42
Usualmente, este tipo de productos son ofertados a menor
precio en comparación con alimentos naturales y frescos
como frutas y vegetales, con alto contenido nutricional. Esto
favorece la elección de alimentos carentes de nutrientes
como parte de la dieta de los niños latinoamericanos.
Además, dentro de los factores socioculturales
predominantes, se encuentra la baja diversidad de alimentos
en la canasta básica, ya que culturalmente en las dietas
centroamericanas prevalece el consumo de granos como
maíz, frijol y arroz, mientras que en las dietas suramericanas
predomina el consumo de tubérculos y cereales. En ambas
regiones, estos alimentos representan una significativa
fuente calórica.
El aislamiento ocasionado por la pandemia de COVID-
19 desencadenó múltiples situaciones que agravaron el
consumo de alimentos ultraprocesados en niños. Las
estrategias que fueron implementadas en respuesta al
COVID-19, incluyendo el distanciamiento social, el cierre
de escuelas, limitación peatonal, los cierres de fronteras,
afectaron las cadenas de suministros alimenticios y la venta
de alimentos naturales, frescos, nutricionalmente aceptables.
Este problema sometió a muchas familias a obtener otras
alternativas de alimentos, a menor precio con alto contenido
calórico (Fore et al., 2020). De esta manera, un mayor
número de niños sufrieron de malnutrición por la escasez de
alimentos saludables acentuado en los países de bajos
ingresos durante la pandemia.
La cuarentena como medida preventiva de la pandemia
de COVID-19 dejó un patrón de comportamiento sedentario
en los niños, acostumbrándolos a ver televisión, vídeos en
internet o jugar vídeo juegos, como medio de
entretenimiento. Esto generó mayor exposición de los niños
a múltiples campañas de publicidad televisiva favoreciendo
la oferta de alimentos ultraprocesados. De acuerdo con
Luján-Carpio et al. (2015), los programas de televisión en
horario infantil exponen a los niños a una mayor cantidad de
anuncios publicitarios de alimentos con alto contenido
calórico, grasas saturadas, sodio y azúcares; los cuales
disminuyen en horarios para la audiencia general. Esta
mezcla de factores socioeconómicos y culturales agravados
por la intensificación de campañas agresivas de alimentos
con alto contenido ultraprocesado pone en riesgo la
nutrición y salud de los niños en Latinoamérica.
Consecuencias del consumo de alimentos
ultraprocesados en niños
Las consecuencias del consumo de alimentos de esta
categoría pueden ser variadas y afectan el estado de salud
durante toda la vida, incrementan el riesgo de muerte e
inhiben el desarrollo cognitivo. Esto se debe por la ingesta
insuficiente de micronutrientes, como hierro, yodo, zinc,
vitamina A y la excesiva ingesta de macronutrientes con
grasas saturadas, creando un desequilibrio en la dieta
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe
[CEPAL] & Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
[UNICEF], 2006). Existe una relación entre el alto consumo
de alimentos con calorías vacías y la malnutrición en niños,
ya que se sustituyen alimentos que pueden aportar un alto
contenido nutricional (FAO et al., 2019). De esta forma, hay
un efecto en la doble carga de la malnutrición. Por un lado,
el consumo de alimentos ultrapocesados en grandes
cantidades puede generar aumentos en el peso de los niños,
con mayor probabilidad de obesidad. Por otra parte, limitar
la dieta de los niños a casi exclusivamente este tipo de
alimentos, puede generar problemas de desnutrición y
hambre oculta, ya que se suministran alimentos en los que
su principal aporte son calorías, sin incluir otros nutrientes
necesarios para el óptimo desarrollo de los niños.
Una de las consecuencias más graves y que debe llamar
la atención de los tomadores de decisiones es el marcado
patrón de incremento del sobrepeso y obesidad en niños,
especialmente en las zonas rurales de Latinoamérica (FAO
et al., 2019). Los niños afectados por el sobrepeso pueden
enfrentar, además, un desarrollo temprano de enfermedades
no transmisibles (ENT) como, enfermedades
gastrointestinales, hepáticas, diabetes tipo 2, problemas
ortopédicos, osteoporosis, riesgo de complicaciones
respiratorias, desarrollo de asma, e incluso trastornos del
sueño. Estas enfermedades pueden ocasionar cambios
fisiológicos y metabólicos, impidiendo un normal
crecimiento físico, así como problemas psicológicos, yendo
desde la presencia de trastornos mentales, distorsión del
autoconcepto, problema de baja autoestima, pobres
habilidades sociales hasta consecuencias negativas en el
rendimiento académico. Todo esto repercute negativamente
en el capital humano de las naciones, ya que estos problemas
dejan una huella permanente en la salud de las personas
hasta en la edad adulta, lo que aumenta los riesgos de
morbilidad y mortalidad, y con ello la baja productividad y
los altos costos por enfermedades.
Por lo tanto, resulta necesario corregir los hábitos
inadecuados de consumo de alimentos ultraprocesados en
las familias latinoamericanas. Se debe fomentar el consumo
de productos nacionales y tradicionales con alto contenido
nutricional, mejorar y aumentar los servicios de
información, promover la educación alimentaria-nutricional
desde temprana edad y las buenas prácticas de manejo e
higiene de los alimentos para el cuidado de la niñez y crear
regulaciones estatales con acciones legales en cuanto a la
publicidad televisiva en canales gratuitos sobre alimentos
con bajo contenido nutricional y alto contenido energético
dirigidos principalmente a niños. De esta manera, se
dispondrán de herramientas para orientar a los niños y a las
familias de todas las clases sociales en la adopción de una
mejor alimentación e incorporación de la actividad física,
con énfasis en los grupos socioeconómicos más
desfavorecidos, y no dejar a nadie atrás.
También se recomienda hacer una transición hacia una
dieta con menor consumo de alimentos ultraprocesados
sustituyéndolos con alimentos frescos y saludables,
estableciendo dietas balanceadas y aprovechando los