinero. El cambiar
la ruta no es una medida tan accesible en las empresas, ya
que las rutas que “no son peligrosas” son pocas.
En cuanto a la actitud de satisfacción laboral, en el
discurso de los vendedores se pudo distinguir que ésta
depende de la estabilidad laboral que ofrezca la empresa,
las condiciones salariales, las relaciones con los
compañeros, la vocación innata del empleado, la
seguridad existente y las condiciones del trabajo que
realizan. La violencia intrusiva afectó la satisfacción,
principalmente en estos dos últimos factores, la seguridad
en el puesto y las condiciones de trabajo del mismo.
Los entrevistados expresaron que si el riesgo de ser
violentados no existiese se sentirían “más seguros”
realizarían su labor “más tranquilos” y su trabajo sería
“ameno, bonito, sencillo, relajado”, por lo que la
seguridad y cómo la empresa maneja la problemática de
seguridad puede afectar su nivel de satisfacción. Las
condiciones de trabajo también están estrechamente
relacionadas, ya que factores como los horarios, el andar
acompañado y la ruta de trabajo son determinantes para
aumentar o disminuir el riesgo de ser violentados.
Sobre el compromiso organizacional, los entrevistados
resaltaron que una de las principales razones para
permanecer en su puesto fue la necesidad económica.
Otros factores que influyeron en el nivel de compromiso
fueron también la seguridad, el salario, la imagen que la
empresa tiene ante la sociedad y los clientes, la antigüedad
alcanzada en el puesto y la posibilidad de desarrollar una
carrera en la empresa. Uno de los entrevistados describió
de la siguiente manera el compromiso de los empleados
en la empresa para la que labora, P6: “yo he hablado con
varias personas y lo mismo: ‘trabajo aquí porque no he
encontrado trabajo en otro lado’, ‘estoy acá porque tengo
que pagar tal deuda…’; dos o tres personas que
trabajamos en ese complejo le pueden decir: ‘no, yo
trabajo aquí porque me gusta, porque <nombre de la
empresa> es mi empresa’ de esas tres personas dos lo
hacen para que el jefe los escuche”.
4. Discusión
Los vendedores entrevistados reportaron efectos
tangibles como la pérdida de dinero o producto, el
ausentismo y el descenso en la productividad por la
violencia intrusiva en su trabajo. Sin embargo, se
percibieron consecuencias en sus actitudes hacia el
trabajo, principalmente al AOP, la satisfacción laboral y
el compromiso organizacional.
En este estudio, el AOP podría estimarse por cuatro
dimensiones: apoyos estructurales, apertura a la opinión
del empleado, manejo de las circunstancias adversas y
empatía. Sin embargo, el AOP evalúa solo un factor
(Eisenberger et al., 1986). Nuestro resultados se deben
probablemente a las características específicas de los