https://multiensayos.unan.edu.ni
DOI: https://doi.org/10.5377/multiensayos.v10i20.18678

Concepción del lenguaje desde los paradigmas científicos

Conception of language from scientific paradigms

Karelly Dayana González Sequeira
Universidad Nacional Agraria, Nicaragua
https://orcid.org/0000-0002-6029-2725
lazaruzherr@yahoo.com

 

RECIBIDO

03/01/2024

ACEPTADO

31/05/2024

 

RESUMEN

El lenguaje ha sido un fenómeno causante de interrogantes. Las ciencias cognitivas han generado una variedad de teorías sobre su naturaleza, propósito y métodos para su estudio. La ontología del lenguaje sostiene que este no solo describe la realidad, sino también la moldea, transforma y posiciona ante el mundo. Además, según la postura epistemológica adoptada, el enfoque investigativo del fenómeno varía. Esto implica que cada perspectiva teórica aporta una comprensión diferente sobre la función y estructura de la lengua. En consecuencia, el objetivo de este ensayo descriptivo es describir las principales concepciones teóricas entorno a la concepción del lenguaje según los principales paradigmas científicos. Aunque, estos últimos son numerosos, en este ensayo, se abordan los más conocidos: pensamiento griego, empirismo, racionalismo, positivismo, racionalismo crítico, teoría crítica, fenomenología, hermenéutica y la complejidad. Se concluye que aún el concepto del lenguaje está en una constante evolución y redefinición.

PALABRAS CLAVES

Lingüística; teorías; epistemología; lenguaje; filosofía.

ABSTRACT

Language has been a phenomenon that has caused many questions. Cognitive sciences have generated a variety of theories about its nature, purpose and methods for its study. The ontology of language maintains that language not only describes reality, but also shapes, transforms and positions it before the world. Furthermore, depending on the epistemological stance adopted, the research approach to the phenomenon varies. This implies that each theoretical perspective provides a different understanding of the function and structure of language. Consequently, the aim of this descriptive essay is to describe the main theoretical conceptions of language according to the main scientific paradigms. Although the latter are numerous, this essay deals with the best-known ones: Greek thought, empiricism, rationalism, positivism, critical rationalism, critical theory, phenomenology, hermeneutics and complexity. It is concluded that the concept of language is still in constant evolution and redefinition.

KEYWORDS

Linguistics; theories; epistemology; language; philosophy.

 

INTRODUCCIÓN

 

La cosmovisión, la interpretación de los hechos o incluso, las ideas escatológicas, han variado según los consensos sociales, políticos y científicos. El conocimiento ha pugnado entre abordar los fenómenos desde las antinomias racionalismo - empirismo, materialismo- idealismo. Dichas premisas son la esencia de la evolución del pensamiento filosófico y génesis de los principales paradigmas como el positivismo, la fenomenología, el racionalismo crítico que ha trastocado la postura epistemológica en teorías lingüísticas tales como el estructuralismo, el funcionalismo y el sociocrítico1 . Sin embargo, todos ellos tienen un eje conceptual que los diferencia o los complementa.

Para ello, este ensayo descriptivo realiza un recorrido teórico referente a las principales concepciones sobre el lenguaje según algunos paradigmas científicos: el positivismo, empirismo, racionalismo, racionalismo crítico, fenomenología, hermenéutica, teoría crítica y paradigma de la complejidad. Asimismo, se describen ciertas ideas sobre el fenómeno surgidas por Platón, Aristóteles y la escuela medieval de Port Royal.

 

DESARROLLO

 

El pensamiento grecolatino y el lenguaje

Las primeras ideas ontológicas sobre el lenguaje abogan por considerar a la palabra como elemento mágico, entre ellos: los sumerios, asirios, los nahuas, presocráticos, egipcios, órficos y los pitagóricos. Todos ellos postularon los indicios de una epistemología lingüística aún lejos de considerarse ciencia en el sentido estricto. Para los egipcios, por ejemplo, la naturaleza del lenguaje es la esencia y el orden del cosmos, emitirlas o comprenderlas es acceder a un conocimiento trascendente. En ese sentido, los nombres poseían una carga mágica, capaz de alterar la realidad, conocerlos era entrar en comunión con una fuerza trascendente que, al trasladarse a la escritura mantenía su cualidad (Fauquié, 1993). Este solo era comprendido por los sacerdotes, lo que generó la creencia en textos sagrados o mágicos, como el Libro de los muertos, el Papiro Salt, los textos en pirámides, todos ellos ocultos al público y reservados para los iniciados (Robledo, 2005). Dicho de otra forma, para los individuos dedicados al estudio de las prácticas religiosas como los sacerdotes, sacerdotisas, nobles, reyes, quienes, a través de ritos iniciáticos, accedían a un conocimiento místico.

Por otro lado, en los griegos, prevalecieron las discusiones sobre la capacidad del lenguaje para comunicar la verdad de las ideas. Platón, lo considera incapaz, mientras que Aristóteles reflexiona en su “Retórica” que puede transmitir tanto verdades como falsedades. De esas posturas, se suscitó la preocupación por los nombres de las cosas. Surgieron dos vertientes: la primera fue la convencional, que considera que los nombres son convenciones, y la segunda la naturalista que afirma la relación del lenguaje con su naturaleza.

