
ANUARIO DE INVESTIGACIÓN ESCUELA DE COMUNICACIÓN MÓNICA HERRERA NÚMERO 5 AÑO 2011 109
la sociedad frente al diseñador y descartan la imagen del diseñador como demiurgo, para convertirlo en una persona
que trabaja conscientemente en un proceso, justicando sus decisiones.
Con el estudio de las metodologías Arts and Crafts y de las escuelas Bauhaus, New Bauhaus y HFG Ulm, se puede
observar la evolución de los elementos claves para las metodologías modernas.
Necesidades de la población
Con el movimiento Arts and Crafts se comienza a hacer frente a las demandas de la población. Las necesidades
puntuales fundamentan la creación de objetos. Este giro es básico porque justica el papel del diseñador en la
sociedad. La escuela Bauhaus reconoce que no se puede diseñar sin conocer las preocupaciones de las personas para
quienes se trabaja.
La Ulm cambia la visión de lo que debe saber un diseñador para poder satisfacer estas necesidades y motiva a los
estudiantes a conocerlas a detalle. Además se acerca a materias como la ergonomía para analizar sus propuestas
desde un punto de vista cientíco. Las demandas de las personas se ubican en el primer plano de los procesos a
través de su serio estudio. Tan importante es esta evolución, que hasta hoy en día, no se comienza a diseñar si no hay
información de las necesidades.
Diálogo con los colegas
Gracias al movimiento Arts and Crafts el diseñador toma como base de operaciones el taller. Esta ubicación facilita
el trabajo en equipo, que es el elemento común a todas las metodologías estudiadas. Todas coinciden en que es
través de la cooperación entre colegas, que se comparten conocimientos y se contribuye a la retroalimentación. Esta
cooperación adopta diferentes formas según escuela: talleres, comisiones y equipos interdisciplinarios.
Diálogo con la industria
Con la revolución industrial ya no bastaba solo conocer las necesidades de las personas, sino que se vuelve primordial
el diálogo con la industria. El movimiento Arts and Crafts no se percató de los benecios de trabajar con las fábricas,
por lo que no logró el objetivo de dotar a la población con objetos funcionales y estéticos. La Escuela Bauhaus da un
paso adelante y visualiza el enorme potencial de los avances tecnológicos. Decide trabajar con un lenguaje que parte
de elementos básicos: círculo, cuadrado y triángulo, brindando así prototipos a los industriales.
Sin embargo, muchos de los prototipos diseñados por los miembros de la Bauhaus no cumplen con los requisitos de
la industria, ya que al carecer de estudios tecnológicos se diculta su adaptación a las máquinas. La Bauhaus termina
por quebrar el diálogo entre diseñadores e industria al concluir que el arte y las máquinas son incompatibles.
La HFG Ulm por su parte, retoma el lenguaje basado en los elementos básicos y determina que para que el diálogo
se formalice, es necesario que el diseñador estudie ciencia y teoría, ya que solo así podrá tener una parte activa en
los procesos industriales. Para ello el diseñador debió sistematizar sus procesos de creación, adaptándose al lenguaje
de la industria.