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DOI: https://doi.org/10.5377/multiensayos.v7i14.12004

Los retos docentes más allá de la academia frente al COVID-19

The teaching challenges beyond academia in the face of COVID-19

Vania Lorena Solís Montoya1

Recibido: 19 de mayo de 2021. Aceptado: 14 de junio de 2021

1 UNAN Managua-FAREM Estelí. Correo electrónico: vania.solis@unan.edu.ni. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7912-1635


RESUMEN

La pandemia del COVID-19 ha forzado a un cambio acelerado en los sistemas educativos, hacia modalidades virtuales y mixtas, que representan la alternativa más idónea para la continuidad educativa. Lo que ha dejado entrever numerosas e importantes limitaciones en materia educativo-tecnológica, y en la poca preparación de los países en vías de desarrollo para apostar por la educación enteramente virtual. El presente ensayo explora la trascendencia del papel docente, más allá de la facilitación de conocimiento, hacia retos mayúsculos e integrales en términos de capacidad, organización e integralidad. Lo que sugiere una apertura y adecuación de la metodología educativa, herramientas tecnológicas y disposición de tiempo del docente en función de las condiciones sociales, económicas y culturales de cada uno de los estudiantes. Lo antes mencionado evidencia, el rol integral del docente, de cara al paradigma de modalidad mixta de los sistemas educativos, que ubica al docente como actor referente y de soporte en el actual contexto. Representando el eslabón principal en la conexión universidad-estudiante, que da la pauta a un giro curricular y metodológico necesario para dar respuesta a la coyuntura pandémica.

Palabras claves: docencia; modalidad educativa; COVID-19.

ABSTRACT

The COVID-19 pandemic has forced an accelerated change in education systems, towards virtual and mixed modalities, which represent the most suitable alternative for educational continuity. This fact has revealed numerous and important limitations in educational-technological matters, and in the little preparation of developing countries to bet on virtual education entirely. This essay explores the importance of the teaching role, beyond the facilitation of knowledge, towards major and comprehensive challenges in terms of capacity, organization and comprehensiveness. This suggests an openness and adaptation of the educational methodology, technological tools and the educator’s time arrangement based on the social, economic and cultural conditions of each of the students. The aforementioned statement evidences the integral role of the teacher, in the face of the mixed modality paradigm of educational systems, which places the educator as a reference and support actor in the current context. The educator representing the main link in the university-student connection, which sets the standard for a curricular and methodological turn necessary to respond to the pandemic situation.

Keywords: teaching; educational modality; COVID-19.

INTRODUCCIÓN

La docencia universitaria en Nicaragua, se ha visto forzada a evolucionar y adaptarse de manera inmediata a los retos en términos de capacidad, organización e integralidad, que exige la nueva normalidad, a raíz de la propagación de la pandemia del coronavirus COVID-19. Los efectos nocivos de la pandemia, han trastocado las vulnerabilidades de todos los países a nivel mundial y han dejado al descubierto importantes limitaciones en materia educativo-tecnológica, principalmente para los países en vías de desarrollo como Nicaragua, Honduras o Guatemala.

La inmediatez que ha exigido el cambio de modalidad, referido como variación del modo de enseñanza enteramente presencial a una modalidad mixta (combinación de clases presenciales y virtuales); y su correspondiente adaptación en los distintos niveles del sistema educativo, ha trastocado las fibras sensibles de uno de los motores de desarrollo más importantes, como lo es la educación, tanto en acceso como en calidad. Como resultado, se ha depositado una mayor carga de trabajo sobre la docencia, cuyo papel ha transcendido más allá de la facilitación de conocimiento, hacia retos mayúsculos en términos de capacidad, organización e integralidad.

Ante los desafíos expuestos, se evidencia el papel vital que ejerce el docente, quien se convierte en el principal ejecutor de las adaptaciones necesarias para la continuidad educativa bajo la modalidad mixta. Siendo el eslabón principal en la conexión universidad-estudiante, que da la pauta en el giro curricular y metodológico necesario para dar respuesta a la coyuntura pandémica en términos de capacidad, organización e integralidad.

DESARROLLO

Al respecto de la educación superior, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) (2020), reconoce como desafíos principales la falta de infraestructura tecnológica y la poca capacitación de los docentes en modalidad virtual. Siendo evidente el retraso tecnológico de Latinoamérica. No es novedad que tanto la educación pública como la privada no posean condiciones que garanticen el traspaso a una modalidad virtual total; lo más preocupante en este aspecto es la condición de la población estudiantil que no posee los recursos para dar respuesta a dicha virtualización.

