Revista unah Sociedad, n.º 10, 2025, pp. 161-169  
doi: https://doi.org/10.5377/rus.v7i10.21239  
Universidad pública y democracia: la contribución  
de la extensión universitaria en América Latina  
Public Universities and Democracy: the Contribution of University  
Outreach in Latin America  
1
Diego Salazar Alvarado  
Recibido: 31 de julio de 2025  
Aceptado: 15 de octubre de 2025  
1
Director (s) de Educación Continua. Universidad de Santiago de Chile. Editor general de la Revista Universidad y Territorio. Contacto:  
diego.salazar.a@usach.cl. orcid: https://orcid.org/0000-0001-7362-930X.  
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Resumen  
El ensayo presenta el papel de la universidad pública como agente de fortalecimiento de la democracia  
desde la función de extensión. A partir de la perspectiva de que la democracia es un avance civilizatorio  
en riesgo, este ensayo argumenta que las universidades, al democratizar el conocimiento, contribuyen a  
la superación de desigualdades. La extensión o la vinculación con el medio se presenta como la función  
universitaria que articula el saber académico con las necesidades de la sociedad, fomentando la parti-  
cipación y el autoconocimiento de los grupos subalternos. Lo anterior, entendiendo a la institución de  
educación superior como portavoz autorizado y como parte del Estado. Por lo tanto, con capacidad de  
participar en la construcción de consensos y con un rol clave en la disputa de sentidos.  
Finalmente, se enfatiza la necesidad de prácticas extensionistas que integren docencia, investiga-  
ción y vinculación con el medio, promoviendo valores democráticos tanto dentro como fuera de las ins-  
tituciones. El ensayo concluye subrayando que la democratización del conocimiento es un bien común  
esencial para el desarrollo humano y la transformación social en América Latina. Ello, en el marco del  
auge de discursos anticientíficos y negacionistas de la historia del continente.  
Palabras clave: educación superior, extensión universitaria, vinculación con el medio, democracia, uni-  
versidad pública  
Abstract  
e essay presents the role of public universities as agents for strengthening democracy through ou-  
treach. From the perspective that democracy is a civilizational advance at risk, it argues that univer-  
sities contribute to overcoming inequalities by democratizing knowledge. Outreach or community  
engagement is presented as the university function that articulates academic knowledge with the needs  
of society, promoting participation and self-knowledge among subordinate groups. is is based on  
the understanding of the institution of higher education as an authoritative spokesperson and part of  
the state. erefore, it has the capacity to participate in consensus building and plays a key role in the  
dispute over meanings.  
Finally, the essay emphasizes the need for outreach practices that integrate teaching, research,  
and community engagement, promoting democratic values both within and outside institutions. It  
concludes by underscoring that the democratization of knowledge is an essential common good for  
human development and social transformation in Latin America, particularly in the context of the rise  
of anti-scientific and denialist discourses in the continent’s history.  
Keywords: higher education, university extension, public engagement, democracy, public university  
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Introducción  
Este ensayo sostiene que la extensión universitaria es la función misional fundamental mediante la cual  
la universidad pública puede ejercer un rol democratizador efectivo, no solo mediante la transferencia  
de conocimiento, sino centralmente, a través del intercambio de conocimientos que fortalezcan la au-  
todeterminación de los grupos subalternos.  
Desde esta premisa, el sistema democrático es un avance civilizatorio que defender, y, tanto en  
nuestro país en particular como en Latinoamérica en general, hemos enfrentado diferentes periodos  
dolorosos en los que se ha visto en riesgo, se ha debilitado y retrocedido.  
Desde este prisma, el hecho de que cada ciudadana o ciudadano pueda incidir en la vida pública es  
un aspecto para profundizar y fortalecer. Es fundamental, para ello, un constante proceso de demo-  
cratización, mediante el cual se generen las transformaciones necesarias para que cada persona pueda  
incidir por igual, de ahí su relación con la necesaria superación de desigualdades sociales, económicas  
y culturales.  
En este marco, las universidades juegan un rol clave en los procesos de democratización, toda vez  
que son las instituciones encargadas de preservar, cultivar y comunicar el conocimiento, el que se debe  
poner a disposición de las necesidades de la sociedad. Esta función misional tradicionalmente se ha  
2
conocido como extensión universitaria .  
