Motivación y comunicación como elementos para generar conocimientos útiles en estudiantes universitarios

1 Docente de literatura en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPNFM) Honduras. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4507-644X. Correo electrónico: jrafaelfloresb2016@gmail.com

INTRODUCCIÓN

La motivación y la comunicación son desde hace mucho tiempo algo inherente al quehacer docente, y en la educación superior no son la excepción. Los docentes universitarios estamos constantemente con diversos miedos sobre el trabajo que realizamos con nuestros estudiantes.

Muy a menudo nos hacemos estas preguntas ¿Los espacios formativos que imparto favorecen la comunicación interpersonal e intrapersonal de mis estudiantes? ¿Mis estudiantes se sienten motivados durante el desarrollo de mis clases? ¿Cómo puedo lograr que mis estudiantes se sientan motivados y se interesen en el proceso de construcción de un conocimiento útil y significativo para su vida?

El propósito de este ensayo es reflexionar sobre las debilidades y fortalezas en cuanto a la forma en que los docentes desarrollamos una clase con estudiantes universitarios, que cada día demandan no solo del dominio científico de la disciplina o ciencia que impartimos, sino también de la reflexión constante y la combinación con otros elementos como; la creatividad, originalidad, pasión, comunicación y motivación Estos elementos son medios de aprendizaje utilizados en la educación superior y tienen un rol protagónico en proceso de aprendizaje de los estudiantes.

DESARROLLO

La motivación y la comunicación se vuelven fundamentales en un aula universitaria. Entender esta relación entre estos conceptos es vital para asistir a los estudiantes en el desarrollo de conocimientos. Por consiguiente, después de leer las definiciones de comunicación en algunos diccionarios y las de varios autores respecto al término de comunicación educativa; el concepto que más se adapta a este ensayo reflexivo, y por consiguiente usaré, es el de López Noguero (2013) quien lo plantea como “… «Comunicación educativa», es decir, la relación que se establece entre profesor y alumno en el aula, con todo el intercambio de mensajes, y comunicaciones entre uno y otro” (p. 76).

Esta comunicación educativa requiere de la participación activa del estudiante y no pensar que es solo el docente el transmisor de conocimientos. Tanto docentes como discentes tienen la posibilidad de construir su andamiaje de conocimiento para la búsqueda de aprendizajes útiles y significativos a través de la retroalimentación permanente de ambos.

La motivación que transmiten los docentes; es para los estudiantes universitarios, un factor externo que les ayuda mucho y se convierte en un pilar fundamental para potenciar las motivaciones internas de los alumnos, para la consecución de sus metas personales y profesionales. De eso depende, en gran medida, el éxito o el fracaso en su vida estudiantil y, por ende, su vida profesional.

Pegalajar Palomino (2020) afirma que “La motivación del estudiante para cursar sus estudios responde […] a variables de amistad, aprendizaje, diversión, experiencia universitaria…”(p,264)

Esta afirmación es congruente con lo presentado por Fernando López Noguero y solidifica mi argumento, que los estudiantes demandan actividades y estrategias didácticas que les permitan formarse para la vida y no solo para aprobar una asignatura.

Los estudiantes universitarios perciben la motivación como una estrategia didáctica, que de forma extrínseca, los ayuda a mejorar en su rendimiento académico. Adicionalmente, la motivación ayuda a los docentes a establecer objetivos claros y elegir metodologías participativas que propicien la comunicación educativa.

López Noguero (2013), afirma que “Para comprender en su justa dimensión la metodología participativa, debemos dedicar un espacio a dos aspectos que se encuentran íntimamente relacionados con aquella: la comunicación y la motivación” (p. 75).

Otro punto para reflexionar, es, la opinión que tienen los estudiantes sobre sus maestros. En conversaciones informales con los estudiantes, en mi contexto de trabajo, estos afirman que hay docentes puntuales en su hora de entrada y salida. Estos docentes tienen rutas de evaluación y rúbricas bien definidas, tienen excelentes relaciones interpersonales con sus compañeros docentes y son catalogados como los mejores profesionales al servicio de los estudiantes.

