Plaguicidas en
Honduras: Desafíos en la regulación y abordaje científico.
Pesticides in Honduras: Challenges in regulation and scientific approach.
Carlos Iván Roque¹ https://orcid.org/0000-0002-8384-4393
¹Universidad Nacional Autónoma de Honduras. Facultad de Química y Farmacia. Centro de Información Toxicológico (CENTOX), Tegucigalpa, Honduras.
*Correspondencia a: carlos.roque@unah.edu.hn.
PALABRAS CLAVE
Uso de plaguicidas, regulación sanitaria, evaluación de
riesgos para la salud, Honduras.
KEY WORDS
Pesticide utilization, health surveillance, risk assessment,
Honduras.
CITAR COMO
Roque CI. Plaguicidas en Honduras: Desafíos en la regulación y abordaje
científico. Rev. cienc. forenses Honduras. 2023; 9 (1): 31-36. doi:10.5377/rcfh.v9i1.16394
HISTORIA DEL ARTÍCULO
Recepción: Junio- 2023
Aprobación: Junio- 2023
DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE
INTERÉS, RELACIONES Y ACTIVIDADES FINANCIERAS O COMERCIALES
Ninguna
RESUMEN
El uso y la exposición a plaguicidas en Honduras plantean
desafíos ineludibles para la salud pública. Este artículo aborda los retos en
la regulación y en el enfoque científico de los plaguicidas en Honduras. Se
resalta la falta de programas de muestreo y análisis para detectar productos
potencialmente peligrosos, así como el fácil acceso a plaguicidas de grado
profesional en hogares urbanos y rurales, como preocupaciones importantes. Se
identifican debilidades en aspectos clave de la regulación y el enfoque
científico de los plaguicidas, incluyendo la falta de rigor en la evaluación de
riesgos y pruebas científicas requeridas para su aprobación, así como limitaciones
en la capacidad técnica y recursos humanos de las agencias responsables del
registro. Se enfatiza la importancia de programas de capacitación efectivos
para los vendedores locales de plaguicidas, así como la educación de la
población en general sobre los riesgos de la exposición a los mismos. En este
análisis crítico, se destaca la necesidad de mejorar la regulación y el enfoque
científico de los plaguicidas en Honduras para proteger la salud pública y el
medio ambiente.
ABSTRACT
Pesticide use and exposure in Honduras pose inescapable public health challenges. This article addresses the challenges in the regulation and scientific approach to pesticides in Honduras. The lack of sampling and testing programmes to detect potentially hazardous products, as well as easy access to professional-grade pesticides in urban and rural households, are highlighted as major concerns. Weaknesses are identified in key aspects of the regulation and scientific approach to pesticides, including the lack of rigour in the risk assessment and scientific testing required for approval, as well as limitations in the technical capacity and human resources of the agencies responsible for registration. The importance of effective training programmes for local pesticide vendors is emphasized, as well as educating the general population about the risks of pesticide exposure. This critical analysis highlights the need to improve the regulation and scientific approach to pesticides in Honduras to protect public health and the environment.
INTRODUCCIÓN
Un plaguicida es una sustancia destinada a matar plagas. Por
su naturaleza y propósito, conllevan una ineludible morbilidad y mortalidad
asociada a su uso y exposición en cualquiera de sus formas y vías. Honduras
enfrenta desafíos significativos en relación con la salud pública debido al uso
y exposición a plaguicidas que no pueden soslayarse.