A continuación, se revisan algunos elementos de teoría del Estado, con objeto de comprender el  
contexto de disputa cultural y de poder en el que la universidad pública despliega su extensión y por  
qué las perspectivas democratizadoras deben promover la extensión con tal de aportar a los procesos de  
autoconocimiento en los diferentes colectivos y grupos sociales presentes en los territorios.  
La extensión en la historia y el presente de América Latina  
La articulación de la formación universitaria y las necesidades del entorno han tomado cada vez más  
relevancia, tanto por los requerimientos del mercado del trabajo como por el compromiso público que  
tienen las universidades, en particular, las públicas (Unzué & Perrotta, 2023). Ello en el marco de la  
emergencia del paradigma de la economía basada en el conocimiento, desde la que se concibe al con-  
ocimiento como motor de la eficiencia económica y la competitividad en los sectores público y privado  
(Jessop, 2017b; 2018).  
La relación de la universidad con otros actores de la sociedad abarca una gran diversidad de ac-  
ciones, proyectos y programas, los cuales ponen a disposición del resto de los actores de la sociedad los  
conocimientos trabajados al interior de la universidad en su quehacer formativo o investigativo. Con  
mayor o con menor intensidad, en nuestro continente las universidades han aportado desde el vínculo  
universidad-sociedad a la democratización del conocimiento, por tanto, a la democratización de la pro-  
pia sociedad. Todo ello en el marco en que se convive con la visión de una universidad emprendedora,  
que busca maximizar ingresos y reputación, donde las instituciones innovan para fines académicos,  
pero también comerciales y financieros (Jessop, 2017b). En ese marco, además, existe una dualidad  
2
En Chile es conocida como «vinculación con el medio» luego de la instalación de la perspectiva del Estado evaluador en la educación  
superior, de la mano de procesos de privatización y mercantilización de la misma.  
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donde los Estados entienden y refuerzan a la educación superior como un bien público, al tiempo que  
someten a las disciplinas al mercado.  
Este sello particular de la universidad latinoamericana tiene su principal hito de inicio en el mov-  
imiento reformista encabezado por las clases medias cordobesas en 1918 (Las Heras, 2009), que, por  
medio de la alianza obrero-estudiantil, se transformó en un hito desde el cual la sociedad latinoameri-  
cana entró a la modernidad. Desde este momento, se transformaron las universidades de todo el conti-  
nente, a través de la creación de diferentes agentes políticos en pos de reformas sociales y democráticas,  
además de impactar en la vida política de sus países. Algunos de los casos más destacados fueron el de  
la Alianza Popular Revolucionaria Americana (apra), fundada por Víctor Raúl Haya de la Torre en  
Perú, o el impacto en la vida política en Cuba por parte de Juan Antonio Mella (Portantiero, 2018).  
Luego de este periodo, con los desarrollismos y el modelo de sustitución de importaciones, las uni-  
versidades se dispusieron a aportar en los procesos de industrialización de los países y, desde el modelo  
3
asistencialista, a apoyar en las necesidades urgentes de la sociedad y la política ,sin desatender el rol de  
difusión cultural y artística (Nakajima, 2006).  
En el marco de la Guerra Fría, las dictaduras militares y la instalación del modelo neoliberal en  
el continente (como norma general implantado por vías no democráticas), las universidades públicas  
latinoamericanas vieron debilitado este rol.  
Sin embargo, las propias crisis del modelo generaron las condiciones para que la universidad y  
sus comunidades académicas y estudiantiles se volcaran a la movilización y a atender las necesidades  
sociales. Tal es el caso de la huelga extensionista uruguaya de la primera década de este siglo, el movi-  
miento estudiantil chileno movilizado principalmente entre 2006 y 2011, o el caso colombiano con las  
movilizaciones de 2011 y 2018, entre otros.  
En dicho desarrollo histórico la extensión universitaria se conceptualizó en función de su contexto  
y su tiempo. Existiendo miradas críticas, como la propia «extensión crítica», y perspectivas funcionales  
al modelo de desarrollo con una carga más mercantil, como la «responsabilidad social universitaria».  
