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experiencias de la vida cotidiana. El cómo se perciben las
personas desde sus pensamientos, emociones, acciones,
creencias tanto pasadas como presentes, posibilita la
conciencia del yo propio (González, 2018).
El sí mismo es una construcción que surge
fundamentalmente de la acción reflexiva dirigida a dar
respuesta a las subjetividades que hacen patente el yo, la
identidad, el ser. En palabras de Pallarés (1972) “el
concepto de sí mismo se refiere tanto a las cualidades que
la persona se atribuye a sí mismo como a la organización
de estas cualidades (…) se desarrolla como consecuencia
de la interacción de la persona con su ambiente”.
Desde el pensamiento de Michael Foucault (1990) el
conocimiento de sí mismo es un tipo de tecnología del yo.
Las tecnologías del yo “permiten a los individuos efectuar
por cuenta propia o con la ayuda de otros, cierto número
de operaciones sobre su cuerpo y su alma, pensamientos,
conducta o cualquier forma de ser”. Este tipo de
tecnología es una forma de razón práctica, como también
lo son las tecnologías de producción/transformación, las
dirigidas al funcionamiento de los sistemas de signos, las
que se asocian con el poder y la determinación de la
conducta.
El controversial ejercicio de autoanálisis reseñado por
Freud en el intercambio de correspondencia con Wilhelm
Fliess entre 1887 y 1904 (Anzieu, 1988; Porge, 2010), es
una muestra de los mecanismos empleados consigo
mismo en el intento de dar forma a los aspectos que se
encontraban irresolutos en el inicial planteamiento
psicoanalítico. De hecho, en el estudio introductorio al
Origen del Psicoanálisis escrito por Freud en 1895, Ernst
Kris indica que las referencias de Freud a su proceso de
autoanálisis mostraron “algunas de las alternativas de
progresos y resistencias (…) repercusiones que exceden
en mucho un simple proceso intelectual y exhiben todos
los signos de un genuino proceso analítico” (Freud, 2016).
Por igual se afirma que lo resultante de la introspección
freudiana fue aplicada posteriormente en pacientes, en
quienes lo aprendido contribuyó a la comprensión propia.
Vistas, así las cosas, acercando los planteamientos
relacionados al concepto de sí mismo y sus formas de
acceso al plano de la formación de los estudiantes de
psicología, es posible considerar enfoques pedagógicos y
dispositivos didácticos que permitan a estudiantes de
psicología el acercamiento, ejercicio y valoración de
mecanismos de autoanálisis o de autoconocimiento
tributarios tanto del sí mismo como del desempeño
profesional. En este sentido, el enfoque por competencias
puede resultar el más favorable para propiciar
experiencias concretas y contextualizadas en el plano de
lo cognitivo al perseguir el más allá de lo teórico-técnico
en la formación del psicólogo, permitiendo una
vinculación integral a la personalidad del estudiante
(Benito, 2009).
Si el psicólogo debe desempeñarse en su vida con la
mejor comprensión social posible, siendo un modelo
profesional de cómo luchar con ciertos aspectos de la
cotidianidad, cabe entonces pensar: ¿qué representa para
el estudiante de psicología una experiencia de autoanálisis
como ejercicio de conocimiento de sí mismo en su
proceso formativo? ¿De qué manera es posible gestionar
el conocerse a sí mismo durante la formación como
psicólogos?
A partir de lo anterior, los investigadores ponen en
juego conceptos y mediaciones técnicas para valorar la
experiencia de autoanálisis como ejercicio de
conocimiento de sí mismos en tres estudiantes de
psicología del Centro Universitario Tecnológico
(CEUTEC). Se describe así una experiencia de
autoanálisis a partir de un relato autobiográfico que es
analizando al tiempo que se construye. Se valora tanto su
contenido como el proceso mismo que lo genera.
2. Métodos
El diseño de esta investigación se configura bajo el
método hermenéutico inscrito en el paradigma
interpretativo de enfoque cualitativo (Denzin & Lincoln,
1994). La naturaleza del trabajo es exploratoria, dada la
perspectiva aproximativa a la realidad que se estudia y a
su vez, es descriptiva por centrase en la observación y
análisis de una experiencia particular de los
investigadores (Cea D´Ancona, 2001).
Se emplearon dos técnicas de recolección de
información. La primera es la autobiografía, tomada de las
metodologías de los relatos de vida o estudios biográficos
(Pujadas Muñoz, 1992; Valles, 1999; Arfuch, 2007). El
relato debía ser: a) de carácter temático (solo abordó
aspectos de la vida que colindasen con los propósitos de
la investigación); b) estructurado según la pauta propia de
cada informante; y c) sin límites a la extensión.
La segunda técnica son sesiones de sistematización de
experiencias (Ghiso, 2006; Ghiso, 2011; Jara, 2006),
donde los informantes comparten y analizan la
experiencia de escritura de su relato autobiográfico, bajo
consentimiento informado. Se realizaron ocho (8)
sesiones de sistematización y discusión entre el 25 de
mayo y el 15 de junio de 2022. Las reflexiones se
condensaron en ocho (8) preguntas generadoras
contestadas mediante el diálogo intersubjetivo y
transcritas posteriormente.
Para el análisis de la información recolectada en las
sesiones de sistematización se procedió siguiendo las
técnicas de categorización, codificación y síntesis
(codificación axial) (Strauss & Corbin, 2002; Mejía
Navarrete, 2011).
3. Resultados
3.1. El relato autobiográfico
El primer producto de la investigación es el relato