Honduras es un país con una importante actividad agrícola,
lo que implica un alto uso de plaguicidas para proteger los cultivos. Según la
base de datos Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO),
FAOSTAT, Honduras utilizó cerca de 8,214.39 toneladas de plaguicidas en 2020,
el último año del que se tiene reporte en esta fuente1. Según datos del
Observatorio de la Complejidad Económica, Honduras importó en 2021, 110
millones de dólares en plaguicidas, convirtiéndose en el importador número 75
de estos productos en el mundo. En el mismo año, los plaguicidas fueron el
producto número 25 más importado en Honduras2. Este hecho tiene sentido cuando
se tiene en cuenta que los principales rubros de exportación del país
corresponden al Reino Vegetal, propensos a la nocividad de las plagas. Los
plaguicidas garantizan la seguridad alimentaria y sostienen la economía de un
país fundamentalmente agrícola, de modo que no se pueden desconocer dentro del
abordaje de la realidad nacional ni en los planes nacionales de desarrollo. Sin
embargo, su uso y manejo los implican retos y responsabilidades que a su vez
deben considerarse.
Los riesgos a la salud relacionados con los plaguicidas se divisan en dos vías: la exposición directa por manipulación y aplicación de productos concentrados, y la exposición indirecta a los residuos que persisten y se movilizan a través del suelo, el agua, el aire y los alimentos. En el primer escenario tenemos como diana al sector productivo, las comunidades agrícolas y personas que tienen acceso a los plaguicidas de uso profesional. Este grupo es propenso a los efectos letales por exposición involuntaria o voluntaria y requiere un adiestramiento adecuado para prevenir las intoxicaciones. El segundo escenario corresponde a la población que se expone a los residuos de los plaguicidas a través de los alimentos contaminados que consume o por diversas rutas a través de los grandes compartimentos del ecosistema. Las medidas de control sanitario y la regulación deberían proteger a este segundo grupo de niveles de residuos que se constatan peligrosos.
En Honduras, la regulación y abordaje científico de los
plaguicidas presenta debilidades en varios aspectos clave que generan
preocupaciones significativas en términos de protección ambiental, salud
pública y seguridad alimentaria.
Importación, registro y aprobación
La falta de rigurosidad en los procesos de evaluación de
riesgos y pruebas científicas requeridas para aprobar los plaguicidas que se
introducen al país, es incuestionable. Es un hecho que las instituciones
responsables por el registro de los productos que se introducen al país están
desprovistas de infraestructura y las limitaciones en la capacidad técnica y
recursos humanos de los organismos encargados de evaluar y registrar los
plaguicidas, retrasan los procesos y comprometen la eficacia de la regulación.
Son escasos los profesionales especializados para estas tareas. En un trabajo
de revisión aun en proceso sobre los plaguicidas registrados en Honduras desde
2018, se identificaron importaciones de no pocos ingredientes activos
prohibidos en la Unión Europea o en los Estados Unidos por considerarse
racionalmente NO seguros sobre la base de un esquema sólido de evaluación del
riesgo; no obstante, nuestro país es permeable a estos productos. Esto no es
exclusivo de Honduras. La región centroamericana en general enfrenta el reto de
definir sus propios límites en cuanto a la importación de productos
agroquímicos que sean seguros en equilibrio con la economía y la
competitividad, recordando que a la prohibición le sigue el reemplazo por una
alternativa con la que no siempre se cuenta; tal es el caso de Costa Rica y su
encrucijada por el clorotalonil, importante plaguicida para garantizar el
rendimiento de sus cultivos, pero que según el Centro Internacional de
Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) y
la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos de América (EPA), está
catalogado como “cancerígeno posible” o “cancerígeno probable” respectivamente.
Este ingrediente activo tomó relevancia mediática desde que una alerta del gobierno
alemán por melones contaminados con este fungicida trascendiera a la prensa
internacional y suscitó una expectativa sobre la decisión de “prohibir” o
“restringir” por parte de las autoridades competentes de ese país 3, 4. Este
caso apenas expuso un contexto para otras grandes decisiones con respecto a
ingredientes activos cuya reputación cayo a pique bajo la evidencia científica
de los estudios toxicológicos, dícese del glifosato y el paraquat. A propósito,
el clorotalonil circula sin obstáculos por el territorio hondureño.
