INNOVARE CIENCIA Y TECNOLOGÍA VOL. 11, NO. 2, 2022
Disponible en CAMJOL
INNOVARE Ciencia y Tecnología
Sitio web: www.unitec.edu/innovare/
1
Autor corresponsal: alvaradocariasiving@gmail.com, Asociación de Educación Médica Hondureña, Tegucigalpa, Honduras
Disponible en: http://dx.doi.org/10.5377/innovare.v11i2.14786
© 2022 Autores. Este es un artículo de acceso abierto publicado por UNITEC bajo la licencia http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0
Revisión
Portafolio médico electrónico como una herramienta en la evaluación
formativo: revisión literatura
Electronic medical portfolio as a tool in formative assessment: a literature review
Iving E. Alvarado-Carías
a,b,1
, José Gabriel Milla Mejía
a,c
, Nubia Hadanary Molina Baide
a,c
, Elena M. Gonzales
Bardales
a
, Ginalizia Murillo Castro
a,d
, Wendy Carolina Mejía
a,b
, José M. Madrid
a,b
, Cristina M. Thiebaud
a
,
Juan Fernando Suazo
a,e
, Jhiamluka Solano
a,f
a
Asociación de Educación Médica Hondureña, AEMH, Tegucigalpa, Honduras
b
Hospital Zafiro, Tegucigalpa, Honduras
c
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Tecnológica Centroamericana, UNITEC, Tegucigalpa, Honduras
d
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH, Tegucigalpa, Honduras
e
Departamento de Ortopedia, Chelsea and Westminster NHS Foundation Trust, Londres, Reino Unido
f
Departamento de Medicina Interna, Salford Royal Hospital, Manchester, Reino Unido
Historia del artículo:
Recibido: 1 agosto 2022
Revisado: 3 agosto 2022
Aceptado: 15 agosto 2022
Publicado: 31 agosto 2022
Palabras clave
Competencias clínicas
Educación médica
Portafolio médico electrónico
Retroalimentación
Keywords
Clinical competencies
Medical education
Electronic medical portfolio
Feedback
RESUMEN. Introducción. El portafolio médico electrónico forma parte de la evaluación formativa. Permite al
docente adaptar su proceso didáctico a las necesidades de sus estudiantes. También, promueve la retroalimentación
formativa efectiva. Esto ayuda a crear relaciones horizontales entre docentes y estudiantes. El objetivo de la revisión
fue describir el uso de los portafolios médicos y su impacto en la formación médica. Métodos. Se llevó a cabo una
revisión de la literatura en PubMed y Scielo. Se incluyeron artículos y estudios publicados sobre el tema en inglés y
español, desde el año 2012 hasta el 2022. Desarrollo. La Educación Médica en Latinoamérica, especialmente en
Honduras, depende en gran medida de la evaluación sumativa como método de evaluación prevalente. En países como
Estados Unidos y algunos de Europa, donde se utiliza el portafolio estudiantil ha prosperado y ha sido aceptado por
ambos docentes y estudiantes; generando una repercusión positiva en el aprendizaje de los mismos. Conclusión. La
implementación del portafolio médico en Honduras es un proceso viable y apropiado. Permitirá innovar la cultura
académica tradicional preexistente. Sus múltiples ventajas, tales como fomentar una evaluación completa a través de
la retroalimentación por parte de superiores y pares, además de la formación permanente y mejoría de habilidades
prácticas del estudiante, lo colocan como una herramienta esencial para la educación médica.
