EL PAPEL
DE LA MEDICINA FORENSE EN LA INVESTIGACIÓN DE LA MUERTE SÚBITA
THE ROLE OF
THE FORENSIC MEDICINE IN THE INVESTIGATION OF SUDDEN DEATH
Autor: Dr.
Joaquín S. Lucena. https://orcid.org/0000-0002-6271-2113
Jefe de
servicio de patología forense. Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
Sevilla. España.
Académico
Numerario por Elección de Medicina Legal y Forense de la Real Academia de
Medicina y Cirugía. Editor-Asociado de la Revista de Ciencias Forenses de
Honduras.
Correspondencia:
joaquin.lucena@gmail.com
PALABRAS CLAVE
Muerte súbita, Medicina legal, Muerte súbita cardiaca, Factores de riesgo
cardiovascular, Autopsia.
KEY
WORDS
Sudden
death, Legal medicine, Sudden cardiac death, Cardiovascular risk factors,
Autopsy.
CITAR COMO
Lucena J. El papel de la medicina forense en la investigación de la
muerte súbita. Rev. cienc. forenses Honduras. 2023; 9
(2): 70-75. doi:10.5377/rcfh.v9i2.17084
HISTORIA DEL ARTÍCULO
Recepción: Noviembre- 2023
Aprobación: Noviembre- 2023
DECLARACIÓN DE CONFLICTOS DE INTERÉS, RELACIONES Y ACTIVIDADES
FINANCIERAS O COMERCIALES
Ninguna
RESUMEN
El papel de la medicina forense en la investigación de la muerte súbita
es crucial, ya que desde el punto de vista jurídico,
como en su forma de presentación, así como el desconocimiento de la existencia
de una patología natural o, en su caso, la falta de testigos, hacen que se
trate de una muerte “sospechosa”. De ahí que sea el patólogo forense el
responsable de determinar su causa precisa. La autopsia puede representar en
estos casos la primera y última oportunidad para hacer el diagnóstico correcto
de la causa de la muerte, lo cual es de suma relevancia, especialmente para los
familiares. A pesar de la relevancia de su estudio, aun se necesita realizar mas investigación, para su mejor comprensión; especialmente
la relacionado a la Muerte Súbita no cardiovascular.
ABSTRACT
The
role of forensic medicine in the investigation of sudden death is crucial,
since from the legal point of view, as well as in its form of presentation, as
well as the lack of knowledge of a previous natural pathology or, where
appropriate, the lack of witnesses, make it a “suspicious” death. Hence, the
forensic pathologist is responsible for determining its precise cause. The
autopsy can represent in these cases the first and last opportunity to make the
correct diagnosis of the cause of death, which is of utmost relevance,
especially for relatives. Despite its relevance, more research still needs to
be done, especially related to non-cardiovascular sudden death.
El fallecimiento de una persona de manera rápida e inesperada no es un
evento que haya aparecido recientemente relacionado con el tipo de vida de las
sociedades occidentales. A lo largo de la historia de la medicina, situaciones
que ahora conocemos con el nombre de muerte súbita (MS) fueron descritas por
Hipócrates de Cos (460-370 AdC) en sus famosos Aforismos. En el libro II, 41, el
considerado padre de la medicina describe que “Las personas que sufren
desmayos frecuentes y graves sin una causa obvia, mueren de repente”.
Posteriormente en la medicina árabe, Ibn Sina,
latinizado como Avicena (980-1037), en su famoso Canon de Medicina (1012)
describe el episodio que hoy conocemos como síncope de origen cardíaco “El
colapso es causado por la parada súbita de todas las facultades locomotoras.
Esto puede ser debido a debilidad del corazón o a su llenado con materia”.
El Canon de Medicina fue traducido al latín por Gerardo de Cremona entre 1150 y
1187 y fue utilizado como libro de texto en las universidades europeas de
Montpellier y Lovaina hasta el siglo XVII.
Una definición clásica de la MS desde el punto de vista médico-legal es
la de Oliveira de Sa y Concheiro (1980) 1: “Muerte imprevista, aparentemente de causa
natural, pero de patología desconocida; habitualmente rápida que puede ser, en
todo caso, sospechosa de haber tenido eventualmente una causa violenta. La
causa violenta suele ser una posibilidad lejana, pero admisible”.