La principal medida en materia educativa adoptada en América Latina para evitar la propagación del coronavirus COVID-19, según CEPAL-UNESCO (2020), ha sido la suspensión de clases presenciales en todos los niveles. Como consecuencia, la modificación inmediata ha resultado en el cambio de la modalidad de enseñanza presencial hacia una modalidad virtual en la mayoría de países de la región; con pocas excepciones como Nicaragua, que ha adoptado una modalidad mixta.

Para el contexto nicaragüense, los retos respecto al cambio de modalidad, de presencial a mixta o virtual en su totalidad, no distan de los anteriores; sin embargo, es importante resaltar los esfuerzos que se han venido realizando en materia educativa y tecnológica. El caso de la Universidad Abierta en Línea de Nicaragua (UALN), creada por el Consejo Nacional de Universidades (CNU) y el Instituto Tecnológico (Inatec) desde el año 2017, para crear mayores oportunidades de estudio a bachilleres;  plantea como modelo educativo “la enseñanza – aprendizaje a distancia pretende la inclusión a la formación profesional y técnica, garantizando el acceso a todos los sectores sociales sin distinción de posición geográfica, social, religiosa y étnica” (UALN, 2018, parr. I).

Por otro lado, el impulso desde la estrategia de fomento de la Economía Creativa y Emprendedora que busca el desarrollo de “programas a todos los niveles que estimulen desde la enseñanza-aprendizaje, la innovación, la mejora de la gestión, la productividad y competitividad de los emprendimientos en alianzas estratégicas” (GRUN, 2019, pág. 2). Ha dado paso a la construcción de centros de innovación abierta como la ubicada en la Facultad Regional Multidisciplinaria de Estelí (FAREM-Estelí), con el Programa CARCIP – Nicaragua-TELCOR, que tiene por objetivo brindar “gran apoyo para lograr exitosamente la creación de ideas de solución innovadoras” (FAREM-Estelí, UNAN-Managua, 2020, parr. II). Lo anterior representa, dos de los principales esfuerzos de virtualización educativa propuesta por el Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional (GRUN) como parte de las políticas en la educación superior.

La modalidad mixta o híbrida para propósitos del presente escrito, se define según Longoria (2005) como: “un formato de enseñanza–aprendizaje en el cual la mitad del tiempo el curso o asignatura se desarrolla de manera tradicional (contacto cara a cara), en el campus y la otra mitad se lleva a cabo en línea” (citado por Rosales-Gracia, Gòmez-Lòpez, Durán-Rodríguez, Salinas-Fregoso, & Saldaña-Cedillo, 2008, p.24-25).

En Nicaragua, la modalidad mixta adoptada tiene un trasfondo social, guiado sobre todo por las condiciones diversas y desiguales que posee la población estudiantil, como la dificutad de acceso a recursos tecnológicos como celulares inteligentes, computadoras, conexión a internet, cybercafés, entre otros. En consecuencia, la docencia universitaria, ha tenido un importante reto al tener que adaptarse y adecuarse al contexto de todos y cada uno de sus estudiantes, en los cuales se encuentra una pluralidad de procedencia, condición social, económica y cultural; que deben ser tomadas en cuenta al momento del cambio de modalidad. Esto muestra la perspectiva inclusiva que la educación superior debe procurar, puesto que los estudiantes no poseen los mismos medios y condiciones de vida necesarios para integrarse de igual manera a las actividades que las distintas asignaturas de clase requieren.

Referente a los desafíos del profesorado, la CEPAL y UNESCO (2020, pág. 10), destacan el papel multidimensional del docente como actor durante la pandemia:

La mayoría del magisterio no solo ha debido replanificar y adaptar los procesos educativos, lo que incluye ajustes de metodología, reorganización curricular, diseño de materiales y diversificación de los medios, formatos y plataformas de trabajo, entre otros aspectos, sino que también ha debido colaborar en actividades orientadas a asegurar condiciones de seguridad material de las y los estudiantes y sus familias, como la distribución de alimentos, productos sanitarios y materiales escolares, entre otros.

Si bien es cierto, el desafío mayúsculo en la docencia ha sido la adaptación de la enseñanza-aprendizaje desde la metodología, forma de comunicación y evaluación de los conocimientos; existen retos y desafíos que van más allá de la formación académica del estudiantado. Dichos desafíos están enmarcados en aspectos de capacitación, organización y función integral; que han determinado la transformación del docente en abarcar temas de tiempo, espacio, salud física, salud mental y, por supuesto, del rol académico.