ABSTRACT. Introduction. The electronic medical portfolio is part of the formative evaluation that allows the
educator to adapt their didactic process to the needs of their students. It also promotes effective formative feedback
that helps create horizontal relationships between educators and students. The aim of this review was to describe the
use of medical portfolios and their impact on medical training. Methods. A review of the literature in PubMed and
Scielo was carried out, including articles and studies on the topic, published in English and Spanish, ranging from 2012
to 2022. Discussion. Medical Education in Latin America, especially in Honduras, relies heavily on summative
assessment as a prevalent evaluation method. In countries like the United States and some in Europe where the student
portfolio is used, it has thrived and been accepted by both educators and students, generating a positive impact on their
learning. Conclusion. The implementation of the medical portfolio in Honduras is a viable and an appropriate process
that will allow the pre-existing traditional academic culture to be innovated. Its multiple advantages such as
encouraging a complete evaluation through feedback from superiors and peers, in addition to ongoing training and
improvement of the student's practical skills, place it as an essential tool for medical education.
1. Introducción
La educación médica ha evolucionado de manera
acelerada durante las últimas dos décadas. Esto debido al
surgimiento de nueva evidencia científica que respalda
metodologías innovadoras de enseñanza y evaluación. Se
han dejado atrás las metodologías tradicionales que han
ido perdiendo su efectividad o se han vuelto obsoletas,
debido a la globalización (Talanquer, 2015). Existen
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múltiples definiciones para el portafolio médico. El punto
en común entre ellas es describirlo como una herramienta
en la que se almacenan o recopilan las competencias que
los estudiantes van adquiriendo a través de sus
experiencias a lo largo de su formación académica,
sirviendo como una evidencia tangible (Agostini, 2015;
Celis-Aguilar & Ruiz-Xicoténcatl, 2018). En el área de la
evaluación formativa, los portafolios médicos juegan un
rol importante. Su fin es que el estudiante obtenga
retroalimentación sobre su proceso de aprendizaje y que
pueda reconocer los elementos a mejorar, mediante un
aprendizaje autorregulado (Wood, 2018).
Con la retroalimentación obtenida, la interacción entre
estudiantes y tutores académicos mejora, siendo un
proceso de monitoreo constante y más accesible. Esto
fomenta una comunicación horizontal, propiciando un
ambiente favorable para el desarrollo académico del
estudiante y pedagógico del docente (Yoo et al., 2020). El
portafolio permite dar seguimiento y registrar las
competencias clínicas y no clínicas que se han ido
desarrollando. Sirve de evidencia para constatarlas. El
portafolio médico permite observar en diferentes etapas el
desarrollo de competencias éticas, así como la
construcción del profesionalismo de los futuros médicos
(Joshi et al., 2015; Heeneman & Driessen, 2017).
En Honduras, la Facultad de Ciencias Médicas (FCM)
de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras
(UNAH) fue fundada el 14 de febrero de 1882 por el
doctor en leyes, Marco Aurelio Soto. Desde el 26 de
febrero de 1882 hasta la actualidad, la FCM es la única
institución pública que ofrece la formación y titulación de
las carreras de Doctor en Medicina y Cirugía y
Licenciatura en Enfermería a la población (Aguilar Paz,
2004). Posteriormente, la carrera de Medicina y Cirugía
fue inaugurada en la Universidad Católica de Honduras
(UNICAH) en 1999 y en la Universidad Tecnológica
Centroamericana (UNITEC) en 2012, ambas instituciones
privadas (Bermúdez-Madriz et al., 2011).
La Carrera de Medicina en las diferentes instituciones
formadoras ha seguido un modelo tradicional centrado en
la evaluación sumativa. En la actualidad, ninguna
universidad del país formadora en el área de la salud
utiliza metodologías de evaluación formativa
debidamente estructuradas. Esto acorde a nuestra
investigación. Mucho menos hacen uso de un portafolio
médico en formato físico o electrónico. Lo anterior puede
relacionarse a su desconocimiento o a falta de recursos
para su implementación (Haldane, 2014).
Esta revisión analizó los aspectos que deben ser
incluidos en la construcción de un portafolio médico
electrónico y el impacto que dicha metodología puede
tener en el proceso de formación médica en Honduras. Se
espera que esta revisión proporcione elementos que
puedan ser utilizados por las diferentes universidades.