Control de la calidad y vigilancia
A la fecha de redacción de este artículo, se encuentra en
proceso la implementación de un laboratorio de control de la calidad de
plaguicidas. Este hito en desarrollo contribuirá a superar otro de los retos
significativos en la gestión de los plaguicidas en Honduras: el insuficiente
control y supervisión de la conformidad de los productos importados,
deficiencia que deja un margen de incertidumbre tenebroso sobre la entrada de
productos no conformes, adulterados o prohibidos, al mercado nacional.
Con relación a los productos insertados en el comercio
local, la insuficiente inspección y monitoreo de los puntos de venta de
plaguicidas para garantizar el cumplimiento de las normativas de almacenamiento,
etiquetado y manejo adecuado propicia que las comunidades establezcan sus
propias reglas. En los mercados urbanos se comercializa de forma irregular
plaguicidas de uso profesional trasvasados a envases improvisados y con
etiquetas falsificadas o imitadas, como productos de uso doméstico. Entre 2018
y 2019 se realizó como ejercicio académico una pesquisa de productos
comercializados como plaguicidas de uso doméstico en mercados de Tegucigalpa y
Comayagüela, dos de las ciudades más grandes del país; encontrándose productos
de composición incierta que resultaron positivas en pruebas químicas
presuntivas para compuestos fosforados.
Esto evidencia una falta de programas de muestreo y análisis de productos en el
mercado para detectar posibles productos falsificados, adulterados o con
plaguicidas altamente peligrosos.
También es un
hecho que los hogares tanto urbanos como rurales, tienen fácil acceso a los
plaguicidas de uso profesional en toda la gama de clasificación toxicológica,
inclusive los altamente peligrosos. En sondeos realizados como ejercicio de
investigación en la cátedra de Toxicología de la carrera de Química y Farmacia,
en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, se confirmó que en la mayoría
de las comunidades rurales abordadas se pueden adquirir estos productos sin
distinción de niveles de restricción y con muy pocos o ningún requisito.
Toxicovigilancia
La escasa
coordinación entre las autoridades responsables de la vigilancia y el
intercambio de información relevante dificulta una supervisión efectiva.
Mientras el Ministerio de Salud recoge datos relativos a las
intoxicaciones
atendidas en los centros asistenciales, la Dirección de Medicina Forense hace
lo propio con las autopsias de muertes relacionadas con plaguicidas, pero ambas
datas no se cotejan ni se analizan bajo algún sistema integral de toxico
vigilancia. El Centro Nacional de Toxicología (CENTOX), por su parte, recoge
consultas por intoxicaciones con plaguicidas y solicitudes de asesoramiento con
respecto a su toxicidad potencial, datos que no se han tomado en cuenta por los
entes del Estado.
Abordaje
científico
Los procesos de
recuperación y la calidad del dato son elementos que requieren atención para
fortalecer la toma de decisiones basada en evidencia y las decisiones
informadas en salud. No se conoce de un protocolo sistemático para el estudio
forense de las muertes relacionadas con los plaguicidas y aún en el sistema de
salud pública no se recaban datos específicos de las intoxicaciones por estos
productos que permita detallar cuáles son los ingredientes activos de mayor
prevalencia; menos aún, no hay suficientes estudios correlacionales que revelen
la verdadera incidencia de los plaguicidas en la morbimortalidad. En tanto que
Honduras forma parte de una de las regiones en del mundo que reporta más nuevos
casos de cáncer, por ejemplo, aún no se establece un abordaje científico sobre
los posibles vínculos entre este y el uso indiscriminado de los plaguicidas
(las comunidades agrícolas expuestas a plaguicidas presentan un mayor riesgo de
mortalidad por cáncer y otras patologías).
Uso seguro y
racional de los plaguicidas
Muy poca
educación en materia de riesgos asociados a los plaguicidas se puede evidenciar
dentro del panorama hondureño, a pesar de ser un país con un sector
agropecuario que representa el 12.9 % de su Producto Interno Bruto, y que la
producción agrícola representa el 35.6 % del valor total de sus exportaciones,
empleando al 35 % de la población económicamente activa5. Es
fundamental educar y capacitar a los agricultores, aplicadores y usuarios sobre
las prácticas adecuadas de uso, aplicación y manipulación de los plaguicidas.
