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nicaragüense era protestante en 1995. Entre 1995 y 2000,
el crecimiento protestante gradualmente bajó. Las
proporciones protestantes de la población a fines de los
años 90 eran entre 13 y 19%.
Un cuarto período de crecimiento modesto protestante
ocurrió entre los años 2000 y 2007. En 2007, una encuesta
de opinión de confianza reportó que los protestantes eran
el 28% y los católicos habían bajado a 57% de la
población. Según la Enciclopedia cristiana del mundo y el
Pew Forum, Nicaragua tenía entre 27 y 38% protestantes
en el año 2015.
La poca literatura científica sobre la explosión
pentecostal en Nicaragua menciona sólo algunos factores
posibles: actividades intensivas de evangelización hechas
por un número creciente de iglesias, la atracción
emocional del pentecostalismo (con su sanación por la fe,
hablar en lenguas, cantar, caer en el Espíritu),
insatisfacción con el catolicismo, diferentes relaciones
entre estado e iglesia y cambios en el liderazgo de las
iglesias pentecostales.
Desde los años 70, el liderazgo de las iglesias
pentecostales cambió de misioneros extranjeros,
principalmente estadounidenses, a nuevos líderes
nicaragüenses. Ellos pudieron comunicarse mejor y
directamente con sus amigos, conocidos y vecinos,
ayudando al crecimiento de sus iglesias. La Iglesia
Católica todavía pretende representar la mayoría de la
población nicaragüense, pero en los barrios pobres de
Managua, los pentecostales pueden constituir hasta la
mitad de la población. Diferente a la Iglesia Católica,
muchas iglesias pentecostales (y protestantes)
mantuvieron buenas relaciones con el nuevo gobierno
sandinista después del fin del régimen de Somoza en el
año 1979. En enfriamiento de la relación con la Iglesia
Católica en el período de los años 1981 hasta 1983 puso
al FSLN a buscar legitimidad con el sector progresista del
protestantismo, el cual constituía una minoría (si bien muy
ruidosa).
Algunas iglesias protestantes y pentecostales más
progresistas tenían bastante simpatía por el gobierno
sandinista, ayudando con las campañas de alfabetización
y alivio después de huracanes y terremotos. Los sectores
protestantes más conservadores, sin embargo,
representados especialmente por las Asambleas de Dios y
otras iglesias pentecostales tradicionales, en general
preferían quedarse fuera de la política. Pero esto era muy
difícil en este momento de la historia.
El historiador británico Calvin Smith (2007) concluyó
que, aunque los sandinistas dieron la bienvenida al apoyo
de cualquier grupo, incluyendo a los grupos religiosos, no
podrían permitir que los grupos de oposición operaran
libremente cuando la Guerra Contra se hizo más seria:
“Los evangélicos (igual que otros grupos) se
convirtieron en el blanco de represión porque los vieron
como parte de la oposición y por lo tanto una amenaza a
la hegemonía sandinista. Aún así, también se burlaron y
acosaron a los evangélicos a causa de sus creencias
religiosas. Mientras los cristianos opuestos al Frente
Sandinista fueron encarcelados o expulsados, varios
teólogos católicos de la liberación participaron en el
gobierno. El Papa fue acosado y predicadores evangélicos
de derecha del extranjero casi nunca recibieron permiso
para entrar a Nicaragua, pero a muchos cristianos de la
izquierda religiosa les dieron la bienvenida en el país.”
Las iglesias pentecostales en Nicaragua crecieron
particularmente durante la situación general de anomía –
la Guerra Contra, la pobreza, y la hiperinflación – en los
años 80. Más tarde había explosiones pentecostales en los
años 1990 a 1995 y después del año 2000.
5. El aumento de la población no religiosa en
Centroamérica
Guatemala todavía está entre los países más
protestantes de América Latina, junto con Honduras, El
Salvador y Nicaragua. ¡Guatemala también es el país
menos secularizado no solamente de América Central,
sino de todo Latinoamérica! La Enciclopedia cristiana del
mundo reporta apenas existe 1.4% de la población
guatemalteca sin religión en el año 2015, en comparación
con 6% reportados por el Pew Forum en el año 2014.
La Enciclopedia cristiana del mundo reportó 1.3% de
la gente sin religión en el año 2000 y 0.2% en el año 1970:
una multiplicación por siete en 45 años (Johnson & Zurlo,
2020).
Varios factores claves explican el fuerte aumento de la
población no religiosa en Centroamérica (¡y en toda
Latinoamérica!) después del año 2000: aumento de los
sueldos, aumento de niveles de educación, diferencias en
religiosidad entre generaciones, movilidad geográfica y el
fin de las muchas guerras internas. Sin embargo, la
anomía (recuerda este concepto de Emile Durkheim de
una falta caótica de normas aceptadas generalmente) sigue
a niveles altos por causa de la pobreza continuada (aunque
esté bajando lentamente), la inmigración internacional y
ahora especialmente la violencia criminal y pandillera
(muchas veces relacionada con el narcotráfico).
¡Hay una falta sorprendente de literatura sobre la
secularización en América Latina!
Según la tercera edición de la Enciclopedia cristiana
del mundo (publicado en 2020), los países más
secularizados de América Latina son Uruguay (¡donde el
35% de la población no tiene religión!), Cuba (con 21.6%)
y Chile (con 10.5% sin religión).
Los países centroamericanos típicamente están entre
los países menos secularizados de América Latina.
[Panamá 4.4%, Costa Rica 3.4% (aunque el Pew Forum
reportó 9%!), El Salvador 2.6% (Pew Forum reportó 10%
sin religión!), Nicaragua 2.6% (7% según el Pew Forum),
Honduras 1.9% y Guatemala 1.9% sin religión (pero el
Pew Forum reportó el 6% sin religión).]