Que sea parte de un esfuerzo nacional de mejorar la
formación médica. Que impacte directamente en la
calidad de atención que recibe la población hondureña y
que a su vez enriquezca el perfil académico y profesional
de los egresados de la carrera de Medicina y Cirugía.
2. Métodos
Se llevó a cabo una revisión de la literatura en PubMed
y Scielo. Se incluyeron artículos y estudios publicados en
inglés y español sobre el uso de portafolios médicos y su
impacto en la formación médica. El período de los
materiales comprende desde el año 2012 hasta 2022. Las
excepciones son las publicaciones de Snadden Mary
Thomas (1998), Miller (1990), Aguilar Paz (2004), Atkin
et al. (2005) y Bermúdez-Madriz et al. (2011) por su
relevancia histórica. De igual manera, se consultaron
artículos que abarcaban elementos que sirven como guía
práctica para la implementación del portafolio médico
electrónico en Honduras. Se excluyeron artículos de
opinión o cartas al editor. Se utilizaron términos clave
como “portafolio dico’’, “evaluación formativa’’,
“retroalimentación’’, “educación médica’’ y
“competencias clínicas’’.
3. Desarrollo
En 1990, Miller describe en su libro The Assessment of
Clinical Skills/Competence/Performance como en la
educación dica existen los medios para evaluar las
habilidades, competencias y los conocimientos de los
estudiantes durante la formación de pregrado y postgrado.
Sin embargo, conclu que estos no son predictores
legítimos del rendimiento que tendrían al enfrentarse a los
casos reales de la vida profesional (Miller, 1990). Los
portafolios, comúnmente usados en las artes y
arquitecturas, ofrecen un espacio para recolectar
información no estandarizada que ayuda a valorar el
rendimiento de los estudiantes de manera individualizada.
Llegan donde la evaluación sumativa no logra acceder
(Agostini, 2015; Alcaraz Salarirche, 2016). Con el fin de
llenar este vacío, la educación superior fue adaptando y
transformando los portafolios como herramientas
evaluativas (Driessen & Tartwijk, 2014), uniéndose
posteriormente a la educación médica.
A pesar de estos esfuerzos, en Latinoamérica prevalece
el enfoque tradicional donde los modelos sumativos se
anteponen (Acosta Silva & Cruz Galvis, 2015). La
metodología de estos modelos consiste en medir los logros
alcanzados en relación con los objetivos de aprendizaje
previamente establecidos de un curso. Sin embargo, la
retroalimentación al estudiante es nula, evitando que se
produzca una guía para el enriquecimiento de su
rendimiento actual y futuro (Cilliers et al., 2012). La
evaluación formativa hace referencia a un proceso cíclico
en el cual el docente analiza a sus estudiantes y recolecta
información para implementar cambios que satisfagan sus
necesidades. Este proceso promueve la creación de
relaciones horizontales entre estudiantes y docentes.
Supera así al modelo tradicional centrado en el docente y
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pasa a uno más centrado en el estudiante. De esta forma,
se promueve el uso de metodologías como el aprendizaje
basado en problemas o basado en equipos (Dole et al.,
2016).
Para que la evaluación formativa tenga éxito, los
docentes deben implementar estrategias eficientes que
permitan conocer y motivar a sus estudiantes, además de
proporcionarles herramientas necesarias para que ellos
puedan regular su aprendizaje y hacerlo de manera
autónoma (Mendes dos Santos & Fischer da Silveira
Kroeff, 2018). Dicha evaluación no tiene como fin dar al
estudiante una nota de aprobación o reprobación, o de
medir su conocimiento o capacidad de memoria, a pesar
de que pueda adjudicarse un puntaje. La evaluación
formativa proporciona elementos para determinar si los
estudiantes han sido capaces de desarrollar nuevas
habilidades o competencias que los conviertan en mejores
profesionales. Esos elementos se desarrollan en gran
medida mediante la retroalimentación, que es el eje
central (Kornegay et al., 2017). La retroalimentación
efectiva ofrece al estudiante un espacio propicio para que
su pensamiento crítico lo lleve a procesos de reflexión
clínica. El fin es desarrollar y fortalecer sus propios
procesos de aprendizaje autodirigido (Agostini, 2015). El
aprendizaje autodirigido es vital en el proceso de
desarrollo profesional. Ofrece al estudiante un punto de
partida para conocer sus limitaciones, errores y poder
planificar los procesos que pueden ayudarle a mejorar su
rendimiento. Esto con el acompañamiento del profesor
(Yoo et al., 2020).
