Carlos Regueyra (ed.), the aunt’s book

memoirs of Tula Alvarenga. A revolutionary worker from El Salvador, Mexico, CIALC-UNAM, 2022

Abstract

En noviembre de 2023 se conmemoraron 34 años de la ofensiva final del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y del asesinato de seis sacerdotes jesuitas junto a dos de sus colaboradoras, en el campus de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Han pasado más de cuatro décadas desde que los gobiernos de Francia y México reconocieron al FMLN-FDR como fuerza beligerante y exhortaron al Gobierno salvadoreño a iniciar una negociación que evitara un mayor derramamiento de sangre. Este año, 2024, marca más de tres décadas desde los Acuerdos de Paz. Sin duda, estas efemérides nos recuerdan la temporalidad, los cambios sociales y la relevancia del estudio histórico. Recordar estos eventos permite remontarnos a un periodo de intensa “densidad histórica” —en palabras de Ignacio Ellacuría— y ofrece la oportunidad de contrarrestar la “tiranía del presente” promovida en las redes sociales. Un buen ejemplo de lo anterior es el trabajo editado por Carlos Regueira: El libro de la tía, como era conocida Tula Alvarenga. En la presentación de la obra, Regueira relata cómo esta exmilitante del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) y esposa del comandante guerrillero Salvador Cayetano Carpio, compartió su historia de vida con él y sus padres, a pesar de su inicial negativa a la invitación. En esas sesiones colmadas de preguntas y largas respuestas, Alvarenga recorrió gran parte del siglo XX salvadoreño, moldeado entre golpes de Estado y gobiernos autoritarios. Su memoria la llevó de regreso a los mesones hacinados de San Salvador, donde transcurrió su infancia, a la época en que vendía tortillas y palpaba la simpatía de las locatarias del mercado por el general Maximiliano Hernández Martínez. Recordó también a la joven que vivió de lejos el cuartelazo que entronizó al coronel Osmín Aguirre, en octubre de 1944 y escuchó sobre la masacre de los llanos de El Espino, en Ahuachapán, donde muchos estudiantes cayeron mientras empuñaban fusiles para derrocar a Aguirre.