Ejemplo de ello se observa en el “Crátilo” de Platón a voz de Hermógenes, quien representa la postura convencionalista: “yo puedo llamar cada cosa con una denominación que yo he dado, y tú con otra que tú por tu parte has dado. Así veo también que cada una de las ciudades tiene puestas denominaciones de forma particular” (Platón, 385d, p. 123) así Hermógenes ilustra que no hay una relación de los nombres con su naturaleza, pues en cada contexto existen variaciones léxicas para un mismo objeto, lo que puede observarse un inicio de lo que sería, siglos más tarde, la Dialectología. A medida que el diálogo avanza sostiene que la etimología (método del cual se fundamenta la discusión) de algunos nombres no concuerda con las características físicas o morales de los sujetos.

Por otro lado, defensa del orden natural se evidencia también en el personaje de Crátilo, quien afirma la relación entre los nombres y la naturaleza. Dicha vinculación le adjudica al lenguaje la admisibilidad como medio para acceder a la verdad, Crátilo: “A mí me parece que la de enseñar, Sócrates; y es completamente evidente que quien conoce las denominaciones, conoce también las cosas” (Platón, 435d, p.283), el nombre es entonces un ejercicio de y en pro de la sabiduría además “considera al nombre como una imitación, pero no cualquier imitación, sino la imitación que el alma hace de lo inteligible numérico; por eso es algo natural, porque comunica la verdad y la sabiduría del mundo inteligible” (Flórez, 2009, p. 44). La funcionalidad de los nombres y del lenguaje en general, en ese sentido, es un medio para alcanzar y transmitir el conocimiento, cultivarlo era considerado propio de los sabios. En ese sentido se encuentra un enfoque mentalista porque asume una vinculación objetiva entre los nombres y las cosas porque asume que las verdades son inmutables (Oliveira, Costa y Gayoso, 2021). No obstante, Platón en su libro no resuelve de forma definitiva el asunto pues ni su método etimológico, ni su visión del ser en las cosas lograron una conclusión taxativa.

Es de agregar que, los convencionalistas plantean una relación de arbitrariedad respecto al significado-significante, producto de la costumbre, la creatividad y el azar. Entre ellos, Aristóteles en su De interpretatione afirma la convencionalidad del nombre y la define: “por convención <quiere decir> que ninguno de los nombres lo es por naturaleza, sino solo cuando se convierte en símbolo” (Aristóteles, 16a, p.30) agrega que los nombres no son los mismos para todos, pero comparten el significado en común. Por lo tanto, el significado es lo que debe comprenderse y no el nombre, pues este varía. Sin embargo, Aristóteles “no acude a la convención para explicar el origen de las palabras, pero tampoco lo hace únicamente para dar cuenta de su funcionamiento, sino, ante todo, de su ser” (Araos, 2026, p.134) así el convencionalismo aristotélico es de carácter ontológico porque se interesa por preguntar la naturaleza y significado de los nombres, lo que deriva a la concepción gnoseológica del lenguaje como símbolo del ser y la razón.

Esta dicotomía perdurará y dará paso a indagar el lenguaje desde una evaluación apofántica, así como también desde su función social en las Polis (Flórez, 2009), aspecto propio de la retórica aristotélica. Es decir, el lenguaje no solo fue concebido como vía para alcanzar y transmitir conocimiento o símbolo del ser, sino también para ejercer la persuasión de las masas. El rol social, propició el florecimiento del debate público, y generó el auge de los tratados retóricos. Esto generó categorías epistemológicas como el ethos, logos y pathos, que son utilizados actualmente en el Análisis Crítico del Discurso por teóricos como D. Maingueneau,  R. Amossy y P. Charaudeau. Estas categorías se vinculan estrechamente con el paradigma sociocrítico, que busca analizar las relaciones de poder generadas por las convenciones lingüísticas. De ahí, se puede observar, que en el pensamiento griego se encuentran las bases del enfoque realista (determinar la verdad o falsedad), mentalista (relación objeto-significado) y pragmático (social) del lenguaje (Oliveira, Costa y Gayoso, 2021).

Edad media - Renacimiento

En la edad media predomina el pensamiento escolástico2 en su intento de converger la fe y la razón. Los postulados epistemológicos, en esta etapa, son continuación de las ideas griegas en particular, la defensa del lenguaje para manifestar la verdad o la falsedad, asimismo, prevaleció también el análisis del signo. San Agustín define este último como "la cosa que, además de las especies que da a conocer a los sentidos, hace ¡pensar en otra cosa distinta de ella misma” (San Agustín en De Doctrina Chistiana según Beuchot, 1981, p.13) es decir, San Agustín considera al signo según su carácter sustitutivo porque genera en la mente algo diferente a lo que es, ya sea un sentimiento o una idea.

Así los divide en los signos naturales (los que existen de manera universal como el humo) y los arbitrarios (establecidos por convención). Además, filosofa, a través de analogías teológicas, la dicotomía significado- significante: “el sonido es como un cuerpo, el pensamiento es como un alma. […] las sílabas se suceden, unas precediendo y otras siguiendo, […] el pensamiento permanece en mi corazón, y para que esté también en tu corazón busco el sonido como vehículo” [San Agustín en Figueroa 2007, p. 43]. En el enunciado se observa el carácter lineal del lenguaje al denotar que las sílabas necesitan de otras para adquirir un sentido, el énfasis en el sonido se relaciona con lo que sería el significante de Saussure. También es de notar que San Agustín enmarca la necesidad de movilizar el pensamiento de corazón a corazón, en otras palabras, considera al lenguaje como un vehículo para influir en el ser (igual que la retórica griega), en este caso entablar la doctrina cristiana.