Existen estudios que sugieren que los docentes que son
expuestos a portafolios como herramientas de
autoevaluación y reflexión consideran que representan un
papel fundamental para generar la conciencia del rol
docente y promueven el crecimiento personal.
Adicionalmente, el portafolio le permite al docente
identificar sus deficiencias y generar métodos que ayuden
a mejorar sus estrategias pedagógicas (Arbesú García &
Gutiérrez Martínez, 2014; Patel & Shah, 2021).
Referente a los retos que el docente encuentra al
momento de emplear la evaluación formativa se pueden
citar: 1) la demanda de conocimientos sólidos en la
disciplina que imparte, 2) la atención constante de las
percepciones de sus alumnos, 3) el reconocimiento de los
retos de aprendizaje comunes que enfrentan los
estudiantes y 4) conocer diferentes metodologías de
enseñanza y evaluación que respondan las diferentes
necesidades de los estudiantes (Atkin et al. 2005). Para
poder comprender e identificar estas necesidades, el
docente debe formular las preguntas adecuadas que
permitan evaluar la comprensión y limitaciones del
alumno. A su vez debe tomar decisiones que promuevan
el aprendizaje efectivo.
Se ha documentado la percepción y aceptación de
estudiantes ante la introducción de procesos de evaluación
por medio de portafolios. Existe un nivel considerable de
compromiso y el éxito de su aplicación está acorde con la
importancia que se le dé a sus perspectivas y expectativas
(Chertoff et al., 2016; Oudkerk Pool et al., 2020). De
manera general, en medicina el portafolio evalúa
habilidades clínicas y académicas en tiempo real, de esta
forma también representa un incentivo de crecimiento
personal (Snadden Mary Thomas, 1998; Kanfi et al.,
2021). No obstante, algunos tipos portafolios pueden tener
desventajas en comparación a otros, ya sea porque no
permiten visualizar el desarrollo de manera lineal o
porque su uso es demasiado complejo para el estudiante o
el docente.
3.1. Tipos de portafolios
Los portafolios pueden variar en cuanto a su contenido
o propósito; siendo algunas de sus metas la reflexión, la
evaluación y el desarrollo profesional (Cuadro 1).
(Babaee, 2020).
Los portafolios reflexivos permiten al usuario llevar un
diario. Dan lugar a la autoevaluación y a la fijación de
metas académicas y personales. Esto los lleva a educarse
como profesionales introspectivos y autocríticos. Al
mismo tiempo, ofrecen un espacio para recibir
retroalimentación de pares y anotar resultados de
reuniones con tutores académicos (Pereira Stelet et al.,
2016). Los portafolios evaluativos guardan un registro de
las metas de aprendizaje. En ellos es primordial la
evidencia de la práctica del usuario, por lo que incluyen
formularios para procedimientos, discusión de casos
clínicos y realización de examen físico en pacientes
(Rodríguez Cardenas et al., 2020).
Cuadro 1
Clasificación de los portafolios según su propósito.
Reflexivos
Evaluativos
Desarrollo profesional
Formato estilo diario
Promueve la autoevaluación y fijación
de metas
Provee un espacio para llevar
anotaciones de retroalimentación de
pares y superiores
a
Formato estilo registro
Guarda evidencia de la práctica
clínica a través del llenado de
distintos formularios
b
Registra metas y sus logros a lo largo
del tiempo
Es indispensable el acceso a pacientes,
simulaciones de procedimientos u otras
oportunidades de aprendizaje
c, d
*En cada uno es esencial la retroalimentación y supervisión de personal con experiencia
a
Stelet et al. (2016),
b
Rodriguez et al. (2020),
c
Driessen & Tartwijk, (2014),
d
Chertoff et al. (2016).