Es importante notar que, ser catalogados como excelentes profesionales no es suficiente si no generan espacios de confianza, de acercamiento, de empatía, de comunicación educativa con los alumnos, de manera que se puedan potenciar las competencias afectivas. Las competencias afectivas; como bien lo apunta López Noguero (2013), puede hacer que los estudiantes sientan que cierto tipo de profesores (catalogados como buenos o malos) pueden dirigirlos hacia el éxito o el fracaso.

La comunicación educativa y la motivación deben verse como estrategias metodológicas elementales que favorezcan un rol protagónico de los estudiantes y les permitan generar conocimientos útiles, y que estos conocimientos, les permitan insertarse con éxito en cualquier ámbito de su vida.

Existen diversas actividades que pueden desarrollarse en un salón de clases universitario, pero basándome en mi experiencia docente, podría argumentar que; dar confianza a los estudiantes, diseñar una ruta de evaluación entre el docente y los estudiantes, construir rúbricas para las asignaciones individuales y en equipo, propiciar la lectura como eje primordial para crecimiento profesional y personal a través del goce y disfrute estético de la misma, entre otras; puede generar la participación y la comunicación educativa que tanto anhelamos.

Otra forma de hacer partícipes a los estudiantes en la construcción de su aprendizaje, es desarrollar proyectos de vinculación social en los que los protagonistas sean ellos y en los que el docente solo sea un guía. Proyectos que atiendan problemas o necesidades de la sociedad, desde su carrera.

Adicionalmente, es importante potenciar la comunicación oral y escrita a través de actividades lúdicas y establecer la empatía como eje transversal en todas las actividades y metodologías participativas. Estas serían algunas de las actividades indicadas para acompañar a los estudiantes universitarios en su proceso de aprendizaje en cualquier disciplina.

Como he dicho a lo largo de la argumentación, los procesos de enseñanza en el nivel universitario no solo requieren del dominio científico de los contenidos. Según La Rosa (2015) “Un aprendizaje significativo requiere de un impulso motivacional que coadyuve a proporcionar relevancia a un contenido, a una clase y facilite actitudes favorables para hacerlo, además de interesante, asegure obtener un conocimiento útil” (p. 209).

CONCLUSIONES

A manera de conclusión, quiero expresar que el éxito o fracaso de un estudiante universitario se basa en tres pilares fundamentales: la experiencia, la participación activa del estudiante y la empatía del docente universitario.

Es recomendable que, los profesores universitarios empleen estrategias didácticas en la que los estudiantes sean protagonistas y constructores de sus procesos de aprendizaje. La reflexión sobre el papel que los docentes desempeñamos en los salones de aulas debe acompañarse de creatividad, originalidad, pasión, comunicación y motivación; y estas deben ser constantes.

La comunicación grupal, interpersonal e intrapersonal deben potenciarse hasta tal punto que se genere empatía, sin perder la rigurosidad académica para apuntar hacia una educación de calidad; este acto de comunicación debe convertirse en comunicación educativa.

Las estrategias didácticas deben enfocarse en eliminar la comunicación y la enseñanza mecánica y tradicional, para transformarlas en habilidades motivadoras que atraigan la investigación y los proyectos de extensión y vinculación social.

Las metodologías participativas deben enfocarse en la comunicación y en la motivación, ya que ambos aspectos se encuentran constantemente en el ámbito universitario, especialmente en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Adicionalmente, el afecto que el docente le brinda a su grupo de estudiantes permite establecer una clase llena de confianza, seguridad y respeto mutuo. De esto dependerá en gran medida la motivación o desmotivación de los jóvenes universitarios.

Conocer las necesidades y expectativas de los alumnos y provocar en ellos el deseo por continuar con su proceso de formación, hasta la culminación exitosa de sus estudios, es un aspecto importante que debemos fomentar los docentes del siglo XXI.

REFERENCIAS