La concepción instrumentalista del lenguaje para expresar verdades metafísicas y teológicas conllevó una serie de postulados ontológicos sobre las relaciones del significado, como lo hizo San Anselmo de Canterbury. Él reflexiona sobre la significación, apelación y suposición entre las palabras y los conceptos que representan, así considera al substantivo, como aquello que denota y connota una substancia y al adjetivo como una cualidad que apela a la susbtancia (Beuchot, 1981). Igualmente, Pedro Abelardo se insertó en esa línea y plantea que el significado de las palabras implica generar una intelección en los sujetos y referenciar al objeto mismo, de esa forma, aunque las palabras o sonidos cambian de un idioma a otro la intelección será invariable. Asimismo, Guillermo de Ockham propone que la significación de los signos tiene carácter proposicional, así deben relacionarse en términos de suposición, es decir, que la verdad del ser está basada en supuestos imbricados y no por él mismo (Valdivia, 1993). Por ejemplo, el enunciado “Juan es pequeño” corresponde a una suposición personal en el que Juan refiere a un sujeto existente cuya coincidencia supositiva es verdadera, más no aplicable en términos universales, en este caso a todos los sujetos que se llamen Juan.

Dichas ideas fueron continuadas por las figuras de Tomás de Erfurt y Roger Bacon en la llamada “Gramática especulativa” que pretende comprender el significado profundo y metafísico de las estructuras y reglas gramaticales de ahí el término latino "speculum", que significa "espejo" o "reflejo”. Estos pensadores comenzaron a formular los postulados de una gramática universal con aspiraciones de unificar el lenguaje (Rojas, 2004). Ellos postulan reflexiones acerca de cómo los signos se corresponden con objetos reales y cómo a la vez son construcciones mentales. Para conseguir una relación mente-lenguaje Tomás de Erfurt atribuye a cada categoría sintáctica un modus significandi respecto a otra categoría sintáctica lo que genera una estructura congruente, además de relacionar las categorías sintácticas con categorías ontológicas: nombre propio- sustancia, adjetivos-cualidades, verbos- acciones y pasiones (Beuchot, 1981) esta vinculación sería producto de una forma de interpretación mental (modus intelligendi).

Como se muestra, las mayores preocupaciones de la época se basaban en dilucidar la naturaleza de las cosas, cómo se representan y cómo se significan mentalmente. Además, para llegar a tales conclusiones se utilizaba la lógica como el método principal, mediante proposiciones, analogías, silogismos o comparaciones.

Empirismo y racionalismo: Wilkins y Port Royal

Con la instauración del Renacimiento, se generó un punto de inflexión histórico donde convergen las ideas grecolatinas y árabes. Así se plasmaron cuatro tópicos ontológicos: la experiencia como criterio de verdad, la naturaleza como independiente al pensamiento, la búsqueda de un método y la creación de leyes universales (De la Garza, 2018). De esa manera el empirismo y el racionalismo fueron dos visiones coexistentes en el siglo XVII, ambas antagónicas.

Esta dualidad epistemológica permeó a la filosofía del lenguaje en dos figuras: Wilkins, empirista que intentó crear un lenguaje que refleje la realidad, y la escuela de Port Royal, de carácter racionalista que plantea la relación del lenguaje con el pensamiento (Laborda, 1981). Los modistas de Port Royal parten de definir la gramática como instrumento del pensamiento a través de los signos para construir un discurso (Álvarez, 2015) por ello, plantean que todos los seres humanos, independientemente del idioma, realizan un mismo proceso de comunicación porque “la mente abstrae los modi essendi de las cosas, los considera como modi intelligendi, y el lenguaje permite que dichas abstracciones puedan ser comunicadas por medio de los modi significandi3 (Robins, 1967/2000, p.135). En otras palabras, las propiedades de los objetos son el resultado de una interpretación mental tanto del significado como de los sonidos orales. Este, por ser un procedimiento de naturaleza biológica-cognitiva, no tiene como factor causal el idioma en sí mismo. Lo anterior llevó a los modistas el plantear que la oración es la estructura universal del pensamiento, compuesta también de características universales como lo fonológico, morfológico y sintáctico (Álvarez, 1987). 

Por otro lado, Jhon Wilkins considera que el lenguaje es producto de las convenciones sociales, además, es impreciso por la heterogeneidad lingüística, polisemias y por eso crea un lenguaje que, según él, combina lo real y lo filosófico desde la observación y la rigurosidad metodológica (Laborda, 1981). Su obra famosa An Essay Towards a Real Character and a Philosophical Language propone una estructura gramatical universal compuesta por 40 géneros que desde una óptima atomista se subdividen fractalmente en diferentes, especies hasta llegar a la sílaba (Borges, 1952) estos reflejarían la construcción esquemática del mundo, así incluyó relaciones sociales, conceptos abstractos, animales naturales y ficticios y demás. Un ejemplo es “el carácter «padre», Co representa la relación económica, b y a las dos subdivisiones, consanguinidad y ascendente directo respectivamente, donde Coba, progenitor, y la adición de ra para los varones da Cobara (probablemente [kobara]), padre” (Robinson, 1967/200, p.169-170). Afirmaba que la aplicación de sus principios estructurales generaría un idioma artificial que podría ser adquirido y utilizado como un idioma mundial de forma oral y escrita, por lo que también creó su propio sistema fonético. Sin embargo, esta idea con matices de unificación idiomática y religiosa no se logró concretar, pero continuó en lo referente a la encriptología4 .
Las preocupaciones lingüísticas de esta época fueron propias del contexto, la necesidad de unificación lingüística ante las variantes latinas, el rescate de las preocupaciones griegas y de la búsqueda en la rigurosidad de un método, conllevó al análisis ontológico de las categorías gramaticales y su relación con la realidad, lo que generó la proliferación del abordaje gramatical y el uso de la lógica.

