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El tomate (Solanum lycopersicum) y la papa (Solanum
tuberosum) son hortalizas que se consumen mayormente a
nivel mundial. Ambas pertenecen a la misma familia
taxonómica de las Solanáceas y son alimentos importantes
que se deben incluir en la dieta de las personas. El tomate es
una buena fuente de vitamina C, potasio y licopeno, un
antioxidante que puede ayudar a reducir el riesgo de
enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. Por su
parte, la papa es una buena fuente de vitamina C, potasio y
fibra dietética.
Partiendo de esta funcionalidad y tratando de buscar
estrategias sostenibles y novedosas para incrementar la
eficiencia en el manejo de los cultivos, surge la idea de
injertar tomate sobre papa para obtener frutos y tubérculos
en una misma planta (Figura 1). Los injertos deben tomar en
cuenta la compatibilidad de los tejidos vegetales, la cual trae
como resultado producir con éxito la unión y desarrollo de
una planta que ha sido injertada en otra. Se ha demostrado
que esta compatibilidad sucede con mayor facilidad entre
plantas de la misma especie. Sin embargo, se ha realizado
esta técnica en plantas que pertenecen a diferentes especies,
pero de la misma familia taxonómica (Mudge et al., 2009).
Varios estudios han evaluado el injerto de tomate sobre
papa, para evaluar la respuesta del tomate a la tolerancia a la
salinidad. Dichos estudios han obtenido resultados
favorables al hacer este injerto (Parthasarathi et al., 2021).
Desde una perspectiva de seguridad alimentaria, se puede
encontrar el beneficio de obtener dos productos en una
misma planta. Los estudios indican que no existen
diferencias significativas en el rendimiento entre plantas
individuales de tomate (1.95 kg/planta) y papa (0.45
kg/planta) en comparación con las plantas injertadas (1.57
kg/planta de tomate y 0.49 kg/planta de papa) (Pervin,
2014). Pervin (2014) también evaluó otros factores, como
los días hasta la floración, el crecimiento de la planta y el
número de frutos por racimo y por planta.
Figura 1. Tomates y papas en una misma planta.
Similares resultados se han obtenido de investigadores,
quienes se han enfocado en evaluar la compatibilidad entre
el tomate y la papa, las características de crecimiento y el
rendimiento (Arefin et al., 2019).
Al realizar este tipo injerto pueden existir cambios a nivel
fisiológico por no tener una total compatibilidad entre las
dos especies. Por lo tanto, es fundamental llevar a cabo
mayor investigación, para reducir los cambios adversos que
puedan afectar la producción de tomate y papa durante el
injerto. Otro aspecto a considerar es la reducción del estrés
en la planta durante el proceso de injerto, con el propósito
de disminuir la producción de solanina.
La solanina es un metabolito secundario que las plantas
de la familia de las Solanáceas producen en respuestas a
situaciones de estrés y que es tóxico al consumirlo en
grandes cantidades (Hellenäs et al., 1995). Para reducir el
estrés, se pueden tomar medidas concretas al realizar el
injerto, como asegurarse de que las plantas donantes y
receptoras estén en óptimas condiciones de salud,
proporcionar una adecuada protección contra plagas y
enfermedades, y mantener la temperatura y la humedad
controladas durante el proceso. Estas acciones no solo
aumentan las posibilidades de éxito del injerto, sino que
también contribuyen a la reducción de la producción de
solanina.
Conclusiones
Las investigaciones realizadas con respecto al injerto de
plantas de diferente especie, pero que pertenecen a la misma
familia taxonómica, como en las solanáceas, han arrojado
resultados favorables para diferentes propósitos. Por
ejemplo, tolerancia a inundaciones, menor susceptibilidad a
la salinidad, mejor respuesta de la planta a enfermedades y
aumento de la capacidad y calidad de producción. El injerto
de tomate sobre papa representa la unión y la producción de
dos cultivos hortícolas (fruto y tubérculo), con mayor
consumo a nivel mundial. Esto es crucial en el
mejoramiento, la integración y la diversificación de la
nutrición, por ende, el fortalecimiento de la salud y mejora
de la calidad de vida de las personas.
Se requiere una mayor investigación sobre el tema. El
agricultor de subsistencia en el área tropical rural y urbano
podría beneficiarse potencialmente de esta técnica, ya que
permite obtener dos productos diferentes en una sola planta.
Dicho injerto puede ser llevado a cabo por los propios
agricultores, lo que fortalecerá su conocimiento e iniciativas
en la diversidad alimentaria y en la producción local. Esta
técnica podría ser clave para contribuir a la seguridad
alimentaria en las zonas tropicales, donde la escasez de
alimentos es un problema importante, con apoyo a la
diversificación y a la alta productividad de estos cultivos. El
injerto de tomate y papa puede ser esencial para impulsar
una seguridad alimentaria fortalecida y para diversificar la
dieta de muchas familias que trabajan arduamente cada día.
De esta manera, se pueden obtener recursos económicos,