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En cuanto a los portafolios de desarrollo profesional, el
énfasis está en el registro de metas personales y logros. Se
incluyen presentaciones académicas, publicaciones,
clases facilitadas, cursos atendidos u otros proyectos.
Estos últimos necesitan de un ambiente que provea
oportunidades de aprendizaje (acceso a pacientes o
simulaciones de procedimientos) y que al mismo tiempo
ofrezca la supervisión y retroalimentación de personal
capacitado (Driessen & Tartwijk, 2014; Chertoff et al.,
2016).
El portafolio puede ser orientado al desarrollo
personal. Se sugiere aplicar un sistema de monitoreo e
incentivo para sus usuarios, con una serie de preguntas
(Figura 1) (Driessen & Tartwijk, 2014). A medida que el
estudiante vaya desarrollando su portafolio, se podrá
observar el progreso mediante evidencia que respalde las
fortalezas y logros obtenidos en un determinado tiempo y
la resolución a las dificultades que ha encontrado (Sidhu,
2015).
Dependiendo del tipo de contenido y estructura, los
portafolios se clasifican en abiertos y cerrados. También
son denominados libres o estructurados, respectivamente
(Cuadro 2). Los portafolios abiertos proveen libertad al
usuario en cuanto a la estructura. Incluyen preguntas
abiertas y espacios libres donde se tiene la potestad de
convertir la herramienta en algo que los identifique de
manera personal. Uno de sus beneficios es recopilar
información de las etapas de desarrollo personal y
profesional a lo largo del tiempo. Sin embargo, hay un
consumo de tiempo y esfuerzo considerablemente mayor
en comparación a los portafolios cerrados. Es importante
recalcar que es indispensable un buen apego para obtener
resultados óptimos a largo plazo.
Los portafolios cerrados tienen la característica de ser
muy estructurados. Utilizan un formato preestablecido
donde los usuarios siguen instrucciones claras y concisas
para llenar los formularios (Muñoz Palacios, 2017). Estos
son más fáciles de enseñar a poblaciones que utilizarán un
portafolio médico por primera vez. Sin embargo, no
proveen espacio para la creatividad sobre decidir qué y
cómo plasmar el contenido y su uso ha demostrado
resultados negativos en algunos de los usuarios (Chertoff
et al., 2016). Una combinación de ambas modalidades se
ha denominado portafolio semiestructurado, el cual ha
sido más utilizado en el campo universitario por su
flexibilidad y facilidad de uso.
El portafolio médico muchas veces tiende a ser
asemejado con el Curriculum Vitae (CV). No obstante, el
CV no muestra el crecimiento continuo del estudiante o
las competencias que ha obtenido y mejorado a lo largo
de su carrera. En cambio, el portafolio registra cada
actividad. Esto con el fin de observar los cambios y
esfuerzos que hace el estudiante para adquirir nuevas
competencias y el desarrollo a lo largo del tiempo. Todo
mientras aprende y mejora las técnicas al aplicar la
retroalimentación obtenida por parte del docente
(Chamblee et al., 2015). Al momento de elegir el tipo de
portafolio a emplear, el principal elemento a considerar
debe ser el alcance deseado.
3.2. Herramientas en el diseño de un portafolio médico
electrónico
Las herramientas disponibles para la construcción de
un portafolio médico electrónico radican en la necesidad,
utilidad y aprehensión, tanto del docente como del
estudiante. Existen múltiples plataformas digitales que
ofrecen diferentes estrategias, costos, beneficios
académicos, entre otros. Para una elección correcta de la
herramienta, es necesario tener un objetivo común entre
plataforma, tutores y estudiantes (Ramírez-López &
Sánchez-Meza, 2013).