Positivismo

El positivismo es un paradigma interesado por el estudio de los fenómenos “positivos” es decir, aquellos observables y verificables que, a través del método hipotético-deductivo, formula leyes universales. Fue el paradigma dominante del siglo XIX y aportó avances a las ciencias naturales, la sociología, la hermenéutica y al marxismo (De la Garza, 2018). En su intento por formalizar a las ciencias del lenguaje, bajo la hegemonía positivista, los lingüistas crearon el paradigma estructuralista (Bunge, 1983) cuyos principales representantes fueron: Ferdinand de Saussure, los Formalistas rusos, Leonard Bloomfield, Claude Lévi-Strauss quienes se preocuparon por analizar el aspecto factual del lenguaje a través de las estructuras lingüísticas.

Consideran al fenómeno como un sistema de elementos que forman una estructura el cual contiene reglas de organización para alcanzar un sentido. En ese sentido el lenguaje deja de ser considerado como substancia y don divino y se contempla como estructura “multiforme y heteróclita” que implica lo físico, cognitivo, individual y social (De Saussure 1955).  Se postula que el significado en el lenguaje humano es resultado de convenciones compartidas dentro de una comunidad lingüística, en lugar de ser determinado por alguna relación inherente entre los signos lingüísticos y su significado. En consecuencia, sostiene que los signos son arbitrarios, es decir que no tienen una relación natural entre su forma o sonido.

Asimismo, en su teoría, propone el denominado relativismo lingüístico, que considera que los sistemas lingüísticos no se pueden evaluar por medio de un único estándar, porque el lenguaje está influenciado por la cultura, la sociedad y la historia. Así delimita que el objeto de estudio de la lingüística no es tanto al lenguaje, sino a la lengua y la define como “la parte social del lenguaje” (Saussure, 1955, p. 42) de esa forma se propone estudiar la articulación de sus unidades significativas desde sus contextos.

En esa misma línea, el Positivismo Lógico en su pluralidad de pensadores, generó discusiones en la llamada filosofía analítica del lenguaje5 , a través de Fregel, Russell y Wittgenstein (quien contribuyó al giro pragmático del lenguaje), todos ellos insertos en una filosofía analítica que recurre a la lógica y proposiciones apofánticas. Los dos primeros reflexionaron sobre el signo, el primero desconfiaba del lenguaje como reflejo de la realidad por lo que propuso la Conceptografía como alternativa. Esta plantea que para llevar a razonamientos inferenciales se debe utilizar un lenguaje basado no en la palabra como unidad de significación, sino en los contenidos de los juicios por medio de proposiciones (De Bustos, 2011). Cabe señalar que, se planteó el uso de la lógica como el método para dilucidar las relaciones de los signos con la realidad, por lo que estableció que el signo se compone de referencia y sentido, referencia sería el objeto físico existente en la realidad, en cambio el sentido sería la interpretación abstracta de dicho referente y no un objeto en sí.

De manera similar opina Russell, si bien considera viable el lenguaje como medio para representar a la realidad, también reconoce sus limitaciones y plantea la lógica como forma de estructuración lingüística para la interpretación de la realidad. Propone dos tesis: el realismo semántico y el principio de aprendizaje por familiarización Sobre el realismo semántico argumenta que las proposiciones lingüísticas pueden tener referencia a entidades o hechos en el mundo externo independiente de la mente humana o de las convenciones. De esa forma, no limita la significación exclusivamente a la cognición, lo que genera una postura más realista del lenguaje (Bustos, 1999). De ahí que, en su teoría de las descripciones, precisamente las frases denotativas permiten describir aquellas proposiciones de las cuales no se dispone de una experiencia inmediata. Respecto al principio de aprendizaje por familiarización, propone que solo cuando se conoce una determinada entidad, se logra comprender el significado de su expresión y, esto solo se alcanza por medio de una vinculación directa con los objetos (Russell 1959/1948). De ahí que sostenga que la inteligibilidad de las oraciones depende de la denotación directa o de las descripciones.

Aunque el paradigma positivista logra repercusión para el análisis inmanente del texto, posturas como la mentalista6 o socio-funcional7 (heredero en gran parte del estructuralismo) se impusieron poco a poco, al punto de generar puntos de inflexión. Pese a ello, los fundamentos epistemológicos del estructuralismo son utilizados en la lingüística computacional, en lo que respecta al modelado y formalización de estructuras lingüísticas, patrones de redes neurolingüísticas, (Pineda, 2017). La llegada del estructuralismo generó un giro lingüístico frente a la larga tradición teológica, gramática e incluso historicista del lenguaje.

