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Autor corresponsal: leorely.reyes@unah.edu.hn, Universidad Tecnológica Centroamericana, Campus Tegucigalpa, Honduras
Disponible en: http://dx.doi.org/10.5377/innovare.v12i1-1.16012
© 2023 Autores. Este es un artículo de acceso abierto publicado por UNITEC bajo la licencia https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0/
Opinión
Necesidad del monitoreo in situ del dióxido de carbono en Honduras
Need for in situ monitoring of carbon dioxide in Honduras
Leorely Reyes Andrade
a,b,1
a
Universidad Tecnológica Centroamericana, UNITEC, Tegucigalpa, Honduras
b
Facultad de Ciencias, Instituto Hondureño de Ciencias de la Tierra, Universidad Nacional Autónoma de Honduras,
UNAH, Tegucigalpa, Honduras
En 2022, la Organización Meteorológica Mundial (WMO
por sus siglas en inglés) presentó conclusiones preocupantes
sobre variables esenciales climáticas y comportamientos de
fenómenos meteorológicos en el Informe del Estado del
Clima en América Latina y el Caribe. El reporte describe el
comportamiento que ha tenido la temperatura entre 2015 y
2021, con registros de valores mucho más cálidos en
comparación con valores registrados antes de la Revolución
Industrial. El reporte indicó también fenómenos más
frecuentes de sequía, ciclones tropicales y eventos de
precipitación extrema. En suma, se ha registrado fenómenos
meteorológicos que incrementan los riesgos relacionados
con el clima en la región (WMO, 2022).
De forma global, se está presenciando un calentamiento
causado con un alto nivel de confianza por el aumento de la
concentración de gases de efecto invernadero (GEI), como
lo ha venido demostrando el Panel Intergubernamental sobre
el Cambio Climático en cada uno de sus reportes (IPCC,
2023). La responsabilidad de los patrones climáticos
acelerados que se están viendo son producto de las
actividades antropogénicas (humanas). Esto es evidente
cuando comparamos los niveles de dióxido de carbono
(CO
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) en la atmósfera antes de la Revolución Industrial
(1850-1900). Dichos valores se registraron por debajo de las
300 ppm. En cambio, las concentraciones de CO
2
modernas
(1960-2022) han superado las 420.99 ppm. Este aumento
coincide justamente con el aumento de las temperaturas
globales (National Oceanic Atmospheric Administration
[NOAA], 2022).
La relación entre mayor concentración de CO
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y aumento
de temperatura introduce la necesidad de mitigar las
emisiones de GEI en la atmósfera. Dicha relación de estas
dos variables es un pilar de estudio en el comportamiento
climático terrestre. Cabe mencionar que hay variación en la
concentración de CO
2
y aumento de la temperatura en el
globo terrestre. Según uno se mueva espacialmente será
totalmente diferente. Estos movimientos en la atmósfera son
producto de la incidencia de la energía proveniente del sol y
de los factores determinantes que condicionan el clima
como: latitud, altitud, relieve, cercanías a las masas de agua
y corrientes marinas. Estos factores se encuentran en
constante interacción y modifican los distintos elementos
climáticos.
La Tierra está compuesta por distintos elementos
(litosfera, hidrosfera y atmósfera), los cuales interactúan
entre sí y producto de estas relaciones se da el clima
terrestre. Estos elementos cuentan con distintos reservorios
de carbono que interactúan con todas las piezas dinámicas
del planeta. Esto se conoce como el ciclo de carbono. El
ciclo del carbono es un concepto y estructura similar al ciclo
del agua. Los océanos y las superficies terrestres depositan
carbono a la atmosfera. Ambos se convierten en flujos
marcados de entradas y salidas desde un reservorio y otro -
la atmósfera y los seres vivos también son reservorios de
carbono- e influyen en el balance general de este elemento
(Intergovernmental Panel on Climate Change [IPCC],
2001). En la atmósfera, se almacena el CO
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por causas
naturales y por producto de las emisiones de las actividades
humanas. Estas últimas han causado un cambio en los
patrones de los flujos del ciclo, debido a que cada vez más
CO
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se libera a la atmósfera y los sumideros de carbono se
encuentran en reducción, principalmente por los cambios de
uso de suelo (deforestación).
El CO
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es un gas natural, pero también se produce por
actividades humanas como la industria, energía y transporte
a base de uso de combustible fósiles. Dicho gas tiene un alto