Con ello, la extensión se ha caracterizado por su polisemia.  
Sin embargo, se entiende a la extensión como la función encargada de establecer lazos con diferentes  
actores de la sociedad, con tal de llegar a resolver problemáticas de forma colaborativa, aportando los  
conocimientos universitarios. En este ensayo se identifican cuatro principios de la extensión universitaria:  
• El intercambio de conocimientos para la búsqueda de soluciones: Mediante el diálogo o el  
encuentro de conocimientos se abordan las problemáticas sociales. El intercambio se da entre  
el conocimiento académico y el conocimiento arraigado en la sociedad (el saber experiencial,  
popular o ancestral).  
• Establecer relaciones de beneficio mutuo: Las relaciones entre la universidad y el resto de ac-  
tore sociales buscan generar conexiones colaborativas, horizontales o bidireccionales.  
• Compromiso con la transformación de la sociedad: Desde sus orígenes, y especialmente desde  
la reforma de córdoba, la extensión es una vía para transformar la sociedad hacia una más justa,  
equitativa y democrática.  
3
En Chile, este proceso de industrialización generó la creación, en 1947, de la Universidad Técnica del Estado (ute), la cual fue creada  
desde la antigua Escuela de Artes y Oficios (fundada en 1849) para apoyar el proceso de desarrollo productivo en el país.  
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• Integración de funciones: La práctica extensionista es una arista académica que se articula con  
los procesos de formación e investigación, empapando de problemas sociales y territorio al resto  
de funciones misionales.  
Como revisamos, desde el desarrollo histórico de la relación universidad-sociedad, la función en-  
cargada de ello se ha fortalecido, ganado notoriedad, y se reconoce como una función importante para  
el desarrollo de la vida académica, que tiene sus propias características y principios.  
Comprensión de la universidad como parte del Estado  
Siguiendo a Poulantzas (1979), Jessop plantea el enfoque estratégico relacional para comprender el Es-  
tado. Desde esa mirada, se aleja de las perspectivas que interpretan al Estado como una unificación de  
instituciones o como un sujeto unitario neutral, y lo entiende como una relación social. De esta manera,  
permite ampliar el alcance del ejercicio y los efectos del poder estatal, entendiendo que el Estado man-  
ifiesta tendencias sesgadas que privilegian a determinados agentes e intereses por encima de los demás.  
En ese marco, en el que esas tendencias se materializan, todo depende del equilibrio de fuerzas, de sus  
estrategias y de sus tácticas, considerando además que los conflictos y las contradicciones son repro-  
ducidos en el seno mismo del Estado (2017a).  
En ese contexto es que el propio Estado y sus diferentes componentes se encuentran en constante  
disputa librada entre los bloques que apuntan a dirigir la sociedad (Jessop 2014). Considerando «que  
las universidades nacionales son parte de esas políticas públicas y, a la vez, son instituciones sociales y  
agentes de transformación» (Menéndez, 2012, p. 40), el sistema de educación superior, la universidad  
pública y, por lo tanto, la propia institución y sus definiciones, no se encuentran exentos de esa disputa.  
En esa línea, mediante la disputa de sentido se reduce a la educación superior a capacitación y se  
visualizan los estudiantes como clientes (Giroux, 2018). Es así como, desde las propias universidades,  
se materializan diferentes maneras y sentidos de hacer universidad y de concretar maneras de desarr-  
ollar la extensión, entendiéndola como una función que juega un rol relevante en la conformación de  
sentidos comunes (Salazar Alvarado, 2022).  
La universidad, al participar en diferentes asuntos de interés público, desde la extensión y desde  
la masificación de los conocimientos, jugaría un rol de portavoz autorizado (Bourdieu, 2001). Este rol  
lo posiciona en un lugar de privilegio en el conjunto de aparatos hegemónicos. Así, el poder ejercido  
mediante el lenguaje puede tensionar o reproducir la realidad social. Con ello, la universidad, desde la  
extensión, participa en la construcción de consensos sociales.  
Desde la visión de Gramsci, el consenso es construido por el bloque en el poder que difunde su  
concepción de mundo, generando que sus intereses y valores sean sentido común en los grupos sub-  
alternos (2023), ahí recae la relevancia de las instituciones educativas y los medios de comunicación,  
4
lugares donde se despliega y construye, fundamentalmente, el sentido común .  