Es importante destacar, que la novedad de los desafíos antes mencionados no implica que sean de nueva data, es decir, el docente siempre ha sido exigido ya sea por capacidad, organización y enfoque integral. La novedad visualizada desde este punto de vista, radica en el contexto mismo de la pandemia, desde el cambio inmediato, inesperado y complejo de la modalidad presencial, y, en la perdida de la cercanía física en la cual el docente enfrentaba ya dichos retos.

En el campo de la docencia, la capacitación constante es una exigencia para la calidad y la pertinencia de los conocimientos que son impartidos. El docente debe permanecer actualizado en conocimientos teóricos, metodológicos, prácticos e innovadores, correspondiendo al contexto actual y futuro. En este caso, el contexto de pandemia ha exigido la inclusión del formato virtual como parte vital de la continuidad educativa; aunque no es del todo novedoso, sí conlleva elementos condicionantes sin lo cuáles no puede ser fructífero y aprovechado.

Al respecto, ha recaído sobre los docentes la responsabilidad y la premura de la autocapacitación en temas de enseñanza virtual, debido a la necesidad del cambio de formato a modalidad mixta. Esto conlleva que muchos docentes aprendan sobre la marcha y desarrollen las capacidades en el camino de la enseñanza. Como lo afirma el Banco Interamericano de Desarrollo (BID, 2020, p.7), “la exposición a la nueva modalidad ha generado más apertura por parte de los docentes que inicialmente demostraban resistencia al cambio, revelando una ruptura de barreras de percepción del formato virtual”. Dicha apertura se ha visto reflejada en el conocimiento, manejo e implementación de los recursos virtuales, no sólo en la utilización de plataformas como Classroom y Moddle; sino en los recursos didácticos variados como videos, formularios de Google, foros y consultas en redes sociales como WhatsApp y Facebook, entre otros.

En el aspecto organizativo, el docente se enfrenta a una exigencia de adecuación de contenidos, metodología y preparación de sesiones de clase, de manera acelerada y abrupta, debido a la rapidez con que se debieron administrar los cambios para no frenar ni descontinuar el año lectivo. Por otro lado, la organización del tiempo de docencia es complejo; es indiscutible la mayor sesión de tiempo que implican las clases virtuales para el docente.

En primera instancia, la comunicación virtual fluida hace que el estudiante contacte al maestro sin restricción de horario y tiempo; esto también es posible gracias a las herramientas virtuales de comunicación que el docente facilita para dicho proceso como lo son: mensajes de WhatsApp, mensajes vía plataforma virtual, llamadas telefónicas, entre otros. Al respecto la disposición de tiempo docente se convierte en permanente, como lo afirma Rodríguez (2020, p.35):

Como parte fundamental que establezco en todo el proceso de aprendizaje virtual es la comunicación fluida, basada en diferentes estrategias… Esto me ha permitido estar permanentemente disponible para responder lo más inmediato posible con el objetivo de potenciar el proceso de aprendizaje y que el estudiante se estimule mediante la atención, que, aunque es virtual, pueda sentir que es presencial.

En segunda instancia, la revisión digital de las asignaciones y trabajos individuales (debido a la restricción de las reuniones en grupo de estudiantes), es un esfuerzo que implica un cambio total en la forma de calificación habitual. Asignaciones que son accesibles mediante documento electrónico o por fotografías directas del cuaderno, dicha presentación depende de la posibilidad o situación del estudiante, las cuales son enviadas vía plataformas virtuales.

Por otro lado, la docencia ha visto agudizada la necesidad del enfoque integral de su papel en el contexto pandémico; convirtiéndose en un actor de referencia ante la difícil situación pandémica que se sufre a nivel mundial. Como lo afirma CEPAL y UNESCO (2020, pág. 10), “el profesorado y el personal educativo ha debido enfrentar las demandas de apoyo socioemocional y de salud mental de las y los estudiantes y sus familias, dimensión que ha cobrado creciente relevancia durante la pandemia”.

Por lo tanto, el docente es un sujeto que pasa a ser observado y en muchas ocasiones imitado como modelo; por lo cual la responsabilidad en la actitud ante la pandemia es de vital importancia. Por ejemplo, un docente que es preso del pánico no puede contagiar una actitud resiliente a sus estudiantes; así como, un docente, que no acata las medidas de prevención ante el contagio por coronavirus COVID-19, es un docente que no puede ser un ejemplo a seguir. Como lo indica Rodríguez (2020, p.36) “el ser docente requiere una responsabilidad social, un compromiso, ejercer un rol activo en el ámbito virtual”. Al respecto, es inherente la necesidad del elemento docente como un orientador en el aspecto comunicacional, motivador y de acompañamiento.