Desde el punto de vista cardiológico, la MS ha sido definida como “un
evento fatal, natural e inesperado, que ocurre en un sujeto aparentemente sano
o cuya enfermedad no era tan grave como para predecir un final tan precipitado,
dentro de un periodo de tiempo de 1 hora desde el inicio de los síntomas” 2. Esta definición describe de
forma acertada muchas muertes presenciadas en la comunidad o en los servicios
de urgencias, pero resulta menos satisfactoria en los casos de pacientes cuyas
muertes han ocurrido sin testigos, mientras dormían o en un tiempo desconocido
antes del hallazgo del cuerpo sin vida. Es por ello que en la actualidad la MS se define como aquella que acontece de forma natural, inesperada y
en un intervalo de tiempo inferior a las 6 horas desde el inicio de los
síntomas en una persona con aparente buen estado de salud y que se encuentra
realizando sus actividades habituales en el momento del suceso fatal. También
se incluyen las muertes no presenciadas, pero en las que la víctima fue vista
con vida y en buen estado de salud en las 24 h previas al fallecimiento
3.4. De hecho, la OMS ya definía la MS como la
ocurrida en un intervalo de 24 horas desde el inicio de los síntomas 5. A efectos prácticos, una
muerte también debe considerarse como súbita si un paciente es resucitado tras
un paro cardiaco, sobrevive mediante soporte vital durante un periodo limitado
de tiempo y finalmente muere a consecuencia del daño cerebral irreversible
sufrido 3,4.
Por tanto, los conceptos centrales en la definición de MS son la
naturaleza no traumática del evento y el hecho de que el fallecimiento debe
ocurrir de forma inesperada y rápidamente evolutiva 2.
Desde el punto de vista jurídico las MS, tanto la forma de presentación
como el desconocimiento de la existencia de una patología natural o, en su
caso, la falta de testigos, hacen que se trate de una muerte “sospechosa”. De
ahí que sea el patólogo forense el responsable de determinar la causa precisa
de la MS 6,7. La autopsia puede representar en estos casos la
primera y la última oportunidad para hacer el diagnóstico correcto de la causa
de la muerte 3,4.
La MS es una de las principales formas de muerte en los
países industrializados, pero la variabilidad en la definición y el
diagnóstico, así como la falta de información, la ausencia de investigación autópsica de muchos casos y la heterogeneidad de los
códigos de certificación de causas de muerte dificultan la evaluación
epidemiológica. Así mismo, puesto que aproximadamente el 50% de los fallecidos
súbitamente tienen una historia previa de enfermedad cardiaca, los médicos
clínicos tienden a atribuir la MS a enfermedades de las coronarias sin que se
realice investigación patológica, cumplimentando de este modo los certificados
de defunción. Todo esto hace que la incidencia real esté subestimada 8,9.
La MS en una persona joven en
aparente buen estado de salud es un acontecimiento dramático con implicaciones
clínicas y sociales y un evento devastador para las familias afectadas y la
comunidad. La tasa de MS en personas < de 35 años es aproximadamente de 1-2
casos/100.000 habitantes/año y suele ser debida a enfermedades hereditarias que
afectan tanto al miocardio como a los canales iónicos (canalopatías)
10,11.
De acuerdo con la OMS, la incidencia de MS en los países
industrializados entre los hombres de edad comprendida entre 35 y 64 años varía
de 20 a 100/100.000 habitantes/año. A partir de los 65 años, la
incidencia aumenta de forma exponencial, sobre todo en varones (3:1) llegando a
128/100.000 habitantes/año y la causa más frecuente en este grupo de edad es la
enfermedad coronaria aterosclerótica 12,13,14. En USA se producen
anualmente unos 400.000 casos y la incidencia de MS en la población general es
de 100-200 casos por 100.000 habitantes y año 5,9. La muerte súbita representa del 12 al 13% de todas las muertes
naturales, cuando la definición temporal se restringe a las muertes que ocurren
en un intervalo menor de 2 h desde el inicio de los síntomas 15,16. Es generalmente admitido que la muerte súbita cardíaca (MSC) representa
del 80 al 90% de todos los casos de muerte súbita y que la mayoría de éstos
(80%) se deben a cardiopatía isquémica, bien sea en el contexto de un síndrome
coronario agudo o en pacientes con eventos coronarios previos y/o disfunción
ventricular. En estudios prospectivos que han utilizado múltiples fuentes de
vigilancia para la confirmación del caso, las tasas de MSC oscilan entre 40-100 por 100.000 habitantes en la
población adulta 17, con las tasas más bajas en China 18. En este sentido, la MSC está considerada como uno de los
mayores problemas de salud pública a nivel internacional 12,16,19,20,21,22,23.