4
En el tercer volumen de sus Cuadernos de la cárcel, Gramsci plantea a la institucionalidad educativa como una función educativa positiva  
y a los tribunales como una función educativa represiva y negativa; ambos serían las actividades estatales más importantes para la genera-  
ción de consensos. Sumados a ellos, hay variadas actividades que cumplen funciones en la construcción de hegemonía política y cultural  
fuera de la institucionalidad estatal.  
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En ese marco, el Estado y sus componentes son un campo de disputa, y las universidades públicas,  
como parte de este, participan en la disputa del sentido común. Su capital simbólico debe ser empleado  
en favor de un proyecto y consenso democrático y democratizador, lo que implica que la extensión, en  
tanto función que dota de porosidad a la universidad, no es neutral, ni debe serlo.  
Mecanismos democratizadores de la extensión universitaria  
El vínculo entre universidad y democracia, como vimos, es de larga data en nuestro continente. Ahora  
revisemos cómo es que dicho aporte se lleva a la práctica desde la extensión.  
El principal aporte que hace la universidad desde esta función es por medio de la democratización  
del conocimiento, ya sea poniendo a disposición ese conocimiento para resolver alguna problemática  
presente en la sociedad, atender alguna oportunidad que se puede abordar desde el conocimiento aca-  
démico o divulgando dicho conocimiento a la ciudadanía que no es parte de la comunidad académica.  
Estas aristas aportan de diferentes maneras al proceso de democratización.  
De estas variadas posibilidades se desprende un largo repertorio de prácticas que son terreno fértil  
para lograr articular las diferentes funciones universitarias, concretando la denominada integración de  
funciones. Lo anterior impacta en diferentes ámbitos, tanto dentro de la propia universidad y su comu-  
nidad, como en los territorios y sus comunidades.  
Por un lado, a nivel interno de las universidades, la extensión y su integración con la docencia y  
la investigación logran, al menos, fortalecer la formación de las y los propios estudiantes mediante la  
formación experiencial, tanto en la aplicación de su conocimiento disciplinar como en sus habilida-  
des socioemocionales; por otro lado, permiten generar dinámicas pedagógicas democráticas, desde la  
transformación de la relación profesor/a-estudiante; finalmente, relacionan las agendas de investiga-  
ción con las necesidades de la sociedad, generando conocimiento e información para el desarrollo de  
los territorios y la superación de desafíos presentes en los mismos (Menéndez & Tarabella 2017; Rafa-  
ghelli, 2017; Abeledo & Menéndez, 2018).  
Además de los aportes internos, nos encontramos con las contribuciones a nivel extrauniversitario,  
que en este trabajo es de mayor interés revisar.  
La universidad reconoce la existencia de conocimientos existentes en el resto de los actores sociales:  
conocimientos y saberes experienciales que se activan en la práctica (Sartorello & Peña, 2018) y revisten  
una acumulación de aprendizajes colectivos desde la experiencia, que son fundamentales para el desa-  
rrollo de las clases subalternas.  
Esta suma de conocimientos posibilita la acción colectiva y la autoconstitución mediante el auto-  
conocimiento (Zavaleta, 2009). Con ello, este conocimiento dialoga con el conocimiento académico  
desde un presupuesto de equivalencia (Mejía, 2016; Cavalli Dalla Rizza, 2020), diálogo que la exten-  
sión se responsabiliza de articular.  
Es así como, desde un horizonte democratizador, las prácticas extensionistas, disponiendo los co-  
nocimientos universitarios, deben poner en cuestión las diferentes condiciones sociales y relaciones de  
poder que reproducen valores no democráticos. Con ese conocimiento, los múltiples grupos y capas  
sociales que habitan en los territorios vinculados se apropian del conocimiento. Con ello, este conoci-  
miento universitario, sumado al propio, junto con su experiencia, historia y cultura, constituyen capa-  
cidades para analizar su propia realidad, generando y estimulando el autoconocimiento.  