Racionalismo crítico

Karl Popper, al criticar el positivismo mediante su tesis fundamental del racionalismo científico, introdujo el concepto de falsabilidad. Según esta perspectiva, una teoría no se considera verdadera por su capacidad de verificación, sino por su grado de falsabilidad (Hernández et al., 2005). Dicha idea influyó a un nuevo paradigma lingüístico que se opuso al estructuralismo: la Gramática Generativa Transformativa de Noam Chomsky (López, 2003) que propone que el lenguaje tiene la capacidad de generar una amplia variedad de enunciados mediante transformaciones de los recursos gramaticales existentes, gracias a la creatividad lingüística. Parte de la concepción ontológica del lenguaje como una capacidad innata del ser humano cuyo origen se encuentra en las estructuras cerebrales y biológicas, lo anterior permitió formular la teoría de la gramática universal. Esta, en términos generales, plantea por un lado, que todas las lenguas comparten características en común como sustantivos, verbos, frases, organización de las palabras según un patrón y, por otro lado, sostiene que el hombre es capaz de adquirir una lengua materna porque activa un dispositivo de adquisición del lenguaje8 al momento de estar en contacto con hablantes nativos.

Existen críticas a este paradigma generativista, algunos, como Bunge (1983) exponen que no se trata de una teoría, sino en la descripción de fenómenos meramente estructurales, de no pretender falsear al estructuralismo, de la poca evidencia empírica en supuestos como la existencia de un dispositivo universal del lenguaje y del forzar la creación de un hablante ideal sin considerar los contextos comunicativos. Otros, por el contrario, han visto en ello un punto de inflexión al utilizar complejos métodos matemáticos que fueron también aplicados por la lingüística computacional (Pineda, 2017), además de haber creado un método para determinar la competencia comunicativa, implementado principalmente en la enseñanza de las lenguas extranjeras. También es de mencionar, que Chomsky tornó la discusión, aún enigmática, sobre el origen del lenguaje alejado de la idea babeliana9 y le adjudicó una perspectiva biológica, pues plantea que el dispositivo de adquisición del lenguaje se encuentra en la estructura cognitiva humana.

 La fenomenología

Otro paradigma es el fenomenológico, el cual busca explicar los fenómenos tal y como son experimentados por los individuos, Para ello, se requiere la aplicación de la epokhé: la suspensión de todo prejuicio para dirigirse directamente a las experiencias mismas (Belvedere, 2006). La conciencia se posiciona como el medio del conocimiento, y se asume que toda conciencia tiene una intencionalidad, es decir, está dirigida hacia un objeto y su contenido (Pérez, 2011). Desde esa visión, Hussell realiza una serie de planteamientos complejos sobre el lenguaje que se complementan a lo largo de su obra. De esta manera, se puede considerar una postura relacionada con el sentido e interpretación y con la sensibilidad ideal y la intersubjetividad (Rizo, 2009). En la primera relación parte de la naturaleza del signo “Todo signo es signo de algo; pero no todo signo tiene una significación, un ‘sentido’, que esté ‘expresado’ por el signo” (Husserl, 1929/2006 p.233) es decir que, aunque una expresión o palabra funcione como un indicativo o señal de algo, requiere de una aprehensión producto de una experiencia fenomenológica.

 La segunda relación se evidencia en el libro el Origen de la Geometría, en él reflexiona que tanto el significado ideal, como la experiencia sensorial y perceptiva del mundo es producto de una intersubjetividad cohumana presente en el lenguaje (Rizo, 2009). Para ello Husserl (1962/2000) expone que “Los signos gráficos, considerados en su pura corporeidad, son objetos de una experiencia simplemente sensible y se encuentran en la posibilidad permanente de ser, en comunidad, objetos de experiencia intersubjetiva” (p.172) así dicho entrelazamiento genera una geometría corpórea, una sensibilidad ideal en la cual, los signos sensibles10 son capaces de transmitirse. En otras palabras, el lenguaje humano es considerado un cuerpo metafísico de naturaleza intersubjetiva (compartida por los seres humanos) capaz de ser percibido por todo aquel que comparte un lenguaje en común.

 La hermenéutica y la Lingüística

La hermenéutica propone recuperar la expresión interior como un medio para alcanzar el conocimiento, aporta valor a las particularidades de los fenómenos sociales y sostiene que un solo método no es suficiente para comprender una realidad, sino que el contexto y la subjetividad desempeñan un papel influyente (Paredes 2009). Uno de sus representantes es Gadamer. La teoría gadameriana sitúa al lenguaje como “el medio universal en el que se realiza la comprensión” (Gadamer, 1975/1999, p.467) su característica global permite ser el eje fundamental del círculo hermenéutico con el cual todo tipo de fenómenos abstractos pueden ser interpretados.

Propone alejarse de la concepción instrumentalista medieval del lenguaje y considerarlo un medio y lugar para vivir la experiencia hermenéutica como un diálogo (Monteagudo, 2007). De esa forma el lenguaje es un proceso dinámico cuyo significado no se determina de manera semántica, sino según la interpretación de los hablantes. Así, se toman en consideración la historia, la convención social e intersubjetividad como agentes determinantes de la interpretación (López 2010).

Teoría crítica

Los frankfurtianos contribuyeron al enfoque social en la lengua, lo que creó un nuevo paradigma distante del aspecto estructural. El lenguaje, en este caso, se considera como una herramienta de poder y crítica al poder mismo y en consecuencia, centra la atención en los elementos persuasivos, hegemónico, biopolíticos, construcciones de sentido e ideologías. Sin embargo, su metodología es diversa e implica modelos particulares propuestos por cada autor o grupos de autores, sin llegar a un consenso.