El docente es el eslabón de comunicación directo entre estudiante y universidad, sobre el cual recae el riesgo latente de la reducción del aprendizaje y el aumento de la deserción. Se enfrenta el reto de la motivación cotidiana del estudiante por adquirir nuevos conocimientos; sin embargo, la motivación a distancia no es ni remotamente parecida a la motivación en el aula de clase. Siendo esta motivación no sólo el lograr que el estudiante asista a los encuentros y realice las actividades virtuales; sino que el estudiante no pierda de vista sus metas a largo plazo acerca de lo que la educación superior representa para su futuro.

Una comunicación a distancia docente-estudiante, implica una cercanía del estudiante con su entorno conocido y tradicional, aunque no sea físicamente igual, le proporciona al estudiante la seguridad de la atención del docente hacia sus tropiezos y avances de una manera atenta y responsable. Esto conlleva “una transformación cultural en la experiencia universitaria” (BID, 2020, p.7), que implica la comunicación asertiva docente-estudiante como un pilar fundamental en éxito del cambio de modalidad; y en este caso, puede ser visto como un acompañamiento durante la pandemia.

En vista de lo anterior, todos y cada uno de los estudiantes, deben estar en plena disposición de participar e integrarse a las actividades académicas y no académicas que formen parte de la facilitación del docente. En mi experiencia, actividades sencillas como el saludo inicial, preguntas abiertas acerca de su estado de ánimo, sus últimas actividades cotidianas realizadas o información acerca del estado de salud de sus familiares, pueden representar un acercamiento significativo al estudiante.

Atendiendo a la nueva realidad, la docencia se convierte en un referente importante para los jóvenes en la forma de manejo y enfrentamiento de la pandemia, lo que sugiere un apoyo integral y de soporte. El acompañamiento, puede ser visto desde muchas perspectivas, en este caso, es el docente el actor adecuado para realizar un proceso de acompañamiento que integre elementos psicosociales. Como lo refiere (UNICEF, 2020, p.9):

A veces las y los docentes son las únicas personas que pueden tener acceso a conocer la situación personal, familiar y social de una o un estudiante, lo que está viviendo en su hogar y cómo estas circunstancias afectan su estado de ánimo, comportamiento y desempeño en el ámbito educativo.

En este punto es indiscutible la necesidad de una articulación bidireccional para el éxito del rol docente más allá de la transmisión de conocimiento. Al respecto, el desafío es grande y conlleva una gran responsabilidad, lo cual apunta no sólo a la exigencia del contexto, sino a la vocación docente que motiva a trascender en su papel de facilitador, y lo lleva a convertirse en un referente del estudiante. Si bien es cierto, no todos los estudiantes están dispuestos a dicho acercamiento, es de vital importancia que se motive a potenciar el docente como un soporte importante para los jóvenes.
Lo anterior no implica dejar de lado la carrera docente, y convertirnos en psicólogos, trabajadores sociales y/o incluso médicos; implica más bien aperturarse con los jóvenes hacia la escucha atenta y empática, el monitoreo de estados de ánimo, la promoción de la actitud resiliente y la motivación para no perder el horizonte de las metas propuestas.

CONCLUSIONES

El contexto pandémico ha forzado la evolución y adaptación del sistema educativo hacia modalidades mixtas y virtuales, que han dejado en evidencia los retos académicos y las desigualdades de las comunidades educativas a nivel mundial. La docencia, actualmente se enfrenta a retos mayúsculos en materia de organización, capacitación e integralidad.

La inmediatez del cambio de modalidades educativas ha exigido a docentes empaparse sobre la marcha en la utilización de medios tecnológicos, en la búsqueda de la comunicación y la enseñanza-aprendizaje, que permitan la continuidad educativa. Sin embargo, el desafío docente transciende la academia, pues se enfrenta al reto de la comunicación fluida con enfoque integral, desde diversos contextos. Lo que sugiere, una apertura y adecuación de la metodología, herramientas tecnológicas y disposición de tiempo, del docente en función de las condiciones sociales, económicas y culturales de cada uno de los estudiantes.

El reto docente es complejo, en primer lugar, desde la capacitación, dominio y ejercicio de plataformas tecnológicas como Classroom, Moddle, entre otras. En segundo lugar, la organización, que, bajo la utilización de redes sociales, plantea una mayor disposición de tiempo y requerimiento de atención hacia los alumnos. Y, por último, la integralidad y acompañamiento, necesarios para la motivación constante y fomento de la resiliencia del estudiantado; que convierten al docente en un actor con enfoque integral en el actual contexto. Al respecto, es vital la función del docente no sólo como facilitador del conocimiento, sino trascendiendo como ejecutor de los lineamientos en manejo de capacidades, organización y enfoque integral.

REFERENCIAS

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