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Es ahí donde radica la relevancia democrática de la extensión: en el estímulo del autoconocimiento  
de las y los subalternos, con objeto de su despliegue autónomo en la participación política, su autode-  
terminación y en la dinamización de la acción colectiva.  
Desafíos regionales para la extensión universitaria  
En las relaciones generadas en la extensión, las comunidades universitarias promueven, facilitan y dis-  
putan sentidos, de ahí la necesidad de pensarse detenidamente en las diferentes prácticas, con tal de no  
reproducir relaciones de poder o sentidos y valores no democráticos en los espacios territoriales donde  
se generan los vínculos (Erreguerena et al. 2020; Hidalgo & Galende, 2022).  
Este fenómeno sucede en el contexto en el que la universidad se hace parte de un campo de fuerzas  
donde se libran disputas constantes y, desde su rol histórico, ejerce su poder simbólico (Arzeno, 2018).  
De ahí la relevancia de la democracia universitaria y de la participación de sus comunidades en las de-  
finiciones estratégicas de las casas de estudio, toda vez que dichas definiciones serán las que orienten  
en términos estratégicos las diferentes acciones extensionistas. Este asunto no es nuevo, el propio mo-  
vimiento de la Reforma Universitaria de Córdoba levantaba la demanda del cogobierno universitario,  
5
algo que existe en algunos países, pero que aún está lejos de concretarse en todo el continente . De este  
modo, la democracia interna es una condición para el desarrollo de una extensión democratizadora.  
Junto a ello, existen desafíos regionales para la extensión, que, desde el punto de vista de este ensa-  
yo, son compartidos en la región Latinoamericana, a saber:  
• Mercantilización de la educación: Reducción de la educación superior a la formación de capital  
humano para los procesos productivos, extrayendo su rol de formación de ciudadanos profesio-  
nales con pensamiento crítico que aporten a los procesos de desarrollo soberano de la región y  
sus naciones.  
• Precarización laboral de los extensionistas: La extensión universitaria no es reconocida de  
forma sistemática en los procesos de evaluación y carrera académica.  
• Burocratización de la extensión: La reducción de la extensión o la vinculación con el medio al  
cumplimiento de determinados estándares o indicadores de gestión.  
• Contexto de alta desigualdad: El trabajo en los territorios con alta desigualdad requiere ca-  
pacidad de adaptación, compromiso de las universidades, destinar recursos y coordinación con  
políticas públicas.  
Conclusión  
Los desafíos desarrollados previamente cobran aún más sentido si consideramos que, recientemente,  
hemos recordado y reflexionado sobre los cincuenta años del fatídico quiebre de la democracia en Chile  
5
Sin ir más lejos, en Chile, cerrando el 2023, el presidente de la república firmó los nuevos estatutos orgánicos de las universidades  
estatales que permiten mayores niveles de democracia interna, acto que llega cincuenta años después de la intervención militar en las  
universidades, desde el cual se instalaron mecanismos no democráticos de nombramiento de autoridades y de orientaciones estrategias  
de las casas de estudios estatales.  
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y Uruguay, además de los cuarenta años de democracia en Argentina. Junto a ello, el rol democrati-  
zador de las universidades públicas cobra especial relevancia en un marco global de inestabilidades,  
genocidio, auge de discursos anticientíficos y negacionistas de la historia del continente.  
Las universidades de todas y todos deben ser un espacio donde se promuevan valores democráticos  
y se ensayen futuros posibles desde el quehacer extensionista, de ahí la relevancia del modo en el que se  
construye el conocimiento y el modo en que se lleva a cabo la extensión.  
La democratización del conocimiento cobra relevancia toda vez que estas acciones cumplen un rol  
público, poniendo a disposición de la sociedad en general conocimientos que pueden ser relevantes para  
la vida política, social, cultural y económica del país. Esto, desde la base de comprender el conocimien-  
to como un bien común, el cual debe ser accesible para toda la ciudadanía y ser una herramienta para  
resolver preguntas que se plantean en la propia sociedad y sus integrantes.  
Este rol universitario es esencial y un activo estratégico para el desarrollo de nuestro continente, ya  
que el conocimiento de las universidades y el autoconocimiento de los grupos sociales es un vehículo  
para la superación de desigualdades y una vía para el desarrollo humano integral.  
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