Las principales líneas destacan: la escuela francesa: P. Charaudeau, R. Amossy, Maingueneau, Ducrot; la escuela anglófona: Fairclough, Wodak, T van Dijk; la nueva retórica: Perelmann; y los que proponen modelos semióticos narrativos: Genette, Barthes. Sus diferencias radican en las categorías de análisis, unos centrados más en la argumentación y otros en la ideología, macroestructuras, la polifonía o elementos dóxicos. También es de resaltar la influencia de la epistemología del sur, promovido por Dussel y de Sousa Santos que inciden en las investigaciones de los discursos decoloniales, racistas, feministas, indigenistas o de violencia lingüística, ligados con una rama denominada sociolingüística crítica. Por lo tanto, en este punto se interesa más por el aspecto social del lenguaje.

Cabe señalar que, este enfoque social, se asocia con el paradigma funcional, el cual aboga por el estudio desde la función comunicativa en contextos específicos, además de contemplar las convenciones y la intersubjetividad como determinantes del habla (López 2010).  Entre sus representantes están: Dik, Hjemslev, Martinet, Jakobson, Mukařovský, Searle, Bloomfield entre otros. Estos consideran al lenguaje desde su capacidad adaptativa y móvil, además también en su dimensión pragmática.  

La complejidad

El paradigma que apuesta por su hegemonía en el siglo XXI es el paradigma de la complejidad. Tiene sus inicios en los avances de la física cuántica, en particular los aportes de Poincaré, Lorenz, Thom, Mandelbrot, entre otros.  Formula que la ciencia no determina saberes completos, sino que se completa a través del diálogo de saberes (Paredes, 2009). Por ello, propone la interdisciplinariedad como forma de abordar los fenómenos científicos y se opone a la universalidad metodológica y a la separación sujeto - objeto, además agrega que los fenómenos son dinámicos, interconectados e impredecibles. Dentro de sus mayores representantes están Boteson, Prigogine, Maturana y Morin.

En especial, el paradigma de la complejidad considera al lenguaje como un sistema abierto cuya estructura es fluctuante e inestable. Es decir, el lenguaje posee una estructura cambiante, basta con percibir la no linealidad de la comunicación oral, la itinerancia de los temas que surgen, el grado de información almacenada o disipada y todo ello dentro de una intrincada situación social y cognitiva. Por ello, se perfila como el paradigma que revolucionará a la lingüística del siglo XXI porque integra la dicotomía lenguaje como producto social con lenguaje como producto mental (Bastardas, 2003), posturas que han sido unas de las más abordadas en la teorización lingüística.  De ello han surgido ramas como la Lingüística caológica que considera al lenguaje como un “espacio de fase” que cambia abruptamente, o la Semántica topológica, interesada en las relaciones espaciales y temporales de las expresiones lingüísticas tales como contigüidad, cercanía y conectividad (López, 2003; Pérez y López, 2004).

Cabe señalar que, existen propuestas exploratorias de modelos de análisis discursivo desde caología como los de Piloto y González (2014) quienes, a través de una serie de variables propias del campo físico, construyen un sistema teórico de comunicación. Sin embargo, aún son de carácter inicial.

Con el auge del paradigma de la complejidad, uno de los desafíos del lenguaje es la integración, no solo de un metalenguaje11 , sino de teorías físicas y procedimientos matemáticos. Ello debe implicar el traspaso de variables y categorías cada vez más ajustadas a las particularidades y contextos lingüísticos. Además, de integrar una serie de factores sociales y neurocognitivos como una red interconectada. Ello implicaría la formación teórica, desde la academia y desde la individualidad.

Por otro lado, las ciencias del lenguaje deben superar las críticas tanto por la falta de formación de epistemólogos lingüísticos en los planes educativos como de la normatividad epistemológica de la epistemología misma (Fernández 1999). Sumado a lo anterior, traspasar los cuestionamientos de las miradas, aún positivistas, respecto a la falta de generalización en los resultados como para reproducirlos o valorarlos científicamente, el sesgo interpretativo e ideológico (muy propio de las críticas hacia la hermenéutica y fenomenología) y la falta de convergencia metodológica (Bernárdes 1995).

Otros, por el contrario, argumentan que precisamente la pluralidad metodológica y la convergencia paradigmática, como se observa en el paradigma funcional y el cognitivo (Cabré y Lorente, 2003), constituyen avances significativos en la lingüística que posibilitan una ruptura y una creatividad epistemológica.
 

 

CONCLUSIONES

 

Dentro de las principales conclusiones se destacan:

El lenguaje ha sido definido y estudiado de formas diversas: como elemento mágico, como un instrumento de conocimiento y verdades, como convención social, como una capacidad innata, como un sistema estructurado de signos, como herramienta de crítica social y como sistema dinámico. Para ello su abordaje ha sido prolífero, desde lo etimológico, gramatical, perceptivo, social, funcional y dinámico.

Los principales paradigmas influyentes en el estudio del lenguaje son variados: el positivismo, deja su huella en el estructuralismo; el racionalismo crítico, impacta en la Teoría Generativa-Transformacional; el sociocrítico, hermenéutico y fenomenológico, generan el abordaje social, inmanente, persuasivo e ideológico; el paradigma funcional, focaliza la función comunicativa contextualizada; y el paradigma de la complejidad, influye en la inicial lingüística calológica.