Figura 1. Preguntas a las que responden los formularios de un portafolio médico electrónico. Adaptado a partir de Driessen & Tartwijk,
(2014).
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Antes de decidir sobre la base de datos, en la cual se
creará el portafolio, se debe determinar el tipo de
orientación que tendrá, para definir las bases
metodológicas, considerando lo siguiente (Trejo
González, 2019): (1) si se utilizará la plataforma para
proporcionar recursos que apoyen la formación del
estudiante (incluyendo videos, libros o guías de estudio),
(2) si se permitirá una retroalimentación bilateral entre
docente y estudiante; y (3) se permitirá una evaluación
por pares para mejorar la comunicación y trabajo en
equipo.
Dentro de las herramientas para la construcción del
portafolio médico, se pueden mencionar los programas de
edición de Microsoft Office y otras que permiten la
creación de una herramienta original desde el inicio. Las
más genéricas son: Google Drive, Google Sites, Wikis,
blogs, sitios web (Weebly, Yola and Webnode) en las que
se registrarán en línea las actividades realizadas por el
estudiante e incluirán archivos educativos para lograr
obtener diferentes tipos de evidencias (Murillo Sancho,
2012; Ramírez-López & Sánchez-Meza, 2013; Trejo
González, 2019). En el caso de las Wikis, se tiene un
enfoque más grupal, a diferencia de los blogs que
contienen una plataforma más interactiva, aunque sus
contenidos son creados de manera individual. La
formalidad de estas últimas es menor a la de un
documento personalizado.
La creación de los portafolios electrónicos también
requiere de editores web. El fin es crear espacios
interactivos para la colocación de las evidencias
relevantes del protagonista, quien es el estudiante
(Quesada, 2013). Por otro lado, existen plataformas
prediseñadas que proporcionan la experiencia de un
portafolio como Edu-portafolio, Mahara y MyStuff. Los
dos primeros trabajan en conjunto y son integrados en una
plataforma de aprendizaje que recibe como nombre
Moodle (Murillo Sancho, 2012; Ramírez-López &
Sánchez-Meza, 2013). En los últimos años, la plataforma
Moodle ha tenido un mayor alcance y uso, debido a las
facilidades y ventajas que representa tanto en el ambiente
universitario como en la modalidad de aprendizaje a
distancia (Reis de Góes Monteiro Antonio et al., 2020). El
Moodle permite construir un marco de aprendizaje donde
el tutor y aprendiz están en constante comunicación con la
posibilidad de implementar otras características propias
de un portafolio médico (Oproiu, 2015; Gamage et al.,
2022).
3.3. Estrategias de promoción
La decisión de implementación de un portafolio médico
electrónico debe conllevar una planificación importante.
Incluye estrategias para promover su uso por parte de
docentes y estudiantes, así como la evaluación de su
impacto y constante mejora (Díaz Plasencia, 2016). El
modelo de Kotter tiene como fin gestionar y proveer
estrategias para los cambios que se desarrollen dentro de
una entidad. Permite que este proceso sea más rápido y
efectivo a través del tiempo, incluyendo nuevos métodos
de evaluación en la enseñanza (Torres Herrera, 2019).
Dicho modelo cuenta con 8 etapas, las cuales se pueden
agrupar en 3 principales: creación del clima del cambio,
compromiso y capacitación a la organización y la tercera,
implantación y sostenimiento del cambio (Keyser
Wentworth et al., 2020). En la primera etapa, se debe
proporcionar espacios que permitan facilitar una
introducción de la herramienta para educadores y
estudiantes. Es clave que todos los involucrados se
familiaricen con el formato del portafolio. Para esto se
recomienda hacer capacitaciones con ejemplos prácticos,
como simulaciones de las metas que se espera cumplir al
utilizar la herramienta en su día a día, de forma que se
demuestre el uso en su totalidad.
