Perspectivas del Desarrollo Perspectivas del Desarrollo
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Año 6/No 1/ Octubre, 2021
ISSN: 2414-8903 Línea
Para comprender los aspectos que se plantean para el desarrollo rural territorial
en este artículo, es necesario aclarar en qué tipo de gestión social se está pensando.
Ésta se aborda como gobernanza de los territorios rurales basada en la participación
con decisión política e inclusiva de los actores territoriales principalmente los de las
organizaciones sociales, que residen permanentemente en él, y que es en quienes
recaen las acciones de desarrollo que se impulsan por lo general desde actuaciones
institucionales externas. Así, “las representaciones que se asocian con él y las prácticas
que implica varían radicalmente según se adopte el punto de vista del “desarrollador”,
comprometido en hacer llegar la felicidad a los demás, o el del “desarrollado”,
obligado a modicar sus relaciones, sociales y con la naturaleza, para entrar en el
mundo nuevo que se le promete” (Burbano C, 2011).
La gestión social del desarrollo, así entendida, se plantea desde el territorio,
donde intervienen múltiples actores o agentes del desarrollo (multi actores), cada uno
con sus propias necesidades, motivaciones, prioridades, agendas y tiempos: de base
comunitaria, municipales, los de la institucionalidad pública central y los externos,
como la cooperación internacional al desarrollo. Estos diversos actores convergen
en realidades complejas, con intereses distintos y muchas veces contra opuestos que
generan conictos; en este sentido, es importante que la gestión social pueda hacer
que se pongan sobre la mesa los diversos intereses, que se negocien y se canalice
constructivamente la conictividad.
Por otra parte, cuando la gestión social del territorio rural se construye desde
la participación de los actores del territorio, las probabilidades de generar procesos
de desarrollo rural sustentables y sostenibles son mayores; en el primer caso, lograr
procesos de desarrollo rural que trasciendan la temporalidad establecida en planes,
programas y proyectos, hacia la gestión autónoma y comprometida de los actores
territoriales; en el segundo caso, la sostenibilidad pensada en el uso ético, responsable
y equitativo de los recursos naturales y de cualquier acción que comprometan la
sostenibilidad de ecosistemas, por ejemplo. De esto dan cuenta casos en América
Latina, como el distrito de Rafaela en Argentina con el programa Rafaela Sustentable
que promueve estrategias territoriales para el uso racional de los recursos “conservando
su capacidad de regeneración natural, la producción más limpia y el uso de energías
renovables, ecientes y descentralizadas”, asegurando así la sostenibilidad. En
este programa, la alianza entre el sector público, el privado, el sistema cientíco
tecnológico y la comunidad son parte de la estrategia de concertación y sostenibilidad
de la gestión social del territorio (Programa de Gestión de la Ciudad, 2011).
Noemí Borjas, Marta Mazier, Marcia Valladares , Gerardo Lagos