Del pensamiento griego sobre el lenguaje se rescata, actualmente el valor retórico, sin embargo, su método etimológico para vincular la verdad con el lenguaje contiene un valor en desuso. De la Edad Media se ha superado el método historicista, la instrumentalización del lenguaje y la exclusividad gramatical. La influencia positivista a través del estructuralismo aún no puede considerarse obsolescente del todo, pero el enfoque social y funcional se perfilan como los más recientes. Por otro lado, la concepción del lenguaje como un sistema dinámico y abierto aún presenta desafíos tanto teóricos como metodológicos, pero propone nuevos retos. 

La lingüística como toda ciencia continúa autoevaluándose y en la constante búsqueda y crítica de su epistemología. Si bien aún persisten enigmas que rodean al lenguaje, estos son un recordatorio constante de la riqueza y la complejidad inherentes en esta facultad. Quizás descubramos algún lenguaje apócrifo o tal vez debamos aprender otro tipo de idioma para entender al idioma mismo.

 

REFERENCIAS BOBLIOGRÁFICAS

 

Araos, J. (2016). Lenguaje, convención y naturaleza en Platón y Aristóteles. Revista de filosofía. 36 (1), 127-142.
Aristóteles. (1995). Trabajos sobre la lógica (Órganon) II [M. Sanmartín, Trand). Editorial Gredos.

Álvarez T. (2015). La relación entre gramática y pensamiento en la Gramática de Port Royal: un contraste con la Minerva de Francisco Sánchez. INGENIUM, 9, 3-22. http://dx.doi.org/10.5209/rev_INGE.2015.v9.51539.

Cabré, M., y Lorente, M. (2003). Panorama de los paradigmas en lingüística. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía. Vol. Ciencias exactas, naturales y sociales, coordinador por A. Estany. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2004. https://bdu3.siu.edu.ar/bdu/Record/B-18-24209

Bastardas-Boada, A. (2003). Lingüística general: elementos para un paradigma integrador desde la perspectiva de complejidad. Lingüística en la Red 1 (1), 1-23. https://join.skype.com/k5K9c09vzJSw

Beuchot, M. (2013). Semiótica. Teorías del signo y el lenguaje en la historia. Fondo de cultura económica. https://1library.co/document/y8rd10rq-semiotica-teorias-signo-lenguaje-historia-mauricio-beuchot.html

Beuchot, M. (1981). La filosofía del lenguaje en la Edad Media. Universidad Nacional Autónoma de México.
Bunge, M. (1983). Lingüística y Filosofía. Editorial Ariel S, A.  https://kupdf.net/download/mario-bunge-lingistica-y-filosofia-ariel-1983_5af60b29e2b6f59c45303861_pdf

Belvedere, C. (2006). La fenomenología y las ciencias sociales: una historia de nunca empezar. Sociedad 25, 85-106. http://repositoriouba.sisbi.uba.ar/gsdl/cgi-bin/library.cgi?a=d&c=sociedad&d=25-25_5_html#:~:text=Visto%20desde%20la%20filosof%C3%ADa%2C%20el%20v%C3%ADnculo%20entre%20ambas,entre%20fenomenolog%C3%ADa%20y%20ciencias%20sociales%20se%20vuelve%20imposible.

Borges, J.  (1952). El idioma analítico de John Wilkins. En Otras inquisiciones, Obras Completas. Editorial Emecé.

Chomsky, N. (1965). Aspectos de la Teoría de la Sintaxis. Editorial: Mouton.

De Bustos, E. (2011). Filosofía del Lenguaje. Editorial UNED.

De la Garza, E. (2018). La metodología configuracionista para la investigación social. Casa abierta al tiempo.

Fauquié, R. (1993). El poder de la palabra. Thesausus. 43(2), Recuperado de: https://cvc.cervantes.es/lengua/thesaurus/pdf/48/TH_48_002_173_0.pdf

Fernández Pérez, M. (1999). Introducción a la Lingüística. Ariel https://www.academia.edu/41578407/Introducci%C3%B3n_a_La_Ling%C3%BC%C3%ADstica_Milagros_Fern%C3%A1ndez_P%C3%A9rez

Figueroa Arencibia, V. J., (2007). San Agustín. Precursor de la Semiótica. VARONA, (45), 41-44.

Flórez, J. A.  (2009). El lenguaje en el pensamiento griego. Praxis Filosófica, (29), 41-60. https://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=209020352003

Gadamer, H. (1999). Verdad y método (A. Agud y R. de Agaptto, Trad).  (Trabajo original publicado en 1975).

García-Carpintero, M Gómez. (1997) dLas palabras, las ideas y las cosas. Una presentación de la filosofía del lenguaje. Ariel

Hernández Fernández, L., Romero Borre, J., & Bracho Rincón, N.  (2005). Tesis Básicas Del Racionalismo Crítico. Cinta de Moebio, (23), 0.

Husserl, E. (2000). Introducción a “El origen de la geometría” de Husserl. (D. Cohen, Trad) (Trabajo original publicado en 1962).

Husserl, E. (2006). Investigaciones lógicas (M. Morente y J. Gaos, Trad). Alianza Editorial. (Trabajo original publicado en 1929).

Laborda, X. (1981). Racionalismo y empirismo en la lingüística del siglo XVII: Port-Royal y Wilkins [Tesis doctoral]. Universitat de Barcelona. https://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/41658

López Serena, A. (2010). De la lingüística a la filosofía del lenguaje y de la lingüística y/o viceversa. Verbum.