Se debe planificar la integración del portafolio al
currículum con base en las regulaciones de cada pensum
brindado por las universidades. Se debe considerar un
formato flexible que permita su incorporación a la
enseñanza (López López et al., 2020). El portafolio
electrónico es una herramienta que puede ser utilizada
incluso en ambientes en los cuales no se cuenta con
recursos financieros elevados, puesto que dispone de
plataformas electrónicas gratuitas con un alto margen de
calidad (García-Carpintero, 2017).
En la fase de implementación de la herramienta, puede
ocurrir una sobrecarga de formularios y un alto nivel de
ambición sobre todo en estudiantes de pregrado. Esto se
conoce comúnmente como errores clásicos (Gómez-
Urrutia & Arellano, Faúndez, 2019). Para evitarlos, se
debe procurar crear un sistema que tenga un enfoque
especial en las interacciones. Ya sea entre docente-
estudiantes o mentorías, proporcionando beneficios
didácticos (Canga Alonso, 2013). Existe un gran beneficio
detrás de crear capacitaciones para los maestros sobre
cómo dar retroalimentación. También en promover que
cada actividad realizada por los estudiantes sea hecha bajo
supervisión de alguien con mayor experiencia. Se crea así
un proceso adaptativo. Es importante considerar los
posibles retos y soluciones durante la implementación,
como los problemas tecnológicos (Driessen & Tartwijk,
2014).
Para medir el impacto a largo plazo existen los niveles
de Kirkpatrick. Estos son un modelo aplicado en
educación médica, creados en 1967, que dividen el
aprendizaje en 4 niveles: reacción, aprendizaje,
transferencia y resultados (Reyes et al., 2019) (Figura 2).
El primer nivel, reacción, es en el que subjetivamente el
estudiante evalúa al programa según su experiencia. El
segundo, aprendizaje, ocurre cuando hay una nueva
adquisición de conocimiento o habilidades prácticas.
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6
Cuadro 2
Clasificación de los portafolios según su estructura.
Abiertos o libres
Cerrados o estructurados
Semiestructurados
El usuario tiene la libertad de
decidir qué documentar y de qué
manera
Incluye preguntas abiertas y espacios
amplios para contestarlas
Requiere de un mayor compromiso
en tiempo y esfuerzo de parte del
usuario
a
Se utiliza un formato preestablecido
con preguntas cerradas
No permite un espacio para que el
usuario se exprese de una forma
más personal
Más fáciles de usar para poblaciones
expuestas a un portafolio médico por
primera vez
b
Constituye una combinación de las
características de los portafolios
abiertos y cerrados
Es el preferido en el ambiente
educativo por su flexibilidad y
facilidad de uso
c
a
Chertoff et al. (2016),
b
Muñoz (2017),
c
Ramírez-López & Sánchez-Meza (2013).
El tercero, transferencia, se refiere a cómo se aplican
los nuevos conocimientos y a cambiar comportamientos
en un ambiente de trabajo real. El cuarto nivel, resultados,
evalúa el impacto real del entrenamiento y los efectos
finales sobre el ambiente clínico y los pacientes (Johnston
et al., 2018).
El portafolio médico ha sido de gran utilidad para
múltiples países a nivel mundial como España, Estados
Unidos, Canadá, México, Cuba, Chile, Noruega y Reino
Unido, siendo este último el pionero. Poder involucrar una
herramienta de enseñanza de alto nivel, generará un
mayor aprendizaje y cercanía con el maestro y su interés
hacia el alumno.
La creación de una base de datos de este nivel no
requiere mayor complicación, ya que el uso de ltiples
herramientas electrónicas facilita su proceso (García
Fraile & Rojas Aguilera, 2018).
