Reflexiones sobre la tristeza
DOI:
https://doi.org/10.5377/entorno.v0i29.7470Palabras clave:
Reflexiones, TristezaResumen
¿Por qué escribir sobre la tristeza? ¿Tema vano? ¿Es acaso impropio desnudar el alma para leer en su interior?
Sólo una, una sola expresión exterior es reflejo fiel del alma, manifestación del ser, en la que se denotan las más sentidas expresiones del sentimiento.
Es la tristeza. No está en los ojos, ni en la frente, ni en la boca, ni en los labios, sino en el rostro como un todo. Expresión única, total, incalmable, la que es capaz, y no otra, de denunciar y anunciar al hombre en su interior, porque el hombre triste es un hombre que sufre, inevitablemente, es el hombre que existe sin ser.
La tristeza no está siempre, pero cuando está, se queda, llega y se eterniza, irreversible y progresivamente. Es un dolor que no se cura, como pudieran ser un cáncer o una vergüenza; siempre se queda, lenta asesina, para nada piadosa, aunque sutil.
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