López Serena A. (2003). Algunos aspectos epistemológicos de la lingüística contemporánea. Res Diachronicae, 2 (1), 212-220. https://idus.us.es/handle/11441/38283

Monteagudo C. (2007). Gadamer y la aplicación de su ontología del lenguaje al ‘fenómeno del Babel contemporáneo. Pontificia Universidad Católica del Perú https://textos.pucp.edu.pe/pdf/1665.pdf

Oliveira Ferreira, E., Costa, C., y Gayoso, S. (2021). Epistemología del lenguaje: Algunos paradigmas explican el fenómeno. Revista Intersaberes, 16, (38), 919-930.

Paredes, G. (2009). Críticas epistemológicas y metodológicas a la concepción positivista en las ciencias sociales. Ensayo y Error, 18 (36), 143-169.

Platón.  (1988). Crátilo. (U, Osmanckik, Trad). ΠΛΑΤΩΝΟΣ ΚΡΑΤΤΛΟΣ. Universidad Nacional Autónoma de México.

Pérez, F., y López, A. (2004). Sobre los verbos umbílicos de la semántica topològica. Universidad de Alicante. Doi: 10.14198/ELUA2004.Anexo2.22

Pérez, D. A.  (2011). La hermenéutica y los métodos de investigación en ciencias sociales. Estudios de Filosofía, (44), 9-37. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=379846115002

Piloto, J., y González J.  (2014). Análisis complejo del discurso. Poliantea, 10(19, 239-258.

Pineda Cortés, L. (2017). Lingüística Computacional. En La Computación en México por especialidades académicas. Pineda, L. (Ed). Modelos computacionales de la estructura del lenguaje (93-94). https://www.researchgate.net/publication/340630023_Linguistica_computacional

Rojas, L. (2004). Las lenguas en la Edad Media. Notas sobre la lengua latina. Theoria, 13(1), 133-144. https://www.redalyc.org/pdf/299/29901313.pdf

Robins, R. (1967). Breve historia de la lingüística (M. Condor, Trad). Cátedra

Robledo Casanova, I. (2003). La magia de la palabra en Egipto. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. https://www.cervantesvirtual.com/nd/ark:/59851/bmcmk6p2

Russell, B. (1959). El conocimiento humano: su alcance y limitaciones (Tovar, A. Trad.). Taurus. (Trabajo original publicado en 1948).

Saussure, F.  (1991).  Curso de  Lingüística  General (A Alonso, Trad).  Editorial Losada

Rizo Patrón, R. (2099). El triple horizonte hermenéutico del lenguaje, según Husserl. En C, Monteagudo y F Tubino (Eds), Hermenéutica en diálogo. Ensayos sobre alteridad, lenguaje e interculturalidad (pp. 101-123). Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Valdivia, Benjamin. (1993). Ockham: suposición y ontología. Analogía filosófica, 7(2), 141-151.https://www.researchgate.net/publication/289518979_Benjamin_Valdivia_-_Ockham_suposicion_y_ontologia

Vázquez Laslop, M. (2016). Intensión y modus significandi en la Grammatica specultaiva de Thomas de Erfurt. Estudios de Lingüística Aplicada, 0(21). doi:https://doi.org/10.22201/enallt.01852647p.1995.21.285

1 El estructuralismo, el funcionalismo y el sociocrítico son corrientes lingüísticas surgidas en el siglo XX, el primero centra en el estudio de la estructura del sistema lingüístico, el segundo al uso del lenguaje en contextos específicos, y el tercero a la reflexión crítica de la justicia social a través del lenguaje.

2 El pensamiento escolástico es una corriente filosófica y teológica surgida en la Europa medieval durante los siglos XI al XIV. Pretende armonizar la fe cristiana con la razón y utilizaban la lógica y dialéctica para tal fin.

3 M. Vázquez (1995) los define: “la facultad de ser de las cosas (modus essendi), la facultad del entendimiento humano (modus intelligendi) y la facultad de “consignificar” (modus significandi)” (p.188)

4 Wilkins escribió sistemas de cifrado en su obra "Mercurio, o el Mensajero Secreto y Rápido"

5 La filosofía analítica es una corriente filosófica desarrollada durante el siglo XX. Se basa en el análisis lógico, argumental y lingüísticos de los problemas filosóficos.

6 La postura mentalista aborda el lenguaje desde su actividad cognitiva. Se preocupa por la comprensión, producción y adquisición del lenguaje.

7 La postura socio-funcional estudia al lenguaje según los contextos discursivos y el rol comunicativo. Por ejemplo, las interacciones o las competencias comunicativas.

8 Se refiere a la idea de Chomsky de una hipotética capacidad innata del ser humano para adquirir el lenguaje.

9 Se relaciona con el mito de la Torre de Babel narrado en el libro del Génesis y utilizado como explicación religiosa respecto a la diversidad de lenguas y la dispersión cultural de la humanidad.

10 Un signo sensible es un signo percibido por los sentidos.

11 De acuerdo con M. García (1997) metalenguaje se refiere a un lenguaje utilizado para explicar, describir o referirse al lenguaje

© 2024 Revista Multi-Ensayos.
Este trabajo está licenciado bajo una Licencia Internacional Creative Commons 4.0 Atribución-NoComercial-CompartirIgual.