Para una implementación efectiva del portafolio, es
recomendable tomar como guía de estrategia el modelo de
Kotter, debido al impacto positivo que ha demostrado
tener en el ámbito de la gestión del cambio. Se contará con
tres etapas principales. La primera tendrá como fin crear
el clima para el cambio, es decir, se desarrollará un
programa de inducción explicando de manera concreta
acerca del portafolio como herramienta educativa. En la
segunda etapa, se introducirá esta herramienta generando
resultados a corto plazo. Por último, se consolidará la
herramienta y realizará modificaciones, según se amerite,
con base en la retroalimentación provista de los docentes
y estudiantes, manteniéndose así, como una herramienta
con mejora constante.
4. Conclusión
La implementación de un portafolio médico en
Honduras representa un reto importante. Esto debido a las
características culturales académicas que predominan en
la formación médica tradicional. Sin embargo, el
portafolio podría fomentar un aprendizaje y desarrollo
estandarizado de habilidades clínicas de los estudiantes.
Lo haría por medio de las acciones y recolección de
información durante su proceso de formación. La
introducción del portafolio ayudaría a identificar las
deficiencias formativas que se poseen en las diferentes
instituciones formadoras. Ayudaría a los tomadores de
decisiones a diseñar intervenciones que mejoren el
rendimiento de los futuros profesionales. Impactaría de
manera positiva en la calidad de atención que recibirán los
pacientes. De esta manera, se podrán expandir las
fortalezas (identificadas), así como estandarizar las
metodologías existentes.
Los diferentes tipos de portafolio varían según su
objetivo y estructura. Estos pueden ser reflexivos,
evaluativos o de desarrollo personal. Los primeros son
esencialmente diarios que incentivan al usuario a ser
introspectivo, fijar sus propias metas y registrar
retroalimentación de pares o tutores. Los evaluativos
primordialmente registran la evidencia de práctica a través
de formularios preestablecido. Los de desarrollo personal
registran tanto metas y logros, pero dependen de un
ambiente que provea oportunidades y ofrezca la
supervisión y retroalimentación de personas más
capacitadas. Dentro de la categoría del diseño del
portafolio, se encuentran los estructurados, libres y
semiestructurados. El estructurado tiene tareas y
documentaciones establecidas. El estudiante da su
resultado o reporte y al final permiten una simplificación
de la evaluación académica. En el libre, el estudiante es el
encargado de tomar la decisión de qué hacer y qué
documentar, para una posterior comprobación de las
competencias y habilidades que ha adquirido. Por último,
se encuentra el semiestructurado, el más popular entre
estudiantes, ya que cuenta con características del diseño
libre y del estructurado.
5. Contribución de los Autores
JS y EMG conceptualizaron el estudio. IEAC coordinó
la revisión de la literatura con EMG. Todos los autores
llevaron a cabo la revisión de la literatura y escribieron el
manuscrito. Todos los autores leyeron y aprobaron la
versión final del manuscrito.
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Figura 2. Los 4 niveles de Kirkpatrick. Adaptado a partir de Reyes et al. (2019).
6. Reconocimientos
Agradecemos a la Dra. Teshka Chakowa del Reino
Unido por su apoyo y guía al inicio de este proyecto y a
todos los miembros que nos han ayudado en las diferentes
etapas iniciales antes de la finalización de este manuscrito:
Dra. Ángela Díaz, Dr. Pedro Fernández, Dra. Andrea
Velásquez y Dr. Dennis Reyes.
7. Conflictos de Interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de
interés.
8. Referencias Bibliográficas
Acosta Silva, I. L., & Cruz Galvis, C. R. (2015). Estado del conocimiento
sobre la evaluación del aprendizaje, en algunos países de
Latinoamérica y España, durante 2003 y el 2013. Universidad Santo
Tomás. https://hdl.handle.net/11634/2604
Agostini, M. C. (2015). Aprendizaje reflexivo en la carrera de medicina :
un estudio acerca del portafolio en la adquisición de competencias
profesionales (1st ed.). Editorial Teseo.
https://uai.edu.ar/media/109532/aprendizaje-reflexivo.pdf
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