Parte 2: Manejo de la Alergia a la Proteína de Leche de Vaca
DOI:
https://doi.org/10.5377/pediatrica.v7i2.6964Resumen
La lactancia materna es un excelente factor protector y una forma inigualable de facilitar el alimento ideal para el crecimiento y desarrollo saludable. Es imprescindible su recomendación exclusiva durante los primeros 6 meses de vida y de ser posible continuar con la lactancia materna durante la alimentación complementaria hasta los 2 años de edad; solo se debe recurrir a fórmulas especiales cuando la madre no pueda amamantar. Para estos casos se dispone de varias fórmulas hidrolizadas, soja y elementales. Las fórmulas hidrolizadas pueden ser extensa o parcialmente hidrolizadas, y ser séricas o de caseína. Las fórmulas extensamente hidrolizadas, han sido sometidas a ensayos clínicos donde se comprueba su hipoalergenicidad al eliminar los síntomas de la Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca (APLV) luego de su inicio. Estudios recientes demuestran que la adición de Lactobacillusr hamnosus (LGG) a una fórmula de caseína extensamente hidrolizada acelera la adquisición de tolerancia en estos niños en comparación con los pacientes que recibieron fórmula sin adición. La fórmula de soja, aunque no es hipoalergénica, se puede emplear para tratar la APLV, pero no antes de los 6 meses. No se pueden emplear como tratamiento de APLV fórmulas parcialmente hidrolizadas, ni leche de otros rumiantes, como oveja o cabra. En pacientes con altos niveles de sensibilización o con antecedente de reacción anafiláctica, se recomienda la administración de fórmula elemental. El objetivo de la presente revisión es dar a conocer el manejo y uso racional de las fórmulas hidrolizadas y elementales en niños con APLV y así evitar el uso indiscriminado de estas en niños con trastornos funcionales.
Palabras clave
Fórmulas infantiles, hidrolizados de proteína, Lactobacillus rhamnosus, leche de soja, aminoácidos
Descargas
1438