Existe una limitada disponibilidad de información y acceso a equipos de
protección personal (EPP) adecuados para quienes manipulan los plaguicidas. Por
otra parte, la evidencia de algunas intervenciones documentadas realizada en
otros países, demuestra una reducción significativa en los suicidios con
plaguicidas cuando se implementan programas de capacitación eficaces para los
vendedores locales de plaguicidas6 y este es un aspecto que no se
puede dejar al margen. La población en general recibe poca información de valor
acerca de los riesgos a la salud y el ambiente por exposición de los
plaguicidas, en especial sobre la inocuidad de los alimentos que consumen.
Por otra parte, es muy limitada la promoción de alternativas
de manejo integrado de plagas y prácticas agroecológicas, lo que perpetúa una
dependencia excesiva de los plaguicidas químicos, incluso con prácticas
inadecuadas.
Desecho y disposición final de los plaguicidas
Se ha desarrollado el programa «CampoLimpio» en Honduras con
buenos resultados para la gestión y tratamiento de los envases vacíos de
plaguicidas. Este programa comienza a internalizarse dentro del marco de acción
gubernamental y aún es temprano para valorar la participación estatal eficaz
para garantizar una implementación consistente y sostenible en toda la
geografía nacional. Lo cierto es que de las decenas de toneladas de plaguicidas
que ingresan cada año, no se conoce cómo se distribuyen en el ecosistema a lo
largo del tiempo.
CONCLUSIONES
Un enfoque estratégico, sistemático y coherente podría tener
un impacto significativo en la mejora de la calidad de vida, respecto a la
relación con los plaguicidas en Honduras. El Código Internacional de Conducta
para la Gestión de Plaguicidas recomienda que los gobiernos establezcan
sistemas eficaces para evaluar y registrar los plaguicidas antes de su comercialización
y uso. Además, se sugiere que se permita la reevaluación y se establezca un
procedimiento de nuevo registro para asegurar el examen periódico de los
plaguicidas, garantizando con ello que se puedan adoptar medidas inmediatas y
eficaces en caso de que nueva información sobre los riesgos indiquen la
necesidad de medidas reglamentarias.
Se recomienda evaluar objetivamente la conformidad del
producto junto con el sustento necesario que apoye la evaluación de riesgos,
para permitir que se adopte una decisión de gestión de riesgos.
Se sugiere verificar la identidad, calidad, pureza y
composición de los ingredientes activos y los coformulantes de los preparados
plaguicidas comercializados, así como la aceptabilidad toxicológica y ambiental
de los productos registrados.
En síntesis, el camino para abordar los aspectos
relacionados con la seguridad y eficacia del plaguicida antes de su
comercialización y uso pasa por el enfoque científico de la evaluación
(toxicológica) de riesgos.
Los plaguicidas en Honduras siguen siendo un tema complejo que
requiere atención continua y colaboración entre el gobierno, sector productivo,
academia y otras partes interesadas.
Es necesario priorizar el abordaje científico y formal de la
exposición y las intoxicaciones por plaguicidas como una cuestión de salud
pública en Honduras. Es en esto donde la ciencia forense tiene una
participación valiosa a través del abordaje medicolegal integral de las muertes
relacionadas con el consumo de plaguicidas, generando datos que permiten
alertar sobre el uso de plaguicidas restringidos y prohibidos de posible
procedencia clandestina y toda la información que se pueda aportar desde la
inteligencia forense. En general, la comunidad científica y las instituciones
académicas deberían establecer líneas de investigación y desarrollo en esta
materia.
Es crucial implementar un esquema regulatorio integral que identifique los peligros para la salud humana y el ambiente de todo el ciclo de vida de los plaguicidas, basado en evaluaciones de riesgo y análisis sistemático de la evidencia científica documentada; por último, se debería pensar la educación y promoción de una cultura toxicológica a todos los niveles.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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