En España se estima que un 12.5% de las muertes naturales debutan de
forma súbita e inesperada, lo que significa entre 10.000 y 15.000 casos al año.
Por otro lado, la muerte natural supone más de la mitad de las autopsias
judiciales que se practican en un servicio de patología forense. Por ello, los
registros forenses son una fuente fiable para valorar el impacto de este
problema en una población determinada 24.
Ante un caso de MS, la autopsia tiene como
objetivos establecer 3,4:
·
Si la
muerte es natural o violenta.
Para alcanzar estos objetivos se debe realizar una investigación
médico-legal siguiendo las recomendaciones internacionales 4,25 de
acuerdo al esquema que se describe en la Figura nº
1.
Figura nº 1. Protocolo de estudio
de la muerte súbita. (Tomado de Morentin et al, 2016 26).
Una vez aplicado este protocolo de
estudio, podemos determinar si se trata de una muerte natural, si tiene el
carácter de súbita-inesperada, si es de origen no cardiovascular o cardiovascular
y, en este último caso, si puede ser hereditaria y, por tanto, se requiere la
evaluación cardiológica de los familiares en primer grado y la realización de
screening genético postmortem.
Como se ha mencionado anteriormente,
la MS puede ser de origen cardiovascular o no cardiovascular. Las diferentes
enfermedades incluidas en ambos grupos se describen en la Figura nº
2.
Figura nº 2.
Etiología de la MS, cardiovascular y no cardiovascular. (Tomado de Morentin et
al, 2012 26).
La muerte súbita cardio-vascular
(MSC) se clasifica en dos grupos fundamentales:
a) MSC debida a patología estructural (“mors cum materia”), siendo la mayoría de ellas debidas a
enfermedades familiares o hereditarias:
·
Miocardiopatías:
Arritmogénica, hipertrófica y dilatada.
·
Enfermedad
coronaria aterosclerótica.
·
Miocarditis.
·
Valvulopatías.
·
Anomalías
congénitas de las arterias coronarias.
·
Enfermedades
infiltrativas y por depósito.
·
Aneurismas
y disecciones de la aorta torácica.
·
Tromboembolismo
familiar.
b) MSC en corazón estructuralmente
normal (“mors sine materia”), denominada por los
clínicos como síndrome de la muerte súbita arrítmica, que suele ser debida a
anomalías hereditarias de los canales iónicos 27,28,29,30:
·
QT
largo.
·
QT
corto.
·
S.
de Brugada.
·
Taquicardia
ventricular polimórfica catecolaminérgica.
·
S.
de repolarización precoz.
Sobre
la base de lo anteriormente mencionado, la investigación autópsica
de la MSC debe incluir siempre la recogida y almacenamiento de sangre para la
búsqueda de trastornos arritmogénicos hereditarios,
como se recomienda en las guías de la Association for European Cardiovascular Pathology (AECVP) 31. Especialmente en las MSC
en adolescentes y adultos jóvenes, el screening genético (autopsia molecular)
es una herramienta fundamental como examen complementario en la investigación
forense facilitando la adecuada estratificación del riesgo y el consejo
genético 32. En este sentido es necesario recordar que cuando
nos enfrentamos con un caso de MSC no estamos tratando un caso aislado sino a
una familia entera.
Las principales patologías relacionadas con la MS no cardiovascular son las enfermedades neurológicas y las respiratorias. Entre las primeras destacan la MS en epilepsia y la hemorragia intracraneal intraparenquimatosa o subaracnoidea, y entre las segundas el asma y la bronconeumonía.
En este número de la Revista
de Ciencias Forenses de Honduras (RCFH) se presentan varios trabajos
relacionados con la investigación de la MS en el ámbito forense que ponen
nuevamente de manifiesto el importante papel que juega la medicina forense en el
conocimiento de estos fallecimientos tan dramáticos para las familias y la
sociedad.
Finalmente, quiero dedicar
unas palabras para agradecer y reconocer el enorme trabajo realizado por la
Editora-Jefe de la RCFH, Dra. Mireya Matamoros, en la difusión y mejora del
nivel científico de las ciencias